Teletrabajo: ahora sí llegó la hora de la verdad

Siete de cada diez trabajadores creen que la pandemia tendrá un impacto duradero en la forma de trabajar. El Covid-19 ha acelerado la digitalización y ha demostrado la eficacia del trabajo en remoto en aras de una mayor sostenibilidad y de una mejor conciliación de la vida familiar y laboral

El confinamiento forzoso para frenar la expansión del Covid-19 supuso que, de un día para otro, una parte importante de la población empezara a trabajar desde casa. Año y medio después, ha llegado el momento de comprobar si todos estos cambios se consolidan. Varios estudios de distintas consultoras y compañías coinciden en destacar los logros y beneficios del trabajo en remoto -también las desventajas- tanto para empleados como para las empresas. “El teletrabajo se ha convertido en una opción permanente y su impacto se prevé duradero” leemos en una encuesta de Econocom. Otro informe de Boston Consulting Group apunta a que el 62% de los empleados considera que su trabajo se puede hacer en remoto. También añade que el 93% de los directivos quiere mantener un modelo de trabajo híbrido en el futuro. Sin embargo, si escuchamos al presidente de la patronal CEOE, Antonio Garamendi, es tajante: “Las empresas quieren trabajo presencial, lo digo claramente”. Y añade algo quizá más preocupante: “El trabajo es trabajo y la flexibilidad es flexibilidad”, como si no fuera posible hablar de flexibilidad en el entorno laboral.

Siete de cada diez empleados creen que la pandemia tendrá un impacto duradero en la organización de la jornada laboral. Estos informes también reconocen que las empresas han conseguido una transición al teletrabajo bastante fluida. Tres de cada cuatro empleados están satisfechos con las soluciones digitales implementadas por la empresa y, aunque sorprenda, lo más añorado por el 36% de ellos no son ni los cafés con sus compañeros, sino una silla ergonómica, algo que tiene muy fácil solución.

“El trabajo, tal y como lo conocemos, se ha mantenido relativamente estable durante décadas: personas que se desplazaban a diario y trabajaban, unas cerca de otras, para realizar tareas diversas, coordinarse, colaborar y cocrear”, explica Pablo Claver, socio y director general de Boston Consulting Group. “Sin embargo, los nuevos modelos de relación con los clientes, la imparable revolución tecnológica y digital, y las distintas prioridades de los nuevos profesionales han desencadenado un proceso de cambio que está configurando las nuevas formas de trabajar”. Para Claver, el Covid-19 no ha hecho sino acelerar esta evolución, aumentando las expectativas de las empresas y de sus empleados. “No se trata únicamente de cuestionarse si el trabajo será presencial o remoto, de los planes de upskilling asociados a la digitalización o de la competencia por el talento. Las nuevas formas de trabajar entrañan una transformación profunda de toda la compañía y exceden el ámbito de recursos humanos y organización. Todos los líderes y todas las funciones deben colaborar de forma decidida en el proceso de diseño del modelo de trabajo futuro”, concluye.

Para Antonio Lasaga, director de recursos humanos de Airbus España, “no es necesario implantar grandes cambios organizativos para lanzar iniciativas que favorezcan la agilidad de la empresa, se llame agile o de otra manera”. Entre los beneficios del teletrabajo encontramos que el 69% valora el tiempo que se ahorra en desplazamientos, el 57% destaca el ahorro general en combustible, en comidas fuera de casa, en cuidado de los niños, etc. También el 50% agradece poder conciliar mejor la vida profesional y personal y el 49% ve más saludable la fórmula del trabajo en remoto. También hay bastantes referencias a la sostenibilidad medioambiental, ahora que muchas compañías lanzan iniciativas para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. El 46% de los trabajadores encuestados por Econocom menciona que con esta fórmula del trabajo a distancia están ayudando a reducir la huella de carbono de su compañía. En el listado de inconvenientes -que también los hay, claro- el 27% considera una desventaja la pérdida de los vínculos sociales en el trabajo y el riesgo de aislamiento del grupo. Si le damos la vuelta a ese porcentaje, encontramos que el 73% está dispuesto a asumir ese relativo riesgo para disfrutar de las otras ventajas... (consultar gráficos adjuntos en esta página).

