Teletrabajar no significa trabajar todo el día

Igual que la tecnología permite seguir realizando nuestras funciones en remoto desde casa, también existen herramientas que aseguran el derecho a la desconexión digital y hasta el fichaje obligatorio que impuso el Gobierno a las empresas

En estos meses que llevamos de confinamiento en casa para frenar la expansión de la pandemia del Covid-19 estamos teniendo la oportunidad de probar los pros y los contras del teletrabajo. “Me levanto a las nueve menos cuarto, me pongo un café y a las nueve estoy frente al ordenador. Se acabó el madrugar para tirarme tres cuartos de hora de coche -si no hay atasco- hasta la oficina. No solo ahorro en gasolina, también en comidas fuera de casa -norma casi habitual en mi empresa- y también como más sano. Incluso las reuniones interminables de antes son ahora mucho más rápidas y eficientes por videollamada”, cuenta Jaime, que trabaja para un banco en una capital europea. “A cambio, la verdad es que me paso más de diez horas trabajando...”, reconoce al poco. Muy mal. Ese es uno de los riesgos del teletrabajo que hay que saber encauzar. Igual que hay herramientas para facilitar el trabajo en remoto con total seguridad, también existen soluciones que permiten seguir fichando -como exigió el Gobierno desde principio de año- y, lo que es más importante, el derecho a la desconexión digital.

Aruba ha dado con la fórmula para cuadrar el círculo: garantizar la seguridad de las comunicaciones y, al mismo tiempo, establecer esos límites en la jornada laboral para que no nos pasemos de horas ni por abajo ni por arriba. “Ahora con el router doméstico y la VPN -entorno de red segura con la que nos conectamos a los sistemas de nuestra empresa- siguen existiendo riesgos para la seguridad. El router de casa no está preparado para posibles intrusiones o para que haya muchas personas conectadas”, explica Pedro Martínez Busto, responsable de desarrollo de negocio de esta compañía de Hewlett Packard Enterprise. Aruba propone que al router de casa se conecte un dispositivo de similar tamaño que genera una segunda red wi-fi de la empresa y que sí cuenta con todos los protocolos de seguridad. A esta consola también se pueden conectar otros dispositivos como un teléfono fijo, una impresora, etc. Con esta solución, que le saldría a la empresa por unos 250-300 euros por empleado, la compañía tendría garantizada la seguridad de las comunicaciones y el trabajador ese derecho a la desconexión. Y es que, según nos explican desde Aruba, esa segunda red wi-fi de la empresa se puede habilitar e inhabilitar en una franja horaria concreta.

“Esta solución es un punto de acceso empresarial que podemos activar y desactivar en una determinada franja horaria, por ejemplo, no antes de las 9 de la mañana y no después de las seis y media de la tarde. El sistema también puede enviar recordatorios a través de las pantallas conectadas -portátil, móvil, etc.- que recuerden el tiempo que llevamos trabajando, que hemos excedido la jornada laboral intensiva, que estamos en periodo de horas extras, etc.”, explica Martínez Busto. Y aclara: “Aunque cortar esa conexión no quita que luego pueda seguir trabajando offline, lo cual no es tan fácil de controlar”. Claro, porque, además, quien haya probado el teletrabajo se habrá dado cuenta de que una de sus ventajas es también esa flexibilidad horaria que permite. Un ejemplo: muchos preferirán mantener la rutina de levantarse temprano para luego poder hacer un descanso y dar el desayuno a los hijos o ayudarles con sus tareas... Otro aspecto a tener en cuenta: el teletrabajo suele ser mucho más productivo si establecemos una férrea disciplina y no hay elementos de distracción. Entonces, esa mayor concentración se traduce en que podemos necesitar bastante menos tiempo del que emplearíamos en la oficina para hacer el mismo trabajo -aunque esto no conviene cacarearlo mucho-.

En cuanto al registro obligatorio de la jornada laboral, también puede convertirse en un arma de doble filo. Según la ley, que precisamente iba en contra de esa flexibilidad horaria que marca cada vez más el trabajo inteligente, debe de existir un control efectivo del número de horas que realizan los empleados. La solución de Oficina en Casa de Aruba permite generar un registro de cuándo el empleado empieza a trabajar y de cuándo acaba, ya que se dispone de esa información de cuándo los dispositivos corporativos se han conectado a la red inalámbrica corporativa. También de cuándo se han desconectado de ella.

Aruba ha publicado una Guía Aruba para definir un Plan de Continuidad de Negocio Seguro -disponible en la web de ArubaConnect- en la que analiza cómo debemos volver -o no- a la oficina los requerimientos tecnológicos y el perfil de las organizaciones. En su análisis reconocen haberse encontrado dos grandes mundos: las empresas que tienen un puesto de trabajo móvil, donde un colectivo importante de los empleados ya venía desarrollando sus funciones con herramientas como el móvil o el portátil y que conciben el trabajo como una actividad y no como un lugar físico; y luego están aquellas otras que tienen el puesto de trabajo fijo, con PC de sobremesa, teléfono fijo y cultura de ir allí todos los días.

Esta empresa tecnológica plantea replicar de la forma más fiel posible el entorno de trabajo en el domicilio y propone una serie de recomendaciones desde el punto de vista de la ciberseguridad, la productividad y la experiencia del usuario. No se olvidan de la ergonomía. Concluye Martínez Busto que “la guía quiere ser un documento de ayuda para cualquier cliente que se quiera plantear el teletrabajo como una estrategia permanente”.

Cada vez hay más compañías, como Naturgy en España o Facebook a nivel global, que anuncian que sus trabajadores tardarán en volver a sus sedes o que ese proceso se hará por turnos. “Hemos visto que el teletrabajo tiene visos de quedarse durante bastante tiempo. Es una tendencia que ha llegado para permanecer ya que, de momento, el virus no va a desaparecer de la noche a la mañana. Además, ya hay organizaciones que se han dado cuenta de que funciona esta fórmula y que podía haber mejoras en la productividad y en los beneficios para el empleado y acabar así con la cultura presencialista”, explica el responsable de desarrollo de negocio de Aruba. Pedro Martínez Busto habla de un completo win win, también para la empresa por la reducción de costes en instalaciones, energía, etc. El banquero que nos contaba al principio de este reportaje cómo le está yendo por primera vez con el teletrabajo reconoce que no le importa asumir esos costes: “Al fin y al cabo, tengo que tener la casa climatizada esté o no, pagar mi wi-fi, y a cambio, si pienso en todo lo que me ahorro en combustible, mantenimiento del coche, en comidas fuera de casa, etc., me compensa con creces tener el ordenador conectado a mi red”.