El padre del bitcoin cumple diez años en su escondite

El profesor Satoshi Nakamoto, al que se le atribuye la paternidad de la moneda virtual, envío las últimas instrucciones para mejorar la plataforma hace justo diez años, indicando que faltaba mucho trabajo por hacer. En ese plazo de tiempo, la criptodivisa ha viajado del infierno hasta el mismo cielo, ahora con el reconocimiento de los grandes inversores institucionales y por encima de los 30.500 euros al cambio

Nadie sabe si ha muerto ni siquiera si ha nacido. Se le atribuye el nombre de Dorian Prentice Satoshi Nakamoto y la paternidad del bitcoin y el concepto de criptomonedas. Puede ser una persona, un colectivo o una organización. No hay imágenes fiables ni apenas rastro. La foto del señor que ilustra esta noticia corresponde a un físico japonés, afincado en Los Ángeles, a quien la revista Newsweek dijo descubrir. “Conocer la identidad del inventor del Bitcoin es igual de relevante que saber quién inventó el papel”, apuntan en el sitio oficial de la famosa criptomoneda.

El vacío sobre su figura data del 12 de diciembre de 2010, cuando se compartieron unas escuetas instrucciones para evitar el colapso de su invento. “More work to do” (Más trabajo por hacer), en referencia a la protección interna para evitar los temidos ataques DDoS (denegación de servicio), tras apuntar que había “añadido algunos límites DDoS, eliminando el modo seguro”, pero que su “mejora no es absolutamente resistente”, al tratarse de una “medida temporal después del error de desbordamiento de la versión 0.3.9”, indicó.

Después se desconectó y nunca más se tuvieron noticias del ingeniero. El inquietante silencio online y offline se espesó desde entonces. Anteriormente, Nakamoto escribió 539 comentarios en el foro bitcointalk.org y firmó 34 correos electrónicos. En todos ellos, curiosamente, siempre dejaba dos espacios después de cada frase.

¿Por qué el bitcoin está en máximos? ¿Por fin es digno de confianza?

El anonimato de Nakamoto tiene su lógica ya que la utilidad primigenia de la criptodivisa consistía en escamotear fondos al fisco, idóneo para el mercado negro, siempre trufado de narcotraficantes y maleantes. Por lo tanto, su persona estaría en búsqueda y captura en decenas de países del mundo, presunto cómplice de elusión de impuestos y blanqueo de capitales. Al margen de lo anterior, el prodigio que estos días cotiza en máximos históricos ya suma diez años entre bambalinas, desde que Nakamoto (o quien fuera) dio un paso lateral, para dejar que la criatura alzara el vuelo. Fuentes del mercado estiman que el profesor podría atesorar cerca de un millón de bitcoins, casi 20.000 millones de euros.

El nuevo medio de pago salió de su cascarón en 2008, desde el primer momento descentralizado de las autoridades centrales y sin intermediarios. También es absolutamente opaco y seguro, gracias a su arquitectura basada en las cadenas de bloques del blockchain.

Las instrucciones de Nakamoto aparecían en el ensayo Bitcoin: A Peer-to-Peer Electronic Cash System de apenas dos folios. La idea circuló sigilosamente entre decenas de desarrolladores hasta que tomó cuerpo en 2009 con la publicación del sistema de pago electrónico, a través del código abierto, para hacerlo colaborativo entre los visionarios que entonces aportaron su tiempo y talento a la causa. Ellos fueron los primeros mineros, productores del bitcoin, empezando por el primer nodo, bautizado Genesis. En lugar de picar piedra, los mineros necesitan la capacidad de proceso de sus ordenadores, y muchísimo tiempo de discreta actividad para descifrar un problema matemático cada vez más complejo para así generar un simple Bitcoin. El trabajo está muy bien pagado, ya que cada nuevo bloque se recompensa con 25 Bitcoins, casi medio millón de euros al cambio. Eso sí, cada diez minutos se genera un nuevo bloque. Hasta el momento hay 18,5 millones de bitcoins en el mercado y la cifra aumentará hasta los 21 millones, cuando se dejará de producir para no inyectar inflación al sistema.

En los últimos días se ha publicado el libro Kicking the Hornet’s Nest (Pateando el avispero), donde se difunden “los escritos completos, correos electrónicos y mensajes del foro de Satoshi Nakamoto. El libro está editado por Mill Hill Books y reproduce las instrucciones del promotor del invento. El editor justifica el título del libro con una breve nota: “Cuando era niño, mi hermano y yo nos topábamos de vez en cuando con un avispero mientras jugábamos en el bosque. Cuando lo encontrábamos, no teníamos más que lanzar una piedra, sacudirlo con un palo o patearlo. Dar una patada a un avispero no es algo muy racional, pero sí demasiado tentador y divertido. Lo haces rápido y luego corres como el demonio”, según reproduce el sitio Bitcoin.com

En estos momentos, el personaje más misterioso de Internet podría copiar y pegar este texto en el traductor de Deepl para enterarse lo que dicen de él en la prensa española. Podría atusar a su gato mientras sonríe para adentro ante el tamaño de una criptomoneda cuya capitalización ya supera a la del mayor banco del mundo, equivalente a ocho veces el Banco Santander. No obstante, en el sitio web Decrypt asegura que casi uno de cada 10 bitcoins no se ha movido en los últimos diez años, según datos extraídos de la plataforma Glassnode. En concreto, 1,87 millones de bitcoins han estado congelados en el limbo de la plataforma. Quizá sean irrecuperables, no solo por los que pudiera atesorar Nakamoto, sino por aquellos curiosos que perdieron la contraseña de 52 caracteres alfanuméricas de su billetera, como le sucedió a este redactor hace ocho años.

La última anécdota sobre el paradero de Nakamoto la protagonizó el actor Rainn Wilson, conocido como el excéntrico Dwight Schute de la serie de televisión The Office (la versión estadounidense). A través de un vídeo en Youtube, Wilson se hizo pasar por Nakamoto para animar a sus fans a realizar donaciones por Bitcoins en beneficio de la fundación Mona, de escuelas para niños desfavorecidos.