Adaptarnos es una obligación

El Estado de Alarma que se decretó en España como consecuencia del Covid-19 obligó a muchas compañías a paralizar sus operaciones y puso ante todos nosotros el gran reto de la adaptación urgente a esa nueva situación.

De la noche a la mañana tuvimos que adoptar la modalidad de teletrabajo que, sin duda, ha sido uno de los principales protagonistas del 2020, y también una realidad que ha llegado para quedarse, pues las empresas están más preparadas y han aprendido que se pueden crear equipos de alto rendimiento en una modalidad de trabajo a distancia -incluso en muchas ocasiones con el 100% del equipo trabajando de manera no presencial-, aunque soy una firme convencida de un modelo mixto.

En este nuevo paradigma, otra tendencia que, aunque ya estaba presente en nuestras vidas, se ha acelerado aún más con la pandemia, es sin duda la del comercio electrónico. España ya es el tercer país del mundo en el que más han crecido las compras online -y el primero en Europa-, y estoy segura de que este crecimiento imparable se va a mantener este año. Porque son muchos los negocios que se han visto "obligados" a transformar sus modelos y a subirse al carro de la digitalización para sobrevivir a esta crisis sanitaria que está desembocando en una grave crisis económica. El Covid-19 ha acelerado la digitalización del tejido empresarial español, a un ritmo equivalente a lo que hubiera ocurrido en los próximos diez años en situación previa a la pandemia.

Con este contexto, resulta evidente que el principal foco de Neoris está en ayudar a nuestros clientes a alcanzar una digitalización completa de sus operaciones, sacando el máximo partido de la tecnología, la cual se ha vuelto indispensable y que, entre otras cosas, permite el desarrollo de nuevos servicios para atender a sus clientes finales, a los consumidores, de manera remota. Comenzando por la venta, el onboarding, la provisión, el autoservicio, el servicio posventa o la logística, entre otros, abarcando así toda la cadena de valor de sus procesos, y todo ello sin la necesidad de presencialidad.

La pandemia ha demostrado que aquellas empresas que estaban más evolucionadas y desarrolladas digitalmente son las que menos están sufriendo el impacto de la crisis sanitaria, al haber podido dar continuidad a su negocio y seguir atendiendo a sus clientes. Por tanto, en mi opinión, el error empresarial más común que se ha desvelado en estos meses es el no haber considerado la digitalización de los negocios por encima de cualquier otra necesidad. Las nuevas tecnologías ayudan a las empresas en todo el ciclo de vida de sus procesos, desde la captación de clientes con un alto ratio de conversión -o tasa de éxito- gracias al uso del perfilado de sus clientes con campañas dirigidas y personalizadas, hasta un ahorro de costes operativos como consecuencia de la automatización de la mayor parte de sus tareas de backoffice, pasando por la detección anticipada de posibles fallos o incidencias gracias a los análisis predictivos y preventivos de sus activos, etc.

En el futuro cercano, todas las empresas deberían dar un paso más en su negocio, incorporando Inteligencia Artificial, así como modelos de Big Data y analítica en sus procesos, de manera que les permita conocer mucho mejor a su cliente final y anticiparse a sus necesidades, sin perder de vista que un altísimo porcentaje de sus clientes ya utilizará los canales online.

Si hablamos de sectores concretos, es un hecho que el logístico ha sido uno de los que ha dado un salto cuantitativo en este aspecto, derivado del imparable aumento de las compras online que mencionaba antes. Por supuesto no podemos olvidarnos del sector sanitario, con la puesta en práctica de las video-consultas o la atención telemática a los pacientes, en los que la sociedad ha dado grandes pasos. Lo mismo pasó con la educación y el consumo de contenidos educativos online.

Pero no podemos decir lo mismo de otros ámbitos, como el sector público, donde la transformación digital es muy escasa y se hace aún más necesaria que en cualquier otro sector, debido a la cantidad de población a la que presta servicio. Si las instituciones públicas tuvieran un alto grado de digitalización y de atención en remoto, atenderían a más ciudadanos a un coste mucho menor; agilizarían y optimizarían notablemente sus procesos, mejorando así la vida de las personas y la sociedad en general. Sin duda esta crisis debería suponer una oportunidad de modernización del sector público, que redundaría en una sustancial mejora de la economía del país.

En estos últimos meses he visto al ecosistema empresarial español temblar, reinventarse y comenzar a emerger más fortalecido y mucho más maduro. También he percibido como las empresas se han aferrado de manera exponencial a esas tendencias que les han ayudado en este duro camino; tendencias entre las que se incluyen el consumo de la tecnología como servicio, la adopción de la nube, los espacios de trabajo híbridos, la toma de decisiones basada en los datos o la ciberseguridad -pilares de la Transformación Digital-, que ya eran imparables antes del Covid-19, y que sin duda serán protagonistas en este 2021.

Hoy, las compañías buscan más que nunca la agilidad de todos sus procesos operativos, y eso solo pueden conseguirlo con el uso intensivo de la tecnología que digitalice su negocio. De ahí que los expertos estimen que en este 2021 las empresas, en España, invertirán alrededor de 45.000 millones de euros en implantar estrategias de Transformación Digital, una cifra que sería incluso mayor de no ser por la crisis económica que estamos sufriendo. Tras casi un año de vivir de esta manera, la sociedad ha entendido que el mundo no volverá a ser como era antes y la mayoría de los ciudadanos hemos ajustado nuestras vidas al nuevo entorno. El mismo trabajo deben realizarlo todas las empresas, para poder asegurar un servicio y atención alineado a los nuevos modos de vida que este año histórico traerá.