Barcelona afronta un mandato con la fiscalidad más alta de España

Xavier Trias ganó las elecciones, pero está por ver si puede gobernar o si Jaume Collboni le quita la alcaldía con pactos alternativos. Sea quien sea, se enfrenta a cuatro años en los que se deben resolver retos tan importantes como la fiscalidad, la movilidad, la ampliación del aeropuerto o la vivienda.

Ni Ada Colau, ni Jaume Collboni. Al final fue Xavier Trias, de Trias per Barcelona -candidatura apoyada por Junts per Catalunya- quien se llevó las elecciones en Barcelona. Esto no quiere decir que vaya a ser alcalde, porque con 11 concejales tendrá que evitar pactos alternativos para conseguirlo. El mismo Collboni (PSC) se lo podría poner complicado porque, con 10 concejales, aspira al apoyo de Colau (BComú) y ERC para ser investido alcalde, si bien los republicanos son reticentes. Trias también busca el apoyo de ERC, aunque no suman mayoría, y puede ser alcalde en solitario como lista más votada, siempre que no se fragüe una mayoría alternativa.

Este será, pues, el primer gran reto del nuevo gobierno barcelonés, formarse. Las combinaciones no están decididas y Trias debe convencer a un Collboni que ve la alcaldía más cerca que nunca pese a quedarse una concejalía por debajo que el candidato de Junts. No obstante, este debate no debe eclipsar el resto de retos a los que se enfrenta el gobierno del municipio más importante de Catalunya durante los próximos cuatro años, la gran ciudad española con la mayor fiscalidad de España, según datos del PP, tras analizar las ordenanzas de siete capitales.

La fiscalidad será uno de los grandes retos de Barcelona esta legislatura, como también lo serán la gestión de infraestructuras como el aeropuerto -y su ampliación-, el turismo y los cruceros, el saneamiento de las cuentas municipales, la reclamación de las deudas que la Generalitat tiene con la ciudad, la seguridad, la movilidad, la limpieza o la vivienda, por poner solo algunos ejemplos.

Fiscalidad

Durante la campaña, todos hablaron de temas como los impuestos al turismo, con Colau, Collboni y Maragall con la intención de subirlos, pero ninguno se pronunció sobre unas supuestas intenciones de reducir la presión fiscal sobre los ciudadanos de la ciudad. Solo Trias se refirió a la posibilidad de revisarla a la baja, pero no especificó un plan concreto.

Y es que Barcelona, según datos del PP -que ha duplicado su peso en el Ayuntamiento de Barcelona de 2 a 4 concejales-, se sitúa como la gran ciudad española que mayor carga fiscal ejerce sobre sus ciudadanos. Según sus datos, Barcelona aplica un tipo impositivo en el IBI del 0,860%, superando por mucho el 0,400% de Madrid o el 0,723% de Valencia, la siguiente en la lista. De hecho, el tipo impositivo de la capital catalana es del 0,66% pero aplica otro 0,2% para financiar el transporte público del Área Metropolitana, siendo la única ciudad que hace algo parecido.

Asimismo, Barcelona es también la gran urbe española con un mayor cargo por Impuesto de circulación en vehículos de entre 12 y 15,99 CV fiscales, que son la mayoría, con una cifra de 143,88 euros, significativamente por encima de los 129 euros de Madrid y los 138,90 euros de Málaga. Hay ciudades, como San Sebastián, donde el recargo por el Impuesto de circulación es más alto, pero en esta comparación del PP solo se han analizado Barcelona, Madrid, Valencia, Sevilla, Murcia, Málaga y Zaragoza.

Siguiendo con el desglose de impuestos y tasas, Barcelona presenta también la mayor tasa de grúa -por el traslado del vehículo al depósito- de todas las ciudades analizadas, con un importe de 173 euros, muy lejos de los 151,97 euros de Valencia, siguiente en la lista, o de los 98 euros de Murcia, la que presenta una cifra más baja. También es la que mayor presión ejerce por aparcar en la zona azul, con un precio que supera al de Madrid -la segunda mas cara en ese ámbito- en 75 céntimos por hora. Todo ello hace que los ingresos per cápita del Ayuntamiento de Barcelona sean más elevados que los del de Madrid, con énfasis en las tasas municipales, ya que los ingresos por impuestos son superiores en Madrid, con datos hasta 2021 de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), que todavía no reflejan que en 2023 Madrid redujo el IBI al mínimo legal del 0,4%, y suprimió 10 tasas municipales y 8 precios públicos.

