La seguridad, clave para el éxito de las redes 5G

Las redes 5G han sido un tema especialmente candente este último año. Muchos países están desplegando sus redes 5G pues consideran que esta evolución de la conectividad móvil cambiará, en gran medida, las reglas del juego para los usuarios finales, el ecosistema de la movilidad y determinadas industrias. De hecho, el 5G se diferencia del 4G y de las anteriores generaciones de móviles en dos aspectos significativos e interdependientes. En primer lugar, el 5G rompe con la evolución gradual de una generación móvil a otra al redefinir sus bases tecnológicas, para apoyar e impulsar la transformación digital que están emprendiendo las empresas, los consumidores y la sociedad en su conjunto. Significa que la mayor parte de la naturaleza heredada de la red móvil, como el uso de protocolos e interfaces específicos, se sustituye por protocolos informáticos comunes, API y tecnologías cloud. En segundo lugar, la 5G aporta conectividad móvil personalizada y servicios de valor añadido tanto para las organizaciones industriales como para los operadores de telefonía móvil. Gracias a sus capacidades, las organizaciones pueden desarrollar nuevos productos, servicios y, lo que es más importante, mejores prácticas, como una mayor seguridad y eficiencia en las plantas de producción, una mayor automatización en la Industria 4.0, un mejor mantenimiento proactivo y mucho más. Esto no era posible en la época de las redes cableadas o de las redes Wi-Fi.

En lo que respecta a los MNOs (operadores móviles), la 5G representa una importante oportunidad de crecimiento. Tradicionalmente, sus ingresos dependían en gran medida de la venta de SIM/paquetes, como servicio básico para un proveedor de telefonía móvil. Con las capacidades y el ecosistema 5G, los MNOs pueden ahora dirigirse mejor al segmento empresarial y ofrecer servicios de valor añadido más allá de la conectividad móvil a sus clientes finales, crear nuevas fuentes de ingresos y mejorar sus beneficios.

La “singularidad” del 5G en la evolución de la generación móvil tiene importantes repercusiones en muchos ámbitos, entre ellos la ciberseguridad. Con el uso de protocolos e interfaces informáticos comunes en la infraestructura, como HTTP y las llamadas a API, combinado con su naturaleza abierta y distribuida, así como la ampliación de la superficie de ataque, el sistema 5G se está convirtiendo en un objetivo atractivo para los hackers. El impacto de la tecnología 5G en la seguridad es multifacético. Aunque el uso de tecnologías y arquitecturas en la nube en toda la infraestructura 5G (RAN, Core y Edge) permite mejorar la agilidad, la escalabilidad, la eficiencia y la personalización, la seguridad de ese entorno debe ser también un elemento clave a tener en cuenta. La seguridad debe integrarse en la infraestructura virtual, así como en la capa de orquestación, e incorporarse a la red de extremo a extremo para garantizar tanto la seguridad como la continuidad del negocio.

La hiperescalabilidad, la latencia ultrabaja, el soporte a las comunicaciones de las máquinas, la previsibilidad, la agilidad y la alta precisión son algunas de las capacidades que impulsarán la adopción de la 5G y los casos de uso en las industrias verticales y los consumidores. Es imperativo que el enfoque y las soluciones de ciberseguridad apoyen estas capacidades.

El 5G es la generación de móviles más segura de forma nativa. Pero estas bases de seguridad establecidas en las normas 5G solo pueden ser un punto de partida para un plan de seguridad que asegure la innovación y los casos de uso de extremo a extremo de la 5G.

En 2020, Fortinet realizó un estudio sobre la seguridad a la hora de permitir la adopción del 5G en mercados verticales, y los resultados son muy clarificadores: en primer lugar, casi el 90% de los encuestados afirmó que las capacidades de seguridad del operador móvil son críticas o muy importantes para el éxito en los casos de uso de sectores verticales. En segundo lugar, más del 80% considera que las funciones de seguridad nativas de la 5G son importantes, pero solo una base para la seguridad necesaria para dar servicio al mercado del 5G. Por último, otro dato interesante que se desprende de la encuesta es que el 54% de los encuestados cree que los operadores deberían ofrecer un modelo de responsabilidad compartida. Sin embargo, casi todos los que apoyan este enfoque creen que un modelo de responsabilidad compartida debería proporcionarse como una opción junto a la alternativa de seguridad integral de extremo a extremo. Fieles al modelo de negocio tradicional de las empresas de telecomunicaciones, el 86% de los encuestados considera que los operadores deberían ofrecer una seguridad completa.

En las anteriores generaciones de móviles, la seguridad se centraba en la protección de la propia red, creando un entorno amurallado para el núcleo de la red mediante la protección de todos los puntos de exposición externos, como Internet/RDN, itinerancia, acceso de la RAN al núcleo, partners externos, etc. Esto también es válido para la 5G, con la adecuada integración y compatibilidad con las tecnologías y arquitecturas 5G. Pero la naturaleza única de la 5G y su papel y criticidad en el segmento empresarial significa que el papel de la seguridad está cambiando y se está ampliando y debe abarcar las siguientes funciones principales: por un lado, se trata de proteger la infraestructura móvil 5G de los ataques para garantizar la continuidad y disponibilidad del servicio. Esto es similar a la función de seguridad tradicional en las generaciones móviles anteriores. En segundo lugar, hay que proteger el ecosistema 5G más grande necesario para ofrecer casos de uso habilitados por el 5G para mercados verticales, y así cumplir con los requisitos de seguridad y reglamentación. En tercer lugar, hay que permitir la monetización mediante una amplia gama de servicios de seguridad 5G a las organizaciones a través de servicios de seguridad gestionados como parte de la oferta de servicios/casos de uso.

En definitiva, la seguridad puede y debe ser un factor que facilite la adopción de la 5G y la capacidad de los operadores de redes móviles para competir y generar un alto valor de la 5G y su crecimiento general.