Ni un paso atrás en digitalización

La situación de confinamiento de toda la población vivida en estos meses para evitar una mayor propagación de la pandemia del Covid-19 ha sido una experiencia de la que ya toca extraer algunas lecciones. Para Occidente, queda muy lejos una situación similar. Sin embargo, China ya se vio obligada a tomar este tipo de medidas tan drásticas no hace demasiados años, en 2003, cuando causó estragos otro virus, el SARS. Aquel otro confinamiento tuvo unos efectos que aún perduran. Durante aquel tiempo, los ciudadanos, forzados por la situación, adoptaron nuevos hábitos que impulsaron la digitalización de los hogares con la instalación de redes de banda ancha. También por aquel entonces se multiplicó el uso del teléfono móvil y se convirtió en algo habitual la compra por internet. Antes de la llegada del Covid-19, el 36% de las ventas que se realizaban en China eran online, mientras que en Corea del Sur o Reino Unido no pasaban del 20% y en España apenas una de cada diez se hacían por ese canal.

Todo apunta a que la necesidad de estos últimos meses nos ha hecho perder el miedo a adquirir bienes a través de Internet. Para muchos negocios de toda la vida, la digitalización se ha convertido en la tabla de salvación para poder seguir abiertos con una ventana virtual cuando se vieron obligados a bajar sus persianas. Para quienes aún no se habían animado a probar la famosa omnicanalidad, esta situación les ha abierto los ojos. El CEO de Edosoft, una de esas compañías de software que acompaña a las empresas en el camino a la digitalización, nos explica en este número que esa modernización también ha llegado a la Administración. Afirma Juan Vera que desde marzo hasta aquí “la transformación digital de la Administración Pública ha avanzado lo que llevaba a una empresa en torno a cinco años”. En este tipo de instituciones, la digitalización también va a permitir la correcta gestión de las ayudas prometidas por el Gobierno. En otro orden de cosas, las plataformas digitales también van a permitir la tramitación de demandas colectivas por los afectados por la pandemia en distintas causas.

No hay que llevarse a engaños. El levantamiento del confinamiento no significa que el problema haya desaparecido. Mientras no se consiga la ansiada vacuna, el teletrabajo -en aquellos casos en los que sea posible- será el mejor aliado junto a las ya conocidas medidas de seguridad. Por lo tanto, interesa, mientras volvemos poco a poco a una cierta normalidad, que todos esos esfuerzos en digitalización que hemos realizado en estos meses no se queden en un simple parche. Tenemos que conseguir que el teletrabajo que todos hemos tenido que probar este tiempo perdure después para mejorar a la conciliación laboral y familiar en las empresas, que la educación online ayude a aquellos alumnos que por largas convalecencias tengan que faltar a clase, que la Administración reduzca burocracia, digitalice procesos y modernice -por ejemplo- la Justicia... Así sí podremos decir dentro de unos años que la pandemia cambió la sociedad a mejor.