La pandemia también ha demostrado que es posible trabajar por objetivos. “No basta con tener la mejor tecnología al servicio del empleado. Hay que asegurar, además, que los empleados cambian su forma de trabajar y la adoptan en su día a día”. Así lo ve Carmen Muñoz, directora corporativa de personas y organización en Repsol. Desde la firma Montaner y Asociados nos explican que “si algo ha enseñado esta pandemia es a crear un vínculo de confianza todavía mayor entre empleados/as y responsables o gerentes”. “Esta confianza, al fin y al cabo, se basa en el sentido de responsabilidad y el cumplimiento de objetivos. Si hasta ahora esta relación ha sido fructífera -y el teletrabajo demuestra aportar múltiples beneficios tanto a empleados como a la empresa-, quizá es momento de acabar con los tabúes y seguir consolidando esta confianza en estas nuevas circunstancias”, añaden.

Según los socios de esta consultora, el hecho de trabajar por proyectos puede sonar muy sofisticado, pero se trata, al fin y al cabo, de dividir las responsabilidades en pequeñas tareas que puedan realizarse en cortos plazos de tiempo, con un coordinador responsable de su seguimiento. “Esta forma de trabajar, relacionándolo también con la estacionalidad, podría ser un soporte organizativo y de garantía de resultados entre empleados, haciendo que lo importante fuese conseguir el objetivo de esa semana o mes, sin importar desde dónde se consiga”, explican. Estos mismos expertos consideran que “otorgar a los empleados la confianza necesaria para que ellos mismos se organicen su tiempo como quieran no solo hará aumentar la motivación y el sentido de pertenencia en la empresa, sino que ayudará a reforzar la productividad. Evidentemente, para ello, debemos acompañar y ayudar al empleado marcando unas pautas y límites claros y fáciles de cumplir”.

Ganar en flexibilidad

Muy relacionado con todo lo anterior, no podemos pasar por alto un tema nada baladí, el de la conciliación de la vida profesional y personal. La mayoría de los trabajadores reconoce no tener inconveniente en alargar la jornada laboral si a cambio tienen la posibilidad de hacer pausas para el cuidado de los hijos, para acompañarlos y traerlos de la escuela, etc. “Apoyar y facilitar la conciliación es una garantía de éxito para cualquier empresa. Y es precisamente aquí, en la conciliación, donde se ve también necesaria la flexibilidad”, recuerdan desde Montaner y Asociados. “La flexibilidad, si los resultados la acompañan, debería ser el nuevo must para las empresas”, añaden.

Esa mayor flexibilidad en la jornada y esa apuesta por la conciliación no están reñidas con la productividad. Así aparece reflejado todos los años en el informe de mejores compañías en las que trabajar según los empleados. Ellos suelen valorar sobre todo esas posibilidades de adaptar su jornada a su situación personal. En esos listados suelen aparecer Microsoft, Telefónica o Radisson, que van a primar acuerdos ad-hoc con los responsables de equipo para organizar el trabajo a partir de ahora. O Cepsa, Airbus y Macdonalds, que han definido una franja de disponibilidad reducida, de 10 a 14 horas. O Vodafone, Tabacalera, GSK y American Express, que fijan franjas de disponibilidad más amplias. De igual manera, Repsol, FCC, Acciona y Meliá marcarán un horario fijo con flexibilidad de entrada y salida.

Para el director general de BCG, “la urgencia por volver a la oficina puede hacer que ignoremos una oportunidad única para impulsar cambios antes de que las antiguas costumbres se vuelvan a imponer”. Añade Pablo Claver que “los cambios que la pandemia nos ha forzado a adoptar han sido, en muchos casos, muy beneficiosos para empleados y compañías, y han demostrado, además, la viabilidad y el éxito de las nuevas formas de trabajar. Al replantearse dónde, cuándo y cómo queremos trabajar, las empresas capturarán ventajas competitivas como la fidelización del mejor talento, el incremento de la productividad y la calidad del trabajo, un mayor compromiso y sentimiento de pertenencia del empleado, y la mejora en la consecución de objetivos, entre otras muchas”.