Catalunya estrena los primeros parques eólicos en diez años

La lentitud de la Generalitat a la hora de tramitar y autorizar nuevos proyectos pone en jaque cientos de MW de potencia eólica en la región y el patrimonio de los operadores.

La transición energética es uno de los mayores retos a los que se enfrenta la sociedad en la actualidad. Pese a que el titular de este reportaje destaque una noticia positiva, es importante acotar que muestra también una realidad muy incómoda, sobre todo si se analizan los datos con detenimiento. Mientras Catalunya se prepara para abrir sus primeros parques eólicos en una década, más allá de algunas iniciativas más pequeñas, la realidad esconde un proceso de tramitación de proyectos farragoso que está estancado y que, además, es el más caro de España. Las asociaciones sectoriales, como Eoliccat, y las empresas que desean invertir en aerogeneradores piden facilidades, pero lo cierto es que, pese a los nuevos parques, la ley catalana pone en jaque un despliegue que supondría la generación de 3.400 MW de energía renovable.

La situación actual pasa por la apertura de los primeros parques eólicos en casi 10 años. El último fue el de Serra de Vilobí en Tarrès, Garrigues, de 9 MW de potencia instalada con tres generadores, en el año 2013. Desde entonces, la única inversión en materia de energía eólica ha sido la instalación de un aerogenerador de 2,35 MW en Pujalt, Anoia, fruto de un proyecto de autoconsumo que agrupó a 500 pequeños inversores y que también propone la instalación de dos molinos en la sierra de Collserola, en Barcelona.

Antes de 2023, se abrirán con seguridad tres nuevos parques eólicos. El más importante será el de Els Barrancs, en Vilalba dels Arcs, Terra Alta, con una potencia de 26,6 MW promovido por Eòlica Tramuntana, de Naturgy Renovables, previa inversión de 27 millones de euros. Le seguirá el de Punta Redona, de 22,8 MW en los términos municipales de La Pobla de Massaluca, Batea y Vilalba dels Arcs, en la Terra Alta, promovido por la misma compañía tras invertir 31 millones de euros. Finalmente, se ampliará el parque de La collada, en el Perelló, Baix Ebre, con 9 MW más. Eòlica del Perelló, la empresa encargada, ha declinado ofrecer más detalles.

A estos tres se les podría unir uno más, que se convertiría en el más importante: el parque de Solans en los términos de Llardecans, Segrià, y La Granadella, en la comarca de las Garrigues, promovido por Eolia Renovables -ahora Engie- y con 44 MW de potencia. En un principio debería empezar a operar durante el primer trimestre del año que viene, pero las obras están casi terminadas y ya se ha lanzado el proceso administrativo necesario para poder energizar el parque en las próximas semanas, lo que podría adelantar su puesta en marcha. También en 2023, Ensburg SL tendrá listo un quinto parque eólico, en Vedat del Pany, en el Baix Camp, de 19,8 MW.

Si profundizamos en estos proyectos veremos que los dos parques de Naturgy corresponden a un concurso eólico que realizó la Generalitat en 2010, y que los otros se quedaron sin primas y se suspendieron hace años porque no eran rentables, pero ahora sí.

Trabas administrativas

Este dato pone de relieve la difícil tramitación de estos proyectos, hecho que pone en riesgo la transición energética en la región. Para solventarlo, la Generalitat cambió la normativa a finales de 2019 para agilizar los trámites e impulsar las renovables eliminando restricciones, pero el problema no se ha solventado. Según sus propios datos, las primeras autorizaciones de proyectos bajo la nueva normativa no han llegado hasta este año y no se prevé el visto bueno a ningún nuevo parque eólico hasta el año que viene. Desde Eoliccat advierten a elEconomista.es que, además, muchos de estos proyectos son incompatibles entre ellos porque se superponen, por lo que la potencia efectiva final que saldrá adelante podría quedarse en la mitad de lo que está en trámite. En ese sentido, según la Generalitat, hay solicitudes por una potencia de 789 MW a partir de 139 aerogeneradores, 304 MW de los cuales tramitaría la Generalitat y 485 MW serían tramitados por el Ministerio de Transición Ecológica. Del total, no hay ni un solo proyecto aprobado ni autorizado todavía. De ser ciertas las estimaciones de Eoliccat, la potencia final resultante podría quedarse en alrededor de los 390 MW.

