La tecnología, pieza clave en la recuperación

El papel de las empresas de tecnología durante la crisis del Covid-19 y a lo largo de la llamada desescalada y vuelta a la “nueva normalidad” así como ante los nuevos rebrotes está siendo clave. La continuidad de las actividades sanitarias, emergencias, abastecimiento, educativa, bancaria... Y por supuesto de las relaciones sociales y afectivas han tenido en la tecnología un aliado capital. Y ahora, con la llegada de la denominada “nueva normalidad” va a jugar un papel especialmente relevante.

La facilidad para abordar el trabajo desde casa ha permitido a las empresas del sector tecnológico seguir operando con un nivel de actividad alto. La necesidad de acelerar procesos de transformación digital y de adaptar las infraestructuras para mantener a una plantilla amplia teletrabajando han sido puntas de acicate para que muchas empresas se hayan visto en la necesidad de “ponerse al día”. Si bien, esta situación no es algo extensible a todas las empresas, pues sectores como el turismo, la automoción, el transporte, el juego o el comercio, entre otros, se han visto muy afectados, paralizando proyectos de tecnología que se habían iniciado antes del Covid-19, e incluso cancelándolos.

En estos meses, hemos ido viendo la vuelta sosegada a la normalidad y la reactivación paulatina de los sectores y de la economía. Ahora bien, en esta vuelta a la normalidad, tenemos que recuperar muchas cosas, entre ellas y muy importante, la confianza de las personas, tras una crisis que penaliza el contacto social. Recuperar la confianza de los clientes, seguir desarrollando las posibilidades del teletrabajo, avanzar en la adaptación de costes, o pensar en la nube como solución van a ser temas foco en los próximos meses, y la tecnología tendrá mucho que decir.

En la nueva normalidad, el trabajo en remoto ganará protagonismo convirtiéndose en una oportunidad para todos los sectores y extendiéndose incluso a determinadas áreas en las que hasta ahora no se había planteado o se aplicaba poco, como por ejemplo la telemedicina, o la teleeducación. En estas grandes áreas en las que la presencia física era una condición prácticamente ineludible, se ha demostrado que la tecnología plantea nuevos escenarios de organización y de operatividad que son mucho más eficaces en cuanto a ahorro en tiempo y desplazamientos, por lo que los cambios introducidos estamos convencidos que serán una constante a partir de ahora. En definitiva, se va a remotizar el trabajo a niveles que no habíamos conocido antes y también en sectores que en un principio no se lo habían planteado y, para ello, la tecnología va a ser el aliado perfecto.

Para el futuro, se vislumbra una situación híbrida, en la que el teletrabajo tendrá un gran papel por sus consecuencias en la productividad, en el ahorro de costes y en el impacto medioambiental, pero este modelo mixto plantea otro reto mayor que es el rediseño de toda la organización y que afecta a la manera en la que se trabaja, en la relación de los líderes con sus equipos de trabajo y en el propio diseño de las oficinas físicas para albergar este nuevo modelo de hacer las cosas.

En este sentido, el diseño de las oficinas y espacios de trabajo, incluyendo tanto el espacio físico como otras cuestiones relacionadas con la organización, la calidad, la seguridad, la instauración del trabajo por objetivos, o la posible desafección de las personas, etc., va a demandar una buena dosis de tecnología que será necesaria para atender nuevas necesidades y prácticas. En este caso, será el Internet of Things el que nos proporcione la información necesaria para establecer el control de accesos por cuestiones de aforo, la utilización de las salas, la gestión de la desinfección de estas, el control de la temperatura para acceder al puesto de trabajo y, en el caso de posibles contagios, una relación de datos que nos permitirá establecer las medidas necesarias para evitar la propagación.

Y serán las soluciones tecnológicas las que hagan posible una eficiente y ordenada organización del trabajo que proporcione la independencia suficiente a las personas para el desarrollo de su actividad profesional y la finalización de los proyectos asignados en los tiempos estimados.

Unos cambios que se van a producir muy pronto y que serán unos de los grandes desafíos a los que se tendrán que enfrentar las compañías siendo la tecnología su aliado. En este contexto y ante esta necesidad, contar con un partner tecnológico que sea capaz de ofrecernos la variedad de soluciones adaptadas a las necesidades particulares de nuestras empresas y los servicios de continuidad necesarios va a ser de gran ayuda.

Vienen tiempos nuevos, desafíos nuevos para las empresas y para las personas y una redefinición de los negocios y los sectores que solo será posible potenciando la transformación digital que ya se había iniciado antes de la crisis de la COVID-19, que se ha acelerado en los meses de confinamiento y que se va a continuar intensamente superada la emergencia sanitaria.

La robotización, la telemedicina, nuevas formas de asistencia a personas mayores, la atención domiciliaria, la digitalización de la industria, etc. serán una realidad más tangible en nuestro nuevo presente. A lo que se suma la necesidad de desarrollar planes de contingencia para estar mejor preparados ante posibles rebrotes o pandemias.

En definitiva, podemos decir que, a pesar de todo lo que se había avanzado en materia de digitalización en los años previos al Covid-19, durante esta crisis se ha acelerado esa transformación digital, y se han adelantado entre dos y cinco años los procesos debido a la urgencia que ha imprimido el momento. Esto nos lleva a pensar que el futuro va a exigir a todas las compañías y a todos los sectores, tanto privados como público, sin lugar a dudas, más tecnología para abordar los desafíos de la era post-Covid-19.