Artero, una empresa familiar consolidada en 90 mercados internacionales

El consejero delegado de Artero, cargo que comparte con su hermano Eduardo, explica las claves del éxito de una compañía que lleva 114 años siendo la referencia en su sector.

Si ya es complicado crear una empresa y conseguir que funcione, mucho más es hacer que perdure en el tiempo. Muchos pensarán que una vez el negocio ha arrancado, todo viene rodado. Nada más lejos de la realidad, casos como el de Artero, una empresa catalana dedicada a la fabricación y comercialización de productos de calidad profesional para el cuidado del pelo de los animales de compañía, del cabello humano y del manto del caballo, no son muy habituales.

Artero nació en 1909 y, desde entonces, ha habido dos guerras mundiales y varios conflictos más, además de muchas crisis y terremotos políticos. Hechos que han acabado con muchas empresas, pero no con esta, que además, ha intentado mantenerse fiel a sus valores y principios, conservando el espíritu familiar que inició su fundador y continuan sus bisnietos, Alex y Eduardo Artero.

Actualmente, como explica Alex, que comparte el cargo de consejero delegado de Artero con Eduardo, Artero “ya trabaja de forma internacional”. “Estamos presentes en 90 países en todo el mundo, en muchos de forma indirecta y, en algunos, de forma directa con nuestra propia empresa, como en España, Francia, el Reino Unido y Estados Unidos”, añade. Artero detalla que la empresa no ha tenido siempre un enfoque tan diversificado. “El común denominador ha sido el conocimiento del corte de pelo con máquinas, elemento que ha dado pie a desarrollarnos en los distintos sectores”, expone. “Sobre todo ha crecido el sector de la peluquería canina, inexistente en 1909. Fue cuando se empezó a directamente esquilar a los perros en algunas pajarerías cuando algún cliente en la época nos pedía alguna máquina para hacerlo y, sin darnos cuenta, el río se ha ido haciendo grande y hemos crecido”, detalla.

A partir de entonces Artero empezó a crecer, primero de forma local y, desde hace dos décadas, llegando a todo el mundo. Alex argumenta que la internacionalización era un paso natural en el momento en el que la compañía quiso crear su propio producto. “Hasta ese momento distribuíamos productos de otros países y marcas que no tenía sentido vender fuera del nuestro. En el momento en que creamos nuestros productos, nos permitió presentarnos a nivel internacional”, relata. El directivo añade que España y Catalunya siguen siendo los principales mercados para Artero, pero su peso en el conjunto de la compañía cada vez es menor respecto al de otros países, algo que considera positivo.

Una multinacional con espíritu familiar

Alex Artero identifica dos retos principales para el corto y medio plazo para la empresa. “Por un lado, nuestro objetivo a corto plazo es a nivel comercial, donde buscamos más volumen que cantidad porque creemos que ya estamos presentes en muchos países. Lo que queremos es incrementar el volumen de venta en cada uno de ellos, crecer en cuota de mercado y tener más referencias”, detalla.

El segundo objetivo pasa por la producción. “Siempre hemos sido una empresa más comercial que industrial”, admite Alex Artero. “Lo que estamos intentando es ser un poco más industrializados y depender menos de proveedores externos”, añade. Esta decisión se está trabajando desde hace años, pero el Covid-19 fue solo la confirmación de que la idea era la correcta. “Hay un nuevo departamento de I+D liderado por un ingeniero y estamos invirtiendo en maquinaria y nuevos diseños, know-how y en la aportación de novedades”, acaba.

Todo, mientras la empresa sortea uno de los grandes retos no solo de la industria, sino de todo el mundo, el desafío medioambiental, y, de paso, intentan mantener su esencia familiar. Sobre lo primero, Artero explica que la empresa “ha invertido en dotar la sede principal de placas solares y un mayor aislamiento para un mejor uso de la energía”. “La iluminación es toda de LED de bajo consumo”, asegura antes. “En cuanto a productos, estamos comprometidos. Estamos moviendo referencias usando el menor plástico posible, sobre todo en el embalaje y sustituyendo el plástico en algunos productos, por ejemplo, el bambú. Hemos modificado 80 referencias cambiando el plástico por otros materiales”.

Sobre su filosofía familiar, Alex admite que “cada vez es más difícil porque todo está más disperso”. “Tenemos las principales tareas de dirección repartidas entre mi hermano y yo y creo que hemos mantenido esa esencia familiar porque cualquier persona puede llegar a nosotros y aportar o manifestar dudas y opiniones”, argumenta. “Haremos lo que sea posible para mantenerlo porque pienso que esto nos da mucho valor y agilidad”, añade antes de opinar que “las empresas grandes son lentas y burocráticas, pero nuestro estilo, aunque tiene puntos débiles, nos da más de lo que nos quita”.