¿Cómo evitar un cartel de consultoras
    en el desarrollo de ‘software’?

    La investigación de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha saltado a traernos un tema que puede afectar a nuestras empresas de forma dramática, por un supuesto cartel de consultoras que se ayudaban a obtener contratos públicos. El supuesto cartel se enriquecía estableciendo precios por encima del mercado en las ofertas que presentaba en los concursos públicos. Al conocerse los detalles nos ha faltado tiempo para la indignación, para lanzar acusaciones y para mostrar la falta de moral de los implicados, pero... ¿ha hecho alguien algo al respecto? Repito más claramente la pregunta ¿Alguien ha intentado establecer un método, una forma de evitar estas situaciones antes de que sucedieran? ¿Alguien lo ha intentado de verdad?

    La verdad es que resulta poco creíble que nadie sospechara nada y que nadie hiciera nada al respecto. Algunas voces dirían que no podían hacer nada, que ellos, “qué sabían”, pero la verdad es que sí podían hacerlo. Porque podían sospechar que había “gato encerrado”. La solución nos viene de la mano de la transformación digital, de la revolución del producto a la que asistimos en nuestro día a día. En esa aparición de aplicaciones que usamos para todo, sin preocuparnos, simplemente buscamos que cumplan con la funcionalidad que necesitamos, nos la descargamos y listo.

    Esta edad del producto nos permite dimensionarlo de una forma estándar y transparente a través del tamaño del producto software, de la funcionalidad que ofrece y a través del coste de su desarrollo en el mercado. En el tamaño software tenemos el paso amplio y claro que ha iniciado el Parlamento Europeo recomendando en sus proyectos la utilización del estándar de facto de la industria, el método de Puntos Función promovido por IFPUG.

    La solución entonces está clara. Contar la cantidad de producto con un método estándar y ampliamente utilizado en la industria y, una vez calculado el producto que necesitamos con ese método, calculamos su valor en el mercado. Si alguien supera ese valor por mucho deberemos sospechar de él. Si en cambio está muy por debajo también deberemos sospechar. Recuerda el precio del producto según mercado, ese es el quid de la cuestión.