Los datos como sustento de la estrategia empresarial

No es la primera vez que nos encontramos ante una situación de cambio como sociedad. Estos han podido ser de muchos tipos, sociales, tecnológicos, económicos, sanitarios, ambientales o una combinación de ellos. Si nos referimos a los cambios que se han producido, por la inclusión de una nueva técnica o tecnología a lo largo de la historia, se pueden observar patrones de comportamientos similares a los que estamos viendo a día de hoy.

Tal y como describían desde Harvard Business Review, Marco Iansiti y Karim R. Lakhani, ya en 2017, los procesos de cambio propiciados por una nueva tecnología constan de cuatro fases: uso único, localización, sustitución y transformación. Entre sus reflexiones, señalan el comienzo del cambio que hoy todas las empresas están viviendo, en 1972, con la aparición del protocolo TCP/IP.

En este sentido, plantean cómo el TCP/IP se usó sólo al inicio para crear el e-mail, cómo en los años 80 se extendió su uso para localizarlo en redes privadas en empresas, cómo a lo largo de los años 90 fue la base fundamental para el lanzamiento de Internet y todas las herramientas software y hardware necesarias para poder explotar su potencial, y cómo, a finales de los 90 y principios del 2000, comenzaron a lanzarse servicios que sustituían negocios tradicionales usando todo lo creado hasta ese momento -Venta de libros por Amazon, el negocio de la música por Napster, la venta de viajes por Expedia y un largo etcétera-.

Por último, es en 2007, con la aparición del iPhone, cuando arranca la etapa de la transformación. Ya no se trata de sustituir negocios, sino de crearlos, con nuevas formas de acercarse al cliente, nuevos servicios, nuevos modelos.

Estamos hablando de un viaje de casi 50 años hasta llegar aquí. La densidad digital -la cantidad de conexiones existentes entre personas y/o cosas- ha crecido exponencialmente con el despliegue y utilización de conexiones, móviles o fijas, ultrarrápidas. Lo que el presente nos está indicando es que esto no ha terminado, pues las redes 5G acaban de llegar y van a ser el catalizador de un nuevo empuje para que esta densidad digital siga aumentando. La densidad digital está directamente relacionada con la generación de datos. A mayor densidad, mayor cantidad de datos. Es decir, a mayor número de conexiones entre personas, más interacción entre ellas, y a mayor interacción, mayor intercambio de datos. Si en estas interacciones incluimos “cosas”, más datos todavía.

Hace 50 años, las interacciones eran “físicas”, es decir, por escrito (papel) o habladas. Los datos eran recogidos y analizados “a mano” y sólo las empresas con más recursos, eran las que más capacidad tenían de usarlos.

Hoy en día, esto ya no debería ser así, toda empresa, da igual su tamaño, puede acceder a los mismos recursos. Las empresas “digitales” tienen una ventaja frente a las “tradicionales” y es que mientras las tradicionales cuando crecen, lo hacen en complejidad operacional y costes, disminuyendo sus niveles de servicio, sus competidores digitales dan una alternativa automatizada, basada en datos y explotada a través de Inteligencia Artificial, que es capaz de no incrementar sus costes ante el crecimiento de negocio y, a su vez, hacer que sus procesos aprendan, de forma automática, cuantas más transacciones ejecutan, permitiendo mejorar sus niveles de servicio con el volumen.

El saber cómo aprovechar estos datos para transformarlos en información y ésta en conocimiento, es el quid de la cuestión. Cómo transformar una compañía donde el dato, su gestión y explotación, sea la pieza clave de la organización que sustente la estrategia de la misma y su crecimiento dentro del mercado y ecosistema actual, es clave. La tecnología es un medio que sustenta el fin último de cualquier empresa, sobrevivir y crecer. Y hay ejemplos de empresas y organizaciones que lo están consiguiendo.

Un buen ejemplo de ello es CTT Express, filial de paquetería urgente del Grupo CTT que, tras su desembarco en España en febrero de 2020, con una clara apuesta por la inversión, la calidad de su servicio y la combinación perfecta de capacidad y flexibilidad, lograba optimizar sus procesos, gracias a la ayuda de sistemas de última generación que se sirven del dato para aprender y mejorar el servicio, haciendo frente a las nuevas condiciones que impone el comercio online.

En este sentido, desde la compañía logran la perfecta simbiosis entre el valor de la experiencia, el conocimiento humano y el dato, con la agilidad y la eficiencia de la tecnología. Desde que hacemos nuestro pedido, hasta que lo recibimos en nuestros hogares, CTT Express pone en marcha sus sistemas que, a través de un algoritmo de autoaprendizaje, optimizan el proceso de clasificación y ayudan al repartidor a confeccionar la ruta más adecuada para que podamos recibir nuestro pedido en tiempo.

De esta forma, apoyándose en la Inteligencia Artificial y el Big Data, en tan solo un año y a pesar de las extremas condiciones de mercado, lograban reducir la curva de aprendizaje de los repartidores y movilizar más de 50 millones de envíos en la Península Ibérica, con puntas diarias que superaron los 200.000 envíos y ratios de calidad de servicio superiores al 98%.

Otro ejemplo, muy de actualidad, es el sector sanitario. La aplicación de las últimas tecnologías de explotación de datos ha revolucionado el avance del descubrimiento, tanto de vacunas como de tratamientos para el coronavirus. Y aquí podemos ver, por ejemplo, cómo el King’s College en Londres, ha aplicado tecnología inspirada en computación cuántica para encontrar una combinación de moléculas ya existentes, para el tratamiento del Covid-19. Donde la computación de datos tradicional no llega, las nuevas tecnologías que a día de hoy están disponibles dan un vuelco a las formas de trabajo actuales, obteniendo resultados increíbles. Llevamos 50 años de un camino sin retorno y sólo quien aborde el reto actual del mercado desde una perspectiva nueva, digital y basada en datos, será capaz de liderarlo.