Sin apoyo político, Europa arriesga su liderazgo en eólica marina flotante
La eólica marina flotante ha surgido recientemente como una tecnología comercialmente viable y que cambiará las reglas del juego, acelerando la transición energética y abriendo un mercado global para la eólica marina. Con las tecnologías actuales, los parques eólicos fijos en alta mar son económicamente inviables por debajo de los 60 metros de profundidad, mientras que la eólica flotante se abre a abundantes recursos en aguas profundas y a importantes mercados en regiones con escasos emplazamientos de aguas poco profundas, como Japón o Estados Unidos. Estos nuevos parques eólicos flotantes permitirán que la oferta local deje de estar sujeta su propia demanda, creando así oportunidades de vender en múltiples mercados con diferentes condiciones.
En la actualidad, Europa ocupa una posición de liderazgo en el mercado. Portugal ha puesto en marcha el primer parque eólico flotante semisumergible del mundo, Francia ha convocado la primera subasta de tres parques eólicos flotantes de tamaño comercial y Escocia ha instalado recientemente el mayor parque eólico marino flotante del mundo. La empresa noruega Wind Catching System ha anunciado recientemente un novedoso concepto para desplegar energía eólica marina flotante a gran escala. Hay planificadas cuatro solicitudes para cuatro proyectos de parques eólicos marinos en Gran Canaria, con la Ordenación del Territorio Marítimo de España, para asignar casi 8.000 km2 de espacio marítimo para la generación mayoritariamente de energía eólica marina flotante.
España se ha convertido en un país puntero en el desarrollo tecnológico en este campo gracias a la madurez de sus cadenas de suministro de energía eólica y a sus capacidades industriales: con 10 empresas españolas que ya están probando plataformas flotantes para eólica marina, algunas empresas de servicios públicos que son una referencia en el mercado marino y un astillero español que construye las cimentaciones flotantes para muchos de los principales proyectos en el ámbito del fondo fijo. Por ejemplo, la empresa española líder en soluciones flotantes EOLOS es un proveedor principal de datos eólicos y oceánicos para la industria eólica marina. El desarrollo de la tecnología flotante en España y Portugal también ha atraído a la región a grandes empresas consolidadas que han aportado capacidades de otros sectores, lo que ha hecho que la Península Ibérica tenga la ventaja de ser la primera en proporcionar las bases para futuros proyectos. Sin embargo, Europa corre el riesgo de desaprovechar su posición de liderazgo en el mercado debido a un proceso de planificación fragmentado y lento, junto con la ausencia de una normativa armonizada y de mecanismos de mercado que reduzcan el riesgo para las inversiones en energía eólica marina flotante.
Uno de los mayores obstáculos para el despliegue de la eólica flotante es la falta de un marco normativo y de un mercado europeo que proporcione una base sólida al sector que reduzca el riesgo de las inversiones. A pesar de que muchos de los principios técnicos de la eólica flotante están probados, la falta de regulación del mercado está mermando la confianza de los inversores y disuadiendo a muchos inversores. Esto es crucial porque la mayoría de los proyectos flotantes innovadores están siendo desarrollades por pymes que carecen del músculo financiero necesario para llevar a cabo sus diseños sin que sean adquiridos o invertidos por corporaciones multinacionales. El desarrollo de los proyectos también se ve obstaculizado por un proceso de concesión de permisos complejo y fragmentado, dividido entre diferentes países y autoridades locales. Hay un enfoque aislado en cada etapa del proceso de planificación, con proyectos que van de un lado a otro entre departamentos como el de medio ambiente y el de industria. La situación se ve agravada por la falta de conocimientos y experiencia de la administración pública en el sector de la eólica marina flotante y la aversión a involucrar al sector privado o a servicios de consultoría.
En consecuencia, las normativas nacionales suelen estar anticuadas o no adaptados a los proyectos flotantes en alta mar y no reflejan la realidad de las nuevas actividades o aplicaciones, lo que obstaculiza su desarrollo. En la actualidad, se necesita una media de cinco años para tramitar la aprobación de un proyecto, frente a sólo un año para su implantación, lo que ilustra de forma contundente que la innovación y la tecnología avanzan a un ritmo más rápido que la normativa. En las condiciones actuales, el riesgo es que Europa no alcance su objetivo de 300 GW de capacidad eólica marina en 2050.
Europa podría ser líder del mercado mundial de desarrollo de la tecnología flotante y España y Portugal cuenta con las capacidades productivas necesarias para liderar este avance. La eólica marina flotante podría aportar 7.752 millones de euros al PIB de la Península Ibérica y crear 43.998 empleos directos y 33.828 indirectos de aquí a 2050. Iberia se convertiría así en un banco de pruebas y en un modelo de adopción global, ayudando a impulsar la descarbonización de Europa y, en general, del mundo. Sin embargo, esto requerirá una revisión radical de las políticas de planificación, los procedimientos y los mecanismos de mercado para estimular la inversión y garantizar que el poder de permanencia del capital coincida con el potencial de la innovación. La inversión empresarial a largo plazo necesitará políticas a largo plazo que miren a 2030 y más allá para ayudar a reducir el riesgo de la inversión. La normativa debe racionalizarse y alinearse entre países y autoridades nacionales. Deben adoptarse mecanismos de mercado inteligentes, como los CFD y las subastas, para estimular la innovación colaborativa.
Los actuales proyectos precomerciales pueden requerir una inversión a largo plazo de cientos de millones, por lo que la normativa y los mecanismos de mercado son esenciales para impulsar la confianza de los inversores. A su vez, una mayor financiación aumentará las economías de escala e impulsará las mejoras tecnológicas, contribuyendo a reducir los costes y los riesgos para los futuros inversores. Si lo conseguimos, Europa no sólo podría satisfacer gran parte de sus necesidades de energía eólica marina mediante soluciones flotantes, sino que se convertiría en el principal ejemplo y un exportador de tecnología eólica marina flotante para todo el mundo.