La edad, la discriminación más común en empresas

El paro sénior ha caído significativamente en los últimos 10 años, pero se ha estancado amenazando el estado de bienestar para una población cada vez más veterana.

Si alguien os propusiera el reto de pensar en distintos tipos de discriminación en el ámbito laboral, seguramente muchos pensaríais, y con toda la razón, en la discriminación de género, de cultura o de raza. Son problemas claros del sistema laboral actual y hay que actuar para erradicarlos. No obstante, pocos pensaríais en la discriminación por edad, un hecho también constatado y contrastado. El paro sénior y las dificultades de los perfiles más veteranos para encontrar trabajo es otro problema a resolver, y muy grave además, por varias razones.

Vamos a poner cifras. En España, hay 2,92 millones de parados. De ese total, 1,61 millones son personas mayores de 45 años. Si miramos a Catalunya, de las 350.945 personas desempleadas, 204.040 tienen más de esa edad. Subiendo un poco la media de edad hasta los 55 años, vemos que el paro en esta franja de edad alcanzaba en el segundo trimestre el 7,90% hasta las 56.000 personas.

Si miramos la evolución anual podemos pensar que, en realidad, se está trabajando por resolver el problema. Pero nada más lejos de la realidad, pese a que el paro sénior (+55) ha caído del 17,17% en 2015 al 7,90% en 2022, vemos que se ha estabilizado alrededor del 8% desde 2018. “La discriminación por edad es el fenómeno más común en empresas y organizaciones”, alerta José María Torres, presidente de Compymes a elEconomista.es. “Pero se trata de una discriminación menos visible porque la población muestra menos sensibilidad hacia el edadismo”, añade. Sergi Ramo, consejero delegado de Growz Consultants coincide. “Nos fijamos mucho en la diversidad de género, pero el sénior está discriminado”, dice. Además, tanto Ramo como Torres apuntan un matiz a tener en cuenta. “El perfil sénior está doblemente discriminado”, apuntan ambos.

Perfil tecnológico y experimentado

Ramo no tarda en desmitificar lo que demasiados piensan. “Sé que muchos piensan en la tecnología, en que los sénior no saben usarla. A veces nos olvidamos que la generación X es la que creó la tecnología y que son mucho más tecnológicos de lo que nos pensamos. Pensar en tecnología y en talento sénior nos chirría”, lamenta. “Piensa en algunos casos. Ana Botín, Juan Roig, etc., tienen más de 50 años y nadie los considera rezagados tecnológicamente”, añade.

A esta misión de desmitificación se une también el Payment Innovation Hub en su informe Descubriendo al consumidor silver, que concluye que la generación silver -de personas entre 55 y 75 años- será en cinco años el 35% del PIB europeo y que cada vez es más tecnológica. Además, señala el informe, ha añadido gran poder prescriptor de productos en su círculo más cercano. De hecho, Ramo señala que habría que incentivar la contratación sénior porque no solo son perfiles también tecnológicos, sino también “son perfiles más conectados, conocen a más gente y tienen más experiencia, con lo que son clave en el momento de tejer alianzas, relacionarnos con otras empresas, ...”. Ramo aboga por un mix de talento sénior y júnior. “Debemos buscar talento joven, que nos aporta digitalización y dinamismo, y talento sénior, que nos da expertise, reflexión, conexiones y además puede ser mentor. Combinarlo crea sinergias que permiten que las empresas avancen mejor”, acaba.

Jaque al estado de bienestar

El paro sénior supone, además, un problema grave para el estado del bienestar por varios motivos. El primero, el 32% de la población en España supera los 55 años y cada vez serán más. Si este grueso de la población no cotiza porque no tiene trabajo, las arcas públicas se resienten. Además, hay que tener en cuenta que un perfil sénior, de media, aporta más dinero al Estado que un perfil júnior. Según un estudio de la Cámara de Comercio de Barcelona, en 2020 un perfil novel, de entre 25 y 34 años cobraba un 21,3% menos de media que uno sénior. Según Mónica Roca, presidenta de la entidad, “Catalunya tiene un problema grave de equidad intergeneracional”.

Esto, que parece un dato sin más, es un contratiempo importante porque, como apuntan desde la cámara, las pensiones cada vez son más parecidas al sueldo de quienes las sostienen y eso, valga la redundancia, es insostenible. Hace 20 años, la pensión media en Catalunya representaba el 59,5% del sueldo medio. Ahora representa el 76,8%. Si cada vez más personas estarán en edad de jubilarse, cada vez hay menos en edad de trabajar y, además, se discrimina a los perfiles que más pueden aportar, la balanza queda totalmente descompensada. Para ilustrarlo todavía mejor, José María Torres concreta que “en 2018, por primera vez en la historia, las personas de 65 años superaron en número a los niños menores de cinco años en todo el mundo”. “En España -y por tanto en Catalunya-, los mayores de 50 ya son el doble que los menores de 18, lo que puede hacer inviable el relevo generacional que hasta hace poco se daba de forma natural en las empresas”. Torres acaba con una profecía desalentadora. “Si no se toman medidas para mejorar la situación laboral de los mayores, se frenarán las mejoras en el nivel de vida y se generarán aumentos insostenibles en el gasto social”.