La mayor cadena nacional de autoescuelas de nueva creación evoluciona de ‘low cost’ a ‘smart’

El cofundador de la cadena de autoescuelas hoy-voy ha sido elegido Joven Empresario del Año por AIJEC por haber revolucionado su sector con la incorporación de tecnología.

El 19 de octubre, Carlos Duran recogió el premio a Joven Empresario del Año otorgado por AIJEC, la Asociación de Jóvenes Empresarios de Catalunya, por haber revolucionado su sector con la incorporación de tecnología. Duran se impuso a las gemelas Eva y Maria Martin, de Tiendeo, y a Oscar Pierre, de Glovo. Pero de esa revolución hace ya una década, y lo que nació como un modelo low cost gracias a la tecnificación, se ha convertido ahora en un sistema de aprendizaje optimizado gracias al big data, y todavía perfeccionable gracias a la inteligencia artificial. Ahora, hoy-voy es smart, señala su cofundador, que procedía del marketing digital con su propia agencia de diseño web y se alió con un profesor de autoescuela en 2012.

Así, hoy-voy se ha convertido en una de las mayores cadenas de autoescuelas de España con 39 centros repartidos por todo el país (29 en Cataluña) y una plantilla de más de 400 personas. De hecho, es la mayor si se tiene en cuenta que todos sus locales abren de cero con el método hoy-voy, y no incorpora autoescuelas ya existentes. “Lo pensamos muy bien antes de abrir una nueva autoescuela, y de momento, no hemos tenido que cerrar ninguna”, indica Duran.

Su hoja de ruta pasa por seguir creciendo, pero de forma medida, y en forma de mancha de aceite desde localizaciones ya consolidadas, especialmente en Cataluña y el arco mediterráneo, aunque también exploran la zona norte de España. Además, cualquier inversión la abordan con sus propios recursos: “No tenemos inversores porque nos interesa hacerlo a nuestra manera, con control sobre las decisiones finales que se toman”, explica el directivo a elEconomista.es. No es amigo del esclavismo de los objetivos económicos.

Con todo, en un sector con márgenes muy reducidos, están explorando nuevas vías de ingresos, como alianzas con otras empresas que puedan ofrecer servicios a los conductores noveles, de los que ellos tienen perfiles de necesidades e intereses tras haber entregado más de 50.000 carnets. El espectro potencial es amplio: marcas de coches, car-sharing, compañías de venta de vehículos de segunda mano, seguros de auto, aparcamientos, y viajes por la libertad que logran al tener el carnet, entre otros.

Evolución

“Cuando nacimos, había tres condicionantes que tenían en cuenta los alumnos a la hora de elegir autoescuela: el primero y más importante era el precio, el segundo la flexibilidad, que en aquella época había muy poca, y el tercero el compromiso de la autoescuela para conseguir resultados”, recuerda Duran.

“En estos años, la tecnología ha ido creciendo, y hemos acumulado aprendizaje, lo que ha permitido eficiencia en costes y métodos formativos. Tenemos una aplicación inteligente para que los alumnos se entrenen para el teórico, y que al salir les pregunta que marquen tres preguntas que hayan salido. Como tenemos más de 200.000 exámenes registrados, nos permiten acotar qué preguntas salen más y cuáles fallan más nuestros alumnos”, ejemplifica.

Añade que tienen una app en los ipads de todos sus coches de prácticas donde apuntan en cada práctica los ítems que valora el examinador: “Sabemos los puntos fuertes y débiles de los alumnos, y le podemos decir al alumno su probabilidad de aprobar. Podemos pronosticar en teórica y práctica, con inteligencia enfocada al resultado”.

“Hace diez años irrumpimos en el sector de las autoescuelas con una idea revolucionaria, y ahora lo queremos volver a revolucionar gracias a la renovación de la flota y el conocimiento que aporta la acumulación de big data. No lo puede hacer nadie más porque nadie más tiene más de 3 millones de clases prácticas registradas. Todo lo aprendido tiene que servir para comprometernos con los alumnos para su éxito teórico y práctico, por ejemplo, con algoritmos para poder ofrecer un precio cerrado del carnet”, sostiene con pasión.

Duran concibió la idea de negocio de hoy-voy mientras conducía de Madrid a Lleida a visitar a sus padres, y siempre ha sido un alma inquieta. Empezó Empresariales e Ingeniería industrial, pero las dejó a medias. Sí que completó un curso de administración de empresas, y también vendió seguros de vida. “A los 18 años ya montaba conciertos y era representante de artistas, y a los 21 monté la agencia de diseño web”. En paralelo a hoy-voy, justo antes de la pandemia preparó el debut de su propio grupo musical, pero finalmente Arroz Rojo presentará su primer disco este noviembre, y cuenta con un equipo para los conciertos que muchos envidiarían, como un bajista de Antonio Orozco, el teclista de Jarabe de Palo, y un guitarrista de Maldita Nerea.