La táctica ‘contra las cuerdas’ de la resiliencia digital

La definición de resiliencia es: “capacidad de recuperarse rápidamente de las dificultades; tenacidad”. Entre los ejemplos, ahí tenemos a los trabajadores sanitarios de primera línea, a los profesores o cualquier otra persona que haya prestado servicios esenciales en plena pandemia. Antes de la pandemia, hubiéramos podido recurrir a un ejemplo más evidente de tenacidad: tal vez un boxeador. Y si se busca un pugilista para ilustrar algo, en ese caso no hay mejor ejemplo que Muhammad Ali.

Una de las peleas más famosas de Ali fue la llamada Rumble in the Jungle (La pelea en la selva) que tuvo lugar en Zaire (actualmente República Democrática del Congo), en 1974. Un joven de 32 años, Ali, se enfrentó a un campeón mundial más joven y fuerte, George Foreman, de 25 años. A pesar de su fama y experiencia, las apuestas estaban 4 a 1 contra Ali. Como cuenta la historia, en los instantes previos a la pelea, Ali reforzó la idea de que usaría su famosa agilidad -”flotar como una mariposa, picar como una abeja”- para “bailar” alrededor del más lento, pero más fuerte Foreman. Pero la realidad fue bastante diferente aquel día. En lugar de evitar a Foreman, Ali aparentemente se dejó acorralar por él. No solo eso, sino que a menudo se dejaba empujar hacia las cuerdas de forma que su cuerpo, y también las cuerdas, absorbieran el castigo. ¿El resultado? Foreman finalmente se cansó y Ali ganó la pelea. La táctica “contra las cuerdas” (rope-a-dope en inglés), como se le conoce, resultó decisiva.

Aquí, la lección evidente es que la resiliencia no solo consiste en absorber el castigo, sino además en adaptarse para evitarlo. Ali sabía que no podía ganar con sus tácticas habituales, por lo que se adaptó a las arduas condiciones; es decir, a la fuerza y la juventud de Foreman. Precisamente, ese tipo de agilidad y capacidad de cambio está resultando fundamental a medida que las empresas continúan respondiendo a la pandemia, según una nueva investigación la firma de análisis IDC. El Índice de Resiliencia Digital mide cómo la transformación digital no solo hace que las empresas sean más productivas, sino también, de manera crucial, más resilientes frente a un “entorno volátil, incierto, complejo y ambiguo (VUCA, por sus siglas en inglés)”. En una entrada en el blog -la investigación completa solo está disponible para sus clientes-, IDC afirma que muchos enfoques prepandémicos para la resiliencia de TI no han logrado mayoritariamente proteger a las empresas de las perturbaciones, lo cual ha obligado a las empresas a adoptar apresuradamente otros nuevos.

“Los planes de resiliencia de TI basados en la clásica copia de seguridad/replicación de datos y conmutación por error a centros de datos secundarios en áreas no afectadas resultaron poco prácticos, ya que los equipos de TI tuvieron muchas dificultades para obtener acceso físico a ubicaciones primarias o secundarias, enfrentándose a importantes dificultades en el rendimiento de la red”, afirma IDC. “Estas dificultades provocaron un fuerte aumento en el uso de instalaciones de colocation con opciones de interconexión de red sólidas”.

Las empresas se vieron obligadas a reconfigurar rápidamente los enfoques prepandémicos para la resiliencia de los centros de datos y a poner en marcha respuestas tácticas. IDC argumenta que el siguiente paso adelante será implementar una verdadera resiliencia digital. Esto se basa en la alineación de dos ámbitos de planificación de resiliencia, previamente separados en gran medida: En primer lugar, los responsables de negocio se centraban más en la resiliencia comercial, o “la capacidad de una organización para responder a las perturbaciones en los negocios, restaurar las operaciones comerciales de manera oportuna y mantener su sentido de propósito básico”. En segundo lugar, para los responsables tecnológicos, todo giraba en torno a la resiliencia de TI.

IDC no son los únicos que piensan en la resiliencia digital no solo para esta pandemia, sino también para las amenazas futuras; lo que hace diferente al Índice es que intenta cuantificar el progreso realizado. “Para prepararse para futuras perturbaciones en la actividad comercial, las organizaciones necesitarán planes que les permitan adaptarse rápidamente en lugar de simplemente responder”, afirmó Stephen Minton, vicepresidente del grupo de Análisis y Perspectivas del Cliente de IDC.

Si Ali simplemente hubiera respondido, en lugar de adaptarse, la “pelea en la selva” podría haber terminado de manera muy diferente. Pero, ¿qué estrategias específicas de resiliencia digital deberían adoptar las organizaciones? Según IDC, el Índice hace un seguimiento de cómo variarán las inversiones en tecnología a lo largo del tiempo en función de las condiciones cambiantes. Estas inversiones se dividen en tres categorías distintas, y ya hay pruebas de empresas que han adoptado estos enfoques diferentes: Inversiones principales: centrarse en mantener las operaciones comerciales frente a un mercado VUCA.

También hay inversiones de adaptación: moverse rápidamente para aprovechar las condiciones cambiantes. L’Oreal ha lanzado vídeos en directo para ofrecer asesoramiento de belleza y “belleza como servicio” como parte de un nuevo modelo de suscripción. Inversiones de aceleración: invertir para desarrollar nuevas capacidades, capturar nuevas oportunidades de mercado e impulsar el crecimiento. BMW lanzó una iniciativa audaz para redefinir sus operaciones con la sostenibilidad como base. Esto afecta a la cadena de suministro, la producción y el propio producto -es decir, el coche- con objetivos específicos de reducción de emisiones de carbono, pero también hace prever un aumento de la eficiencia operativa.

Al igual que Muhammad Ali siguió enfrentándose a más oponentes, incluida su batalla final contra la enfermedad de Parkinson, es evidente que la pandemia actual no será el último evento perturbador importante al que se enfrentarán las organizaciones. Pero, con suerte, cambiar a una estrategia de “resiliencia digital” diferenciada significará que es de esperar que más empresas se encontrarán rebotando contra las cuerdas para ser “las mejores” en su campo.