Las ‘smartcities’, una mina de oportunidades de negocio dentro de la Administración Pública

Las ciudades inteligentes son el presente. Ya no nos suenan a ciencia ficción. Prácticamente todas ya lo son. Eso sí, unas lo son más que otras; como ocurre con los humanos. Un factor determinante para potenciar esa inteligencia es la actualización del conocimiento y de las habilidades. Capacidades, al fin y al cabo. Porque si algo ha traído aparejada la transformación digital, ha sido un paradigma darwiniano de manera extrema.

En este caso, el cambio está asociado a la inteligencia. Porque así, Smart Cities o ‘Ciudades inteligentes’, es como se ha denominado a ese fenómeno en el que los elementos que componen las urbes están conectados. Y esa misma nomenclatura se aplica a otros tantos dispositivos que nos rodean: teléfonos, televisiones, relojes, iluminación, etc. La digitalización, que, a efectos prácticos en realidad lo que aporta es comodidad, se asocia al término ‘inteligente’.

Así, hablamos de conceptos como Safe City (videovigilancia, intrusión, vigilancia remota, ciberseguridad, etc.), Smart Lighting (alumbrado público: iluminación inteligente, cambio de luminarias, etc.), Smart Building (gestión de energía, de instalaciones, etc.), Smart Environnement (IOT, entorno inteligente, estacionamiento inteligente), Gestión de datos (big data, datos abiertos, gobernanza de datos, etc.), E-Administración electrónica (aplicación ciudadana, presupuesto participativo, GRC, GRU, plataforma participativa, etc.), etcétera.

En definitiva, se trata de optimizar todas las necesidades y servicios que ofrecen las ciudades para favorecer la calidad de vida a la vez que se reducen los costes económicos y se maximiza la eficiencia energética.

Y en toda esta revolución digital, toma especial relevancia una sempiterna figura que siempre permanece: la Administración Pública. Invariable a los cambios, pues es, de hecho, la responsable de impulsarlos.

El pasado año, sin ir más lejos, ante el aumento de la violencia en sus calles, la Oficina Técnica de Apoyo a la Plataforma Smart Cities de la Diputación de Valencia adjudicó un concurso público para equipar la ciudad con sistemas de seguridad, videovigilancia y sistemas antiintrusión para migrar paulatinamente al modelo de Ciudad Segura (Safe City). El concurso finalmente se adjudicó por más de 210.000 euros. Es decir, las nuevas necesidades de las Smart Cities significan oportunidades de negocio.

Por su parte, el Ayuntamiento de Madrid requiere, por ejemplo, unos servicios para su extenso y complejo sistema de estacionamiento regulado (SER). Un sistema de tickets que se expiden en parquímetros y también a través de aplicaciones de pago por móvil. Otra suculenta oportunidad para las empresas tecnológicas para ganar un nuevo cliente de entidad pública.

La formación digital para muchos ciudadanos también es una responsabilidad de las instituciones públicas, responsables de facilitar la adaptación a sus habitantes. Asumiendo ese encargo, Cáceres adjudicó un contrato con este cometido para varios de sus municipios en el marco de la estrategia de desarrollo urbano sostenible e integrado. Una iniciativa con un presupuesto base de licitación de más de 210.000 euros.

Las transiciones ecológica y energética se asocian también a las ciudades inteligentes. Por ejemplo, ADIF publicó un concurso para el “Desarrollo e implementación de la arquitectura del Railway Smart Grid e implantación sobre una línea piloto. Suministro de plataforma IOT y vertical del Railway Smart Grid” a finales del pasado año por un importe de más de dos millones de euros.

En general, todas las alcaldías se afanan por alcanzar posiciones de liderazgo en la carrera de la digitalización. O, cuando menos, para no quedarse rezagadas. Para alcanzar la meta, también existen ayudas estatales y europeas que instan e impulsan a las ciudades hacia un cambio tecnológico real.

Como caso de éxito, Red.es y la Red Española de Ciudades Inteligentes (RECI) han firmado un acuerdo con la ciudad de Huelva para fomentar la promoción del modelo de ciudad y territorio inteligente. Gracias a este plan de trabajo, que finalizará en 2023, se generarán sinergias para el desarrollo de proyectos y soluciones que optimizan el proceso de transformación en smart city.

Solamente con estos pocos ejemplos, queda demostrada la ingente cantidad de oportunidades de negocio que acompañan a la digitalización de las ciudades. En sectores de todo tipo. Por eso, resulta crucial para la expansión de cualquier compañía permanecer informada y alerta ante cualquier licitación pública. La inteligencia comercial (otro fenómeno que también se podría denominar Smart) se configura como una herramienta clave para optimizar recursos y mantenerse al tanto.

Entre otros beneficios, permite buscar en los pliegos, con pocos clics, aquellos concursos donde la oferta de servicios y/o productos tienen cabida. La selección inteligente de datos puede completarse con un servicio de alertas para conocer la fecha de vencimiento de contratos y poder prever antes que nadie la apertura de un nuevo concurso.

Además, las nuevas herramientas de Business Intelligence para el sector público garantizan que la información es veraz y está actualizada, permitiendo complementarlos con servicios de asesoría y consultoría, más allá de la entrega de la mera información. Con todo esto, las oportunidades de negocio para cualquier empresa, independientemente de su tamaño, se multiplican exponencialmente. Gracias a esta nueva tecnología, cualquier compañía puede contar con una potente herramienta para encontrar un cliente muy poderoso: la Administración Pública.