La nueva magia fotográfica atiende por Apple ProRow

La gama más alta de los nuevos iPhones 12 estrenan una tecnología para idóneo para los ‘gourmets’ de la imagen, lo mejor de las fotos ‘crudas’ y las ‘precocinadas’

En los próximos días se llenará las redes sociales de imágenes tratadas con el modo Apple ProRaw de usuarios de ‘iPhone 12 Pro’ e ‘iPhone 12 Pro Max’. Ahora bien, para distinguir ese proceso respecto a todo lo anterior se precisa el ojo avizor de los profesionales. De esa forma, los aficionados a la fotografía tienen un nuevo concepto que añadir a su vocabulario: Apple ProRaw. Se trata de un formato exclusivo y nativo de la compañía de California que promete facilitar sustancialmente el tratamiento y edición de las imágenes digitales, con lo mejor de los mundos Raw y JEPG.

El prodigio lo desveló el gerente senior de ingeniería de software de Apple a lo largo de la presentación de productos del pasado martes. Según los técnicos de la marca, la receta consiste en hermanar las prestaciones propias de la tecnología Raw con unos algoritmos especialmente cocinados por los magos de Apple. “En el término medio se encuentra la virtud”, a decir de los expertos en imagen consultados. Por un lado, destaca la flexibilidad de la edición en bruto que ofrece Raw (crudo en inglés) y por otro se añade la sabiduría del software de compresión JPEG, compatible con inteligencia artificial de Cupertino, el sensor LIDAR y los modos ‘Deep Fusion’ o ‘Smart HDR’ de la enseña de la manzana.

En el mundillo fotográfico se comparan los formatos Raw y JPEG de las fotos con la conducción de un coche con cambios manual o automático. Lo primero lo manejan los profesionales, amantes de la materia prima tal cual, y los segundos el resto de la humanidad, únicamente preocupados de un resultado final entre aceptable y resultón. El Raw arroja todo el caudal y complejidad de las fotografías sin el tamizado y compresión de los algoritmos, lo que arroja imágenes de gran peso de datos, engorroso de compartir por correo electrónico e incompatible con los modos nocturno, retrato y otras virguerías de los smartphones actuales. Los avezados en software de edición fotográfica como Photoshop y semejantes tienen con el Raw la cola de atún perfectamente fresca, sin conservantes ni colorantes, para poder equilibrar colores, sombras, brillos, contrastes, calidez y balances a su capricho.

Por su parte, el universalmente extendido del JEPG, reduce la infinita libertad de edición de la fotografía de su contrario, pero a cambio ofrece un atajo perfecto para las necesidades de los usuarios a la fotografía móvil poco avezados en software de edición como Photoshop y semejantes. En el símil gastronómico anterior, el JPEG podría compararse con la cocina rápida o precocinada, lista para recalentar en el horno y emplatar. Ni que decir tiene que la fotografía profesional solo tiene ojos para Raw, mientras que el JPEG queda para el gran público. Los artistas más comprometidos prefieren trabajar con el lienzo en blanco del Raw y los aficionados agradecen el software JPEG les conduzca la mano.

Aclarado todo lo anterior, Apple ha sacado de la chistera su modo ProRaw con lo mejor de cada tecnología fotográfica: permite el manejo de las imágenes como si estuvieran “sin cocinar”, pero añade las ventajas de la fotografía computacional y procesada, con sus crecientes y prodigiosas posibilidades, sin desvirtuar la imagen original, sin molestos ruidos y con varias imágenes superpuestas. Pero además de lo anterior, Apple ha conseguido que el peso de la imagen de ProRaw sea más digerible para compartir que el Raw a secas.