Liderar no es ejercer poder

Según la RAE, liderar es: “Dirigir o estar en la cabeza de un grupo, partido político, competición”. Liderar es mucho más. Cuando hablamos de liderazgo, no hablamos de jerarquía, de quién es el “jefe”. Hablamos de actitud, de compromiso, de quién guía o dirige; hablamos de participación, de inclusión, de respeto. Para poder liderar se necesitan altas capacidades, habilidades y competencias, al alcance de todas las personas, aunque sólo desarrolladas por unos pocos. Uno de los grandes consultores que hay en este país, Carlos Escario, define el liderazgo como “La potenciación de las capacidades directivas para generar un impacto positivo en uno mismo, en las relaciones con los demás, en la cohesión de los equipos y en la cultura de las organizaciones que se lideran. El liderazgo es un gran poder que conlleva una gran responsabilidad. La responsabilidad de ejercer el liderazgo de una manera que fomente la cohesión, y desarrolle el talento de otras personas y la innovación empresarial. Liderar es que otros mejoren en mi presencia y que el impacto perdure en mi ausencia”.

En los últimos años, las empresas han realizado un cambio importante. Al factor humano se le ha empezado a dar más importancia y las personas han pasado de ser sólo empleados iguales, a reconocerse con nombre y apellido. La humanización de los departamentos se ha convertido en una prioridad, lo que ha constituido una transformación fundamental en los modelos de gestión. Todo cambio en la organización implica un cambio en las personas, y en circunstancias como éstas, el desarrollo de nuevas habilidades para los líderes se vuelve imprescindible.

Una de las primeras premisas para un buen liderazgo es inspirar a las personas. A esto hay que añadir la pasión, sin la cual es imposible que haya emoción, además del respeto, credibilidad y coherencia. Hay que tener, además capacidad de empatizar, y una buena inteligencia emocional que nos permita identificar nuestras emociones, gestionándolas adecuadamente y ayudando a mi equipo a que gestionen las suyas. Capacidad de comunicación efectiva, siempre desde el “SER”, la visión, teniendo la capacidad para poder transformar esta en realidad, el compromiso, imprescindible conmigo en caso que se apague la pasión y el coraje, para poder llevar a término este liderazgo.

Para ser un buen líder, se deben tener algunas habilidades profesionales, tales como saber trabajar en equipo, tener la capacidad de saber intervenir en el entorno, concentración para no despistarse con lo que quieren los demás y a la vez saber escuchar lo que ocurre a mi alrededor, saber generar necesidades y gestionar las resistencias, especialmente las internas, tener claro que en ocasiones es importante saber salir de los propios límites establecidos por uno mismo, actitud para actuar con rapidez y agilidad, capacidad de adaptación a los cambios, consciencia que no se puede llegar a todo y a pesar de ello, tener claro que el líder está para ayudar, capacidad para crear y mantener un buen ambiente, permitiéndome “SER” y permitiendo que los demás también sean. Capacidad de comunicación desde la presencia, saber escuchar activamente, tener muy bien desarrollada y trabajada la creatividad y poder trabajar la definición de objetivos con todas las posibles líneas de actuación y especialmente para la resolución de problemas.

El liderazgo no está basado en la exhibición sino que, trabajando desde la humildad, debe tener la capacidad de desarrollar y potenciar personas seguras de si mismas, autónomas y con la capacidad de afrontar y asumir nuevos retos y objetivos. Solo debes observar el talento y el talante de las personas que rodean a un directivo, para saber si este es un buen líder. Para liderar es imprescindible disponer de muchas habilidades, competencias y talento, liderar es tener la capacidad de influir en las demás personas, conseguir que actúen como el líder desea y que además estén motivados en hacerlo, que elijan trabajar felices con la labor que desempeñan y que lo hagan de manera eficiente y eficaz. Un líder, tiene la capacidad de integrar actitud, habilidades, competencia y talento a cada uno de los integrantes de su equipo y que además, estos dispongan de la capacidad para desarrollarse de manera autónoma, conoce perfectamente bien sus puntos fuertes y sus debilidades y tiene actitud y capacidad para que estas pasen a ser puntos fuertes. Liderar es crear equipos de alto rendimiento con la motivación suficiente, para que cada integrante del equipo sea capaz de autoliderarse. Liderar es dirigir la orquesta, siendo conocedor que cada integrante de la misma tiene la capacidad de trabajar tanto de manera individual como en equipo y lograr la consecución de resultados de manera ordenada. Liderar, impacta directamente en acciones para las que muchas veces, no estamos preparados, especialmente en momentos difíciles y de crisis y es justo en estos momentos, cuando la comunicación es muy importante. La percepción de un equipo es distinta si como líder digo “Tenemos un desafío por delante que nos va a llevar un tiempo extra alcanzar” o digo “Tenemos un problema y no sé si seremos capaces de alcanzar los objetivos” Por este motivo, es básico que el líder sepa expresarse de manera asertiva y sincera, sin esconder información, escuchando de manera activa a su equipo valorando todas y cada una de las aportaciones.

Todos los inicios de año nos sirven como excusa para poder marcarnos objetivos, y si, digo como excusa, puesto que cualquier día es válido para poder marcarme un objetivo. Un buen líder marca, define y concreta muy bien sus objetivos. Un objetivo, debe estar vivo, esto es, debes saber adaptarlo a lo que te va sucediendo mientras trabajas en él, incluso puedes cambiarlo si tomas consciencia que a medida que te vas acercando a él, vas perdiendo esta pasión.

En mi experiencia como coach y consultor en Comportamiento, he podido apreciar el alto nivel de liderazgo y emprendimiento que existe en Catalunya, con directivos que saben definir bien sus objetivos y los de su entorno, de ahí el enorme número de PIMES que hay.

Por este motivo, un líder nunca te va a preguntar “¿Por qué...?” Siempre te preguntará “¿Para qué...?” Puesto que un Para qué marca finalidad y la finalidad de un buen líder es liderar con el ejemplo.