Frente a todas estas cifras, las únicas concreciones en materia de presión fiscal que Xavier Trias puso encima de la mesa en su programa fueron una “revisión” de la misma, así como la bonificación del IBI a las familias monoparentales y a quienes alquilen viviendas a menores de 35 años, o pagar por los residuos en función del nivel de generación. Jaume Collboni, que podría arrebatarle la alcadía por pactos, no cambiará la carga de tributos ni tasas que dependen del ayuntamiento, aunque sí aboga por una ampliación de la fiscalidad turística y por el mantenimiento de la bonificación de la tasa de terrazas a la hostelería mientras se conforma un nuevo modelo de tarifas consensuado con el sector. Colau, que puede poner algunas de sus medidas como condición para el pacto -indispensable para que gobierne Collboni- defendía en su programa avanzar hacia una fiscalidad basada en la tarificación según renta como medida distributiva y con “penalizaciones fiscales”, por ejemplo, para locales comerciales vacíos.

Otra tarea pendiente es la reclamación a la Generalitat de la deuda pendiente con el Ayuntamiento, que a 31 de marzo ascendía a 24,5 millones. Como punto positivo, Barcelona cerró 2022 con una deuda financiera de 847 millones, lo que supone un 29,52% de los ingresos corrientes, muy por debajo de la media de otros muncipios.

Infraestructuras y movilidad

Visto que los ciudadanos probablemente sufrirán, sino la misma, una mayor presión fiscal, salvo medidas inesperadas por su ausencia en el programa,, los alcaldables centraron mayor atención durante la campaña a la promoción de Barcelona, al desarrollo de sus infraestructuras, a la movilidad y la gestión del turismo.

Empezando por el aeropuerto, su ampliación ha concentrado titulares durante años y lo seguirá haciendo durante los próximos ejercicios. A la oposición frontal de grupos como BComú, que podría ser otra de las condiciones de Colau para aceptar a Collboni como alcalde, se suma la preservación del espacio natural de la Ricarda, la escasez de fondos y financiación para llevarla a cabo y la necesidad de ponerse de acuerdo con España y Europa.

Siguiendo con su estrategia de ambigüedad, el ganador Trias exigía en su programa que el consistorio barcelonés participe en la gestión del aeropuerto e instaba a aprovechar el potencial de los aeropuertos de Girona y Reus respecto al de Barcelona, que tenía limitaciones ambientales, pero a la vez prometía “ampliar y promocionar las infraestructuras geoestratégicas de la ciudad, especialmente las digitales y todas las vinculadas al puerto y al aeropuerto de Barcelona”. Por su parte, Collboni insistía en su programa en convertir El Prat en un aeropuerto intercontinental.

Otro de los grandes retos de la nueva legislatura es la movilidad y el urbanismo, ambos entrelazados, y es de atrevidos aventurarse sin ni siquiera saber quién gobernará y con qué apoyos lo hará. En el apartado de urbanismo destacan proyectos de gran envergadura como la unión del tranvía por la Diagonal; la reforma de la rambla; terminar de decidir qué espera Barcelona de Glòries; la culminación de la nueva Via Laietana, y la extensión de las supermanzanas, con cuatro terminadas y hasta 21 en total según los planes iniciales de Colau, que el resto de partidos rechazan. Después de un gobierno municipal tan agresivo con el coche privado como lo ha sido el de Colau, está por ver si estos proyectos prosiguen según lo previsto hasta ahora. De hecho, el programa de Trias habla de que la mayoría de los desplazamientos internos realizados con coche privado se pueden presumir “esenciales” y reconoce el consolidado ecosistema empresarial y de startups relacionadas con la automoción y la movilidad, contexto que “hay que aprovechar y promover”.

Otros retos del gobierno municipal serán evitar nuevos retrasos de la Generalitat para terminar la Línea 9 del Metro, prometida para 2029, presionar al Gobierno para mejorar la red de Rodalies, y conseguir acabar el carril bus-VAO de la B-23 de entrada por Diagonal. La apuesta por una mayor afluencia de buses nocturnos y la prolongación de la L8 entre Espanya y Gràcia por parte de Ferrocarrils de la Generalitat (FGC), atravesando el Eixample, son otras grandes actuaciones previstas en la ciudad.

Finalmente, en cuanto a la vivienda, todos prometen más pisos de precio asequible, aunque BComú era el partido que llevaba por bandera combatir la “especulación inmobiliaria” a costa de obligaciones a promotores y propietarios, mientras Trias ofrece apoyo a las familias más vulnerables y la creación de una regulación consensuada, y Collboni también aboga por la colaboración público privada.