‘Fet a Catalunya’ y la emprendeduría industrial

A primeros de septiembre, el conseller de Empresa y Trabajo de la Generalitat de Catalunya, Roger Torrent, anunció el plan para la reindustrialización del tejido productivo catalán para que el sector industrial pase del 20% del PIB actual al 25% en 2030. No se escatimarán recursos, ya que está previsto que se destinen 3.200 millones de euros para el Pacto Nacional para la Industria (PNI) 2022-2025. Desde NEEC (Nous Emprenedors i Empresaris de Catalunya) acogemos favorablemente este anuncio que llega desde la administración. Pero se cometería un error si todo el arduo proceso de “reindustrialización” no se acompañara de las propuestas que también pueden surgir -y que inevitablemente surgirán- desde el sector privado y el propio tejido industrial.

De los cinco ámbitos temáticos del PNI, echamos en falta una mención más concreta al emprendimiento industrial. Cierto es que uno de los ejes estratégicos del Plan habla de Digitalización, Industria 4.0, Innovación, Internacionalización; y que otro punto hace referencia a la Financiación y una indeterminada “Dimensión empresarial”. El sector industrial aporta innovación permanente (tecnología aplicada, Industria 4.0), economía capilar (relaciones comerciales con clientes y proveedores), genera empleo de calidad (actualmente el 18% de la ocupación laboral), se arraiga a un territorio (fomentando el reequilibrio territorial, evitando su despoblación y la fuga de las personas más jóvenes y capacitadas).

El emprendimiento industrial también significa producción de proximidad -o de kilómetro cero, expresión muy en boga- reduciendo las distancias entre el origen de las materias y componentes primeros y los centros de ensamblaje o transformación. Nos referimos a aquellas materias o componentes que sí pueden crearse o desarrollarse en Catalunya, incluso las fuentes energéticas, que debieran ser renovables y menos dependientes de los combustibles fósiles que importamos a unos precios que no podemos controlar y que sangran nuestras empresas. No es lo mismo que una industria necesite unos componentes que se fabrican a 25, 50, 100 km que si se producen a miles de kilómetros de distancia. A mayor proximidad, menos desplazamientos, menos emisiones contaminantes y menos tiempos de espera que provocan paros de producción y ceses temporales de los empleos.

Pero que se entienda bien, no proponemos regresar a una autarquía ni al autoconsumo. Todo lo contrario. En el sector industrial no es incompatible la producción de cercanía con el acceso a los mercados internacionales más competitivos y exigentes. El propósito no es otro que “De Catalunya, al mundo”. A mayor innovación, a más presencia de la tecnología, más fácil es la internacionalización del tejido industrial a través de la excelencia. Y aquí tenemos un amplio terreno por recorrer, ya que aún es enorme el gap existente entre lo que debiera ser la Industria 4.0 y la realidad industrial propiamente dicha. Por esto es fundamental la protección a la emprendeduría innovadora en el sector industrial.

Según apunta el Informe GEM Catalunya 2020-21 (Global Entrepreneurship Monitor), el sector económico que concentra la mayor parte de nuevos proyectos emprendedores es el vinculado con los servicios (75%), ya sean servicios orientados a otras empresas (el llamado B2B, con un 31%); o bien destinados a los consumidores finales (conocido también como B2C, con un 44%). Mientras que en el sector “transformador” (emprendimiento industrial) los proyectos representan el 24%. Un 75% frente a un 24%. El diferencial es demasiado grande. Que no se interprete mal nuestro argumento: no defendemos una desterciarización de la economía catalana porque sería ir en contra de una realidad consolidada en todos los países desarrollados desde hace décadas. Pero sí de volver a dotar al sector industrial del peso específico que disfrutaba años atrás, especialmente en aquellos factores como la creación de empleo de calidad, capilaridad económica, arraigo en un territorio y sinergias estables entre los diferentes actores.

El Informe GEM (a través de una serie de encuestas a 2.000 personas entre 18 y 64 años), también apunta algunas de las barreras de entrada en la emprendeduría: la falta de políticas públicas de apoyo al emprendimiento (74%); la carencia de apoyos y acompañamiento financiero y de acceso a los créditos (57%) y la escasa formación en la creación de proyectos empresariales y emprendedores (57%). Que tome nota quien deba hacerlo.

Desde Nous Emperenedors i Empresaris de Catalunya (NEEC), conscientes de nuestras limitaciones, queremos contribuir a poner en valor el tejido productivo industrial. Hasta el 15 noviembre, se pueden presentar candidaturas a la segunda edición del premio ‘Fet a Catalunya’. Queremos reconocer la capacidad de innovación y resiliencia de nuestros emprendedores, especialmente los del sector industrial. El objetivo de este galardón es premiar a empresas o proyectos empresariales que, desde la búsqueda de la excelencia, aportan calidad y valor añadido al Made in Catalonia, al “Fet a Catalunya”. Es decir, productos ideados y producidos íntegramente en nuestras comarcas o bien que se han acabado de transformar activamente en Catalunya, aunque algunos procesos o componentes primeros vinieran de más allá del territorio catalán.

Con el ‘Fet a Catalunya’ intentamos aportar nuestro modesto granito de arena, con el apoyo de las empresas patrocinadoras del galardón y que creen en la innovación permanente en la industria. Pero no sólo en los procesos productivos o tecnológicos, sino también en el cumplimiento de los Objetivos del Milenio, en lo que respecta a la responsabilidad social de las empresas y al compromiso con la protección del medio ambiente.

Es evidente que hacen falta más apoyos al emprendimiento industrial, a aquellas personas que tienen ideas innovadoras y la capacidad de poder llevarlas a la práctica. Y de manera preferente al rico tejido de micro, pequeñas y medianas empresas, que representan el 99% de nuestro conglomerado económico. En este sentido, ‘Fet a Catalunya’ es una pequeña, pero ilusionante aportación para devolver al sector de la innovación industrial el peso específico que jamás debería haber perdido.