Las ciudades de tamaño medio son más competitivas en la era digital

Dublín, Lisboa, Valencia o Bristol toman la delantera en Europa a las grandes urbes para alojar incubadoras de ‘startups’ o empresas de rápido crecimiento

La pandemia está teniendo su impacto incluso en la visión que hasta ahora hemos tenido de las grandes ciudades y de los pueblos. Con la tecnología como principal aliada, las pequeñas localidades con buena conexión a Internet se han convertido muchas veces en el refugio del mejor talento para seguir trabajando a distancia. Las principales urbes de nuestro país han asistido a un éxodo cuando su población veía venir nuevos confinamientos. Por algo será. En medio de ambos polos, las ciudades de tamaño medio vienen postulándose desde tiempo atrás a la aparición del Covid-19 como los lugares ideales en los que fomentar la innovación. “Se ha demostrado que estas urbes son las que ofrecen más ventajas competitivas para la nueva economía. Las grandes startups no surgieron en Los Ángeles o en Nueva York, sino que el ambiente de Silicon Valley se creó en el entorno de San Francisco o de igual manera viene sucediendo en la pujante área de Boston. En Europa, podemos destacar los casos de Dublín, Lisboa, Valencia-Alicante o Bristol como ciudades intermedias que están liderando la era digital”. Así lo aseguró Andrés Pedreño, catedrático de economía aplicada, en un debate online organizado por la Fundación Ramón Areces y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie). Bajo el lema Dinamismo empresarial y digitalización: retos ante la crisis del Covid-19, este emprendedor, también presidente de AlicanTec, una asociación de 250 empresas tecnológicas, dialogó con otros economistas sobre los retos pendientes de España para afrontar la auténtica digitalización.

Pedreño defendió que “hay que intentar que estos ecosistemas que se crean en este tipo de ciudades, aunque sean pequeños, puedan hablar entre ellos”. Y nombró el ejemplo de la ciudad de Málaga, que ya ha conseguido generar 20.000 empleos tecnológicos. Al mismo tiempo, también admitió que “los ecosistemas de innovación españoles y europeos no son comparables a los creados en Silicon Valley, Boston, Tel Aviv o Bangalore, pero ya vamos teniendo diferentes experiencias interesantes”.

El moderador de este encuentro, Joaquín Maudos, director adjunto de investigación del Ivie y catedrático de economía de la Universitat de València, comentó que “la recuperación del empleo dependerá del dinamismo de las empresas, de su capacidad para aplicar políticas flexibles”. Y tras recordar el montante de ayudas aprobadas por la Unión Europea (750.000 millones de euros, de los que 140.000 tienen como destino España) se ha mostrado esperanzado en que “sirvan para avanzar en la transformación digital de las empresas y así superar la brecha que nos separa de Europa en productividad y en renta per cápita”. “La tasa neta de creación de empresas en España es negativa desde el año 2000. El bajo dinamismo empresarial dificultará la recuperación. Las empresas de rápido crecimiento, esas que crecen por encima del 20% los tres primeros años de actividad, son vitales en estos momentos”, ha apuntado.

El economista Miguel Jerez, profesor de la Universidad Complutense, también comentó en este foro que “por desgracia, aún no vislumbramos el final de la pandemia, que está provocando un shock económico monumental”. “Sin embargo, de lo que sí toca es hablar y en lo que corresponde empezar a trabajar ya es en la recuperación”.

El profesor Maudos se preguntó qué papel juegan las startups o empresas de gran crecimiento en estos momentos, a lo que Andrés Pedreño respondió que “estaría bien que hubiera empresas de este perfil trabajando en inteligencia artificial, internet de las cosas o en algunos de los sectores digitales que ya son referentes”. También se refirió en este debate online a las “numerosas barreras que impiden el desarrollo económico”. “Las he sufrido y de todo tipo -laborales, legales, fiscales, burocráticas, etc.- como emprendedor. Otras barreras menos conocidas y que en el ámbito digital son vitales, como la regulación ineficiente, juegan un papel muy importante”. Y añadió que “en estos momentos en Europa las startups tienen un problema de escalabilidad al encontrarse con un mercado digital fragmentado”. “Si a eso sumamos las restricciones de la regulación, nos vemos en una posición de desventaja comparativa”, destacó este economista.

Preguntado por la relevancia real de la digitalización, Pedreño apuntó que “deberíamos de ver la digitalización como un proceso mundial” y que “la disrupción real llegará cuando se eliminen las oficinas”. Y puso el ejemplo de Kenia o La India, países con amplias zonas rurales en los que se ha conseguido que la población pueda realizar transacciones bancarias con teléfonos móviles que solo cuentan con servicio de mensajería SMS. “Con un móvil de última generación, accederían a servicios muchos más avanzados de los que tenemos aquí. Eso sí es un crecimiento disruptivo. Airbnb también fue disruptivo en su día al convertirse en el mayor prestador de servicios de alojamiento o en el mayor hotel del mundo sin tener siquiera un edificio”.

Para referirse a la situación actual de la economía española habló de una situación de “esclerosis empresarial, que lo es aún más en lo digital”. “Hay una Europa burocratizante y paralizadora en muchos casos. En España, si un emprendedor se lee una convocatoria de ayudas o una licitación, los documentos son de tal complejidad que termina necesitando de varios especialistas para que le expliquen los términos legales, fiscales, regulatorios, etc. Una startup tiene que contratar a dos expertos en privacidad para no cometer errores. Es algo que se vuelve contra nosotros mismos. Necesitamos facilitar los negocios y empoderar al emprendedor, algo que en Estados Unidos tienen bien aprendido”. También echó en falta una cultura empresarial emprendedora en nuestro país, algo que considera “imprescindible para la digitalización, pero también para un país como España, que tiene una tasa de desempleo juvenil de casi el 40% en este momento, la mayor de Europa, con factores como el mileurismo, el empleo precario de larga duración o el éxodo... España también es el país más envejecido del mundo junto a Japón. Son dos ingredientes demográficos muy importantes y no podemos permitirnos el lujo de hablar de esclerosis empresarial”, añadió Pedreño.

En este sentido, Juan Fernández de Guevara, profesor de Análisis Económico en la Universitat de València e investigador del Ivie, mostró que España ocupa la posición 45 de 50 en actitud emprendedora según el ranking Global Entrepreneurship Monitor. “Deberíamos de apoyar a las empresas pequeñas y medianas con potencial de crecimiento. La financiación es un problema y en el caso de las empresas de rápido crecimiento o startups habría que establecer fuentes alternativas, como las aceleradoras o desarrollar fondos de apoyo a los emprendedores”. Fernández de Guevara se mostró convencido de que “las empresas tienen que adaptar sus modelos de negocio y su dinámica de productividad a la digitalización”. Preguntado por el impacto del Covid-19, ha asegurado que la recuperación será complicada, pues en la anterior etapa de crecimiento “estábamos creciendo sin nuevas empresas”. “En España predomina la empresa de avanzada edad y con escaso potencial de crecimiento y eso apunta a una cierta esclerosis empresarial que no nos podemos permitir”, concluyó este experto.