La impresora 3D quiere ser lazarillo

La Fundación ONCE presenta una nueva selección de diseños de elementos que pueden imprimirse fácilmente con una impresora 3D y que ayuda en el día a día de las personas con algún tipo de discapacidad

Hacía tiempo que no hablábamos de la impresión de objetos en tres dimensiones o 3D. Y lo cierto es que este sector se ha consolidado entre nosotros ofreciendo soluciones de todo tipo en el entorno industrial, mecánico, etc. En la localidad desde la que teletrabaja quien esto escribe, una tienda de informática ofrece un servicio extra a sus clientes gracias a su impresora 3D. La máquina, que al principio estaba de exposición en su escaparate como ejemplo de innovación, tiene ahora lista de espera para atender encargos de agricultores o pescadores que solicitan réplicas de piezas que ya no encuentran. También los hay que reconocen que prefieren los materiales que emplea esta máquina porque ofrecen una dureza y resistencia mayor que las de sus proveedores habituales...

La utilidad de la impresión 3D también está suficientemente contrastada para ayudar a las personas con discapacidad o, mejor dicho, con capacidades distintas. Esta vez, vamos a detenernos en la iniciativa que mantiene activa la Fundación ONCE casi desde que llegó esta tecnología a nuestras vidas. Cualquiera que haya tenido oportunidad de visitar un baño reservado a personas con algún tipo de discapacidad habrá caído en la cuenta de que, muchas veces, basta una solución muy básica para adaptar su uso a estas personas: una palanquita como extensión en el grifo, unos raíles que permiten subir o bajar el lavabo, un soporte en la pared en el que agarrarse...

Desde la Fundación ONCE nos han enviado los nuevos diseños de utensilios o herramientas que han desarrollado y que cualquiera puede imprimirse en 3D en casa, o en la tienda de informática que disponga de una máquina de este tipo. Basta entrar en el portal https://accessibilitas.es/ y descargarlo gratuitamente utilizando el programa OpenScad. Hablamos de objetos tan sencillos y tan prácticos a la vez como un prolongador para el asa de una maleta dirigido a aquellas personas que tengan una longitud de miembros superiores y que no les permita agarrar un asa a una altura estándar puedan acceder a ella. También encontramos un puntero con el que poder teclear en el ordenador si no se tiene la fuerza o la movilidad suficiente en los dedos. O de un vaso con escotadura para que aquellas personas que tienen limitada la extensión de cuello puedan beber sin necesidad de llevar a cabo este movimiento. O de una palanca para colocar sobre una llave de paso de la cisterna, que ayuda a quienes tienen limitada la destreza, movilidad o fuerza en las manos poder abrir y cerrar llaves de paso del agua. Todos estos utensilios -y algunos más- se han desarrollado con la colaboración del Real Patronato sobre Discapacidad y demuestran que muchas veces el ingenio, aliado con la última tecnología, puede mejorar la calidad de vida de todos.