Joaquín Mata, director general de Operaciones, Red y TI de Telefónica España: “Nos ayudamos entre todas las ‘telecos’ durante el Covid, era un tema de país”

La actividad económica, educativa, hospitalaria, científica, asistencial y emocional del país se sustentó durante las peores semanas del confinamento gracias a la solvencia, resiliencia y eficacia de las redes de telecomunicaciones que gestiona Joaquin Mata, director general de Operaciones, red y TI de Telefónica España

No desesperéis jamás, y, si desesperáis, seguid trabajando”. La frase se le atribuye al político ilustrado irlandés Edmund Burke y aparece en el perfil de Joaquín Mata. Ese elogio a la perseverancia y al espíritu combativo define al director general de Operaciones, Red y TI de Telefónica España. Entre otras descripciones, Mata es una de las pocas personas capaz de detener la vida del país. De hecho, un eventual colapso de su negociado durante un minuto causaría pérdidas de miles de millones de euros. Convivir con semejante responsabilidad forma parte de la rutina de un directivo cuyo equipo ha exhibido aplomo y solvencia en los momentos más críticos de la reciente historia. De la noche a la mañana, la población española se zambulló en el teletrabajo, la tele enseñanza, el comercio electrónico, los videojuegos, las videollamadas. Y todo funcionó a la perfección. Por ese motivo, Mata estrena una serie de entrevistas que elEconomista dedicará a Los otros héroes del confinamiento.

¿Qué impresión tiene después de salvar la ‘tormenta perfecta’?

Tengo una sensación agridulce. Por un lado, satisfecho por dignificar el trabajo y estar donde a cada uno corresponde, pero no puedo olvidarme de las 30.000 víctimas del coronavirus.

¿Cómo explica que las redes hayan resistido una colosal demanda?

Ciertas cosas en la vida no se pueden improvisar. Eso sucede con las infraestructuras de telecomunicaciones, que necesitan planificación, trabajo de largo recorrido y ejecución. Tenemos un equipazo. Muy comprometido con la cultura de la empresa, con la sociedad española y con gran vocación de servicio.

¿Ha sido un máster en gestión de crisis?

Sin duda. En Telefónica tenemos mucha experiencia en gestión de crisis. Tenemos muy diseñada la continuidad del servicio y del negocio con nuestros sistemas de contingencia, con mecanismos de redundancia, con planes B, C y D. Pero una pandemia como esta, con todo el mundo encerrado en casa, nadie podía imaginarla.

Creo que millones de familias han podido apreciar el valor de la conectividad. ¿Qué opina?

Estoy de acuerdo, pero los servicios van más allá que la conectividad. Realmente, Telefónica ofrece experiencias, vivencias y no solo acceso a las redes. Hemos podido apreciarlo durante el confinamiento.

Recuérdeme cómo fueron aquellos días de mediados de marzo.

Vivimos la historia en varios momentos. Lo primero fue la incredulidad. No podíamos concebir que toda España se fuera a trabajar a su casa. Eso lo vislumbramos desde el miércoles 11 de marzo, cuando se suspendieron los colegios y universidades en Madrid y Álava. El tráfico de gaming se multiplicó por siete. Y luego vino la explosión de comunicaciones de voz en fijo y móvil. Era evidente que las personas necesitaban sentirse muy comunicadas y conectadas entre sí.

¿Y el primer lunes del teletrabajo?

La expectación de lo que pasaría el 16 de marzo era inevitable, con toda España teletrabajando. Sabíamos que teníamos que irnos a casa, pero al mismo tiempo que había actividades esenciales a las que dar servicio en la calle. Así dispusimos de retenes de contingencia para garantizar el servicio a nuestros clientes y a toda la sociedad.

Entiendo que el problema fue idéntico para el resto de las grandes ‘telecos’ del país.

Sí. Tuvimos la voluntad de ayudarnos entre todos. No es algo que solo afectara a Telefónica, sino que era un tema de todo el país. Hemos estado hablando con todos los operadores. Les ofrecimos nuestra colaboración y recibimos las suyas. Hemos abierto interconexiones, ante averías locales, hemos gestionado repuestos, etc., tenemos muy buena sintonía entre los equipos técnicos de las diferentes telecos.

Y, mientras tanto, todas las redes fijas y móviles ‘echando humo’.

La demanda fue explosiva. Eso exigía monitorizar constantemente las conexiones. A todas horas estaba en contacto con mi equipo más directo, recibiendo información en tiempo real sobre la evolución del tráfico. Nos pidieron montar hoteles medicalizados, el hospital del Ifema, etc., se hicieron cosas en 24 horas que pueden necesitar 40 y 50 días.

¿Cómo se convive con ese estrés?

Hubo un momento en que pensé que estaba enfermo. Me notaba muy cansado, con algo de fiebre. No podía con el alma. Luego comprendí que era fruto de 18 horas diarias de actividad durante un mes seguido. Te acostabas y levantabas con la responsabilidad de ser parte de la solución y no del problema. España y el mundo lo estaban pasando muy mal. No teníamos certezas, solo que las redes no se me podían caer. El peor momento era conocer el dolor de los fallecidos y familias. Y creo que cuando me dijeron que el tráfico ya estaba estabilizado, fue entonces cuando me sobrevino el bajón de adrenalina y el cansancio de golpe.

¿Esa intensidad de trabajo fue similar en su equipo?

Sí. Mi gabinete de crisis está formado por entre 40 y 50 generales y de ellos dependen entre 35.000 y 40.000 personas. Trabajaron igualmente más de 17 horas al día. Creo que las redes de Telefónica, los servicios y sistemas nunca han estado mejor supervisados y más controlados que en los últimos cuatro meses.

Y las ‘telecos’ lograron mantener a todo el país teletrabajando...

Soy un convencido del teletrabajo y de trabajar por proyectos y objetivos, y también de dignificar el puesto de cada uno. Nuestra gente ha trabajado muchísimo. Humildemente hemos permitido que el país pueda conectarse en el momento de mayor necesidad. Siento un enorme orgullo del equipo. Como decía aquel, nuestra gente se ha dado cuenta de que no pica piedra, sino que construye catedrales.

El esfuerzo inversor previo en fibra óptica ¿es parte del éxito?

Es un esfuerzo en inversión en fibra, pero también de convicción. Telefónica estaba convencida en acelerar la migración a la fibra. Yo asumí esta dirección general en 2013. Entonces teníamos 1,2 millones de unidades inmobiliarias pasadas por fibra y ahora tenemos 25 millones. Ha habido meses en los que hemos cubierto 400.000 unidades inmobiliarias al mes, lo que en Francia quizá se hace en un año.