Cómo convertirse en una empresa verde desde el departamento de IT

Los efectos devastadores de la ‘Emergencia Climática’, que ya son comprobables en la mayoría de los ecosistemas mundiales, apelan a la responsabilidad no solo de los ciudadanos, sino también de las empresas. Dentro de estas, los departamentos de TI tienen mucho que ofrecer para convertir a su organización en una empresa verde responsable con el medio ambiente. La clave está en evolucionar el modelo de consumo de TI hacia los parámetros de la Economía Circular, sustituyendo el tradicional ciclo de adquirir, usar y desechar los recursos por un uso continuo de los mismos que permita reusar, reacondicionar, reparar, reciclar y reducir los materiales y productos que los componen.

Este nuevo enfoque consigue que las inversiones tecnológicas sean más eficientes y se alinea con numerosos requisitos de índole nacional, europeo e internacional referidos a la optimización de la gestión de residuos, el ahorro energético mediante la optimización de los recursos y medios productivos, y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. La tecnología dirigida a la empresa no se ve tan afectada por las limitaciones de la obsolescencia programada que sufren los productos para los consumidores finales, de manera que es totalmente factible caminar hacia una mentalidad TI sostenible.

Las empresas del sector TIC tenemos que ser las primeras en dar ejemplo. La implantación de un Sistema de Gestión Ambiental regulado por la norma ISO 14001 y la inscripción en el ‘Registro de huella, compensación y proyectos de absorción de CO2’ del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico son pasos que certifican la responsabilidad con el medio ambiente. Pero el objetivo no debe ser solo cumplir estos compromisos adquiridos, sino ayudar a nuestros clientes a alcanzar la sostenibilidad de sus sistemas de TI.

Esto se consigue diseñando Centros de Proceso de Datos (CPD) con la máxima eficiencia medioambiental mediante tecnologías sostenibles. Algunas propuestas pasan, por ejemplo, por elegir almacenamiento de datos en dispositivos con tecnología Flash (SSD) frente a los discos magnéticos tradicionales (HDD), para consumir menos energía, o en todo caso, utilizar discos de alta capacidad porque el consumo por byte almacenado baja notablemente; también, optar por servidores de bajo consumo; virtualizar los servidores para aprovechar mejor los procesadores; o incorporar nuevas tecnologías de climatización como la refrigeración líquida para servidores.

La aplicación de la Economía Circular en el consumo de las TIs tiene muchos caminos. Por ejemplo, recomendando la virtualización de servidores, el uso de sistemas de bajo consumo, entornos de Disaster Recovery activo-activo o el almacenamiento SSD en vez de HDD, se ayuda a reducir las necesidades de inversión en nuevos recursos. También, proponiendo reusar los sistemas existentes cuando es posible y pasar sistemas retirados a entornos de desarrollo, test o formación. Otra vía es reacondicionar la tecnología desplegando productos refurbished con garantía de fabricante que permiten dar una segunda vida a ciertos recursos. Paralelamente, proporcionar mantenimientos a cinco o más años posibilita reparar los equipos. Y facilitar recogidas de productos para reciclar los sistemas ya obsoletos cerraría un ciclo de uso y daría comienzo a otro. En este último proceso es crítico, eso sí, certificar el reciclado sostenible y eliminar toda la información de los sistemas, algo fundamental para salvaguardar la seguridad corporativa.

Transitar hacia este modelo circular verde es una oportunidad no solo para que las organizaciones se comprometan con el medio ambiente, sino también para reducir costes en Tecnologías de la información (TI) y gasto energético. Los servicios de las empresas de tecnología, seleccionando sistemas sostenibles de fabricantes líderes, asumiendo su implantación eficiente y encargándose de su reutilización y reciclaje, facilitan, además, la verificación de entidades certificadoras independientes para obtener la certificación en normativas medioambientales que refuerzan la reputación corporativa y pueden abrir nuevas oportunidades de negocio.

Es importante destacar que optar por la economía circular no es dar un salto al vacío. Esta decisión viene acompañada por cada vez más normativas y planes institucionales que abogan por implantar hábitos de consumo sostenibles, en el ámbito empresarial también. Este nuevo desarrollo alternativo comenzó a hacerse popular en los foros internacionales en los 80, si bien fue a partir del Acuerdo de París del Clima en 2015 cuando ya se abogó claramente por su adopción. Está presente en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la ONU, la Unión Europea incluye un Plan de Acción e Implantación de Economía Circular en su Agenda Verde Europea y en nuestro país, se está trabajando en una Estrategia Española de Economía Circular. Los primeros pasos prácticos de estos foros de debate ya se están dando.

Afortunadamente, cada vez hay más directivos en el tejido empresarial que están convencidos de la urgencia de implantar medidas afines a la economía circular en su consumo de TI por ética. Otros están alineándose con este planteamiento al darse cuenta de la rentabilidad que aporta no tener que adquirir equipos completos, sino ir reparando aquello que deje de funcionar o sustituyendo las piezas por otras más actuales. Aquí la complicidad de los fabricantes tiene que ser máxima, y ya empieza a serlo, al producir sistemas con componentes que se extraen fácilmente y pueden sustituirse. Otra oleada de responsables de negocios se sumará a medida que se vayan aprobando leyes de obligado cumplimiento que la impulsen.

Por otra parte, la adopción de la economía circular en la esfera TI contribuirá también a que se reduzca la enorme cantidad de residuos de materiales electrónicos tóxicos que se envían, mayoritariamente de forma ilegal, a los países del tercer mundo para ‘esconder’ la basura TI que generamos en el mundo desarrollado. La economía circular también va de conseguir una mayor justicia social. Y este es un compromiso al que ningún ser humano debería renunciar.