De hecho, desde Eoliccat confirman que hay proyectos entrados en agosto de 2021 que todavía no han sido ni revisados. Si esta lentitud administrativa se le suma que los costes de tramitación en Catalunya son los más elevados de España, el contexto resultante es pesimista. Además, desde la asociación admiten que varios promotores están optando por agrupar parques para superar los 50 MW en sus proyectos y que la tramitación pase a ser competencia del Ministerio para la Transición Ecológica. Algunos ejemplos son ABO Wind, que agrupó los parques Tramontana I y Tramontana II, de 108 MW en total, para ese fin, o Starcraft, que hizo lo propio con cinco parques en la comarca del Segrià para sumar 250 MW.

Por todo ello, Eoliccat pide a la Generalitat más decisión para impulsar la generación eólica porque los 304 MW de los ocho proyectos que está tramitando suponen solo el 7,5% de los proyectos tramitables en la cartera del gobierno catalán. Sumando los 484 MW que tramita el gobierno central, se cubrirían los objetivos anuales de la Proencat 2050, que contempla la instalación de 700 MW de nueva potencia eólica el año que viene, pero seguiría siendo una cifra corta en comparación con los casi 3.400 MW que la Generalitat tiene en cartera, resultantes de restar los proyectos no declarados viables, los tramitados por el Ministerio y los desistidos por los promotores.

En ese sentido, desde la Generalitat, Teresa Jordà, consejera de Acción Climática, ha prometido que la inacción ha terminado y que ya hay más de 1.800 MW en tramitación fruto del decreto 24/2021. Además, ha dicho que en 2022 se aprobarán proyectos por 100 MW frente a los 9 MW totales de los últimos 10 años. Una cifra positiva, pero todavía corta según los objetivos propuestos.

Muy lejos de los objetivos

Según los objetivos de neutralidad climática de Catalunya, la región debe multiplicar por 18 la potencia de las energías renovables en 2050. Antes, se deberán cumplir una serie de hitos para garantizar que la transición energética va por buen camino, como alcanzar los 4.000 MW eólicos y los 6.000 MW fotovoltaicos para 2030. Estas cifras deben permitir, por un lado, hacer frente al cierre previsto de las centrales nucleares y, por otro, hacer que la energía eólica suponga en 2050 el 50% de la generación eléctrica de la autonomía, y la fotovoltaica, el 43%. Desde el govern admitieron que “el reto es gigantesco” y que sus planes son ambiciosos pero imprescindibles.

Según los cálculos de Eoliccat, no vamos por buen camino ni siquiera para cumplir la primera tanda de objetivos, los primeros previstos para 2030. En ese sentido, toda esa potencia instalada para renovables serviría para que, a principios de la próxima década, el 50% de la electricidad consumida en Catalunya procediera de fuentes renovables. En la actualidad, sin embargo, apenas se llega al 15%. Según Jaume Morrón, gerente de Eoliccat, al ritmo actual no se alcanzarían los objetivos para 2030.

Además, y lo que es más grave, la lentitud administrativa actual podría poner en jaque más de 1.000 MW de potencia eólica, que podrían recalar en otras regiones que ofrezcan una mejor bienvenida a propuestas de este tipo. El motivo es que, si los proyectos no disponen en enero de 2023 de la declaración de impacto ambiental y en abril de 2023 de la autorización administrativa previa y la de construcción, estos perderían el derecho a tener un punto de conexión a la red eléctrica.

En caso de perder el derecho al punto de conexión, los proyectos perderían los avales y otras comunidades españolas con una mayor actividad o velocidad de tramitación podrían solicitar estos puntos que, de momento, están adjudicados a Catalunya, ya que el reparto es a nivel nacional. Esta problemática no solo la sufren los proyectos eólicos, sino también los fotovoltaicos, por lo que, en la actualidad están en jaque proyectos de ambos tipos por casi 15.000 MW de potencia, varios miles de los cuales ya han sido considerados inviables y descartados por Catalunya, que todavía no ha autorizado ninguno de los proyectos eólicos presentados. Morrón advierte, “si no nos lo dan a tiempo y perdemos el derecho de acceso, tomaremos acciones legales”.