Objetivo: reactivación del turismo de negocios

Pese a que la evolución del proceso de vacunación ha sido ágil y ha propiciado cierta relajación de las medidas sanitarias, favoreciendo a su vez en cierta mesura la movilidad global de las personas, podemos constatar que con el 2021 se ha cerrado un año especialmente malo para la industria turística y hotelera de Barcelona.

El pasado año puede dividirse en tres bloques bien definidos, que dan buena cuenta de las dificultades y del contexto híper cambiante en el que vive sumido el sector. Por un lado, el comprendido entre los meses de enero y abril, marcado por el estancamiento acusado de la actividad turística, con cifras muy bajas de ocupación hotelera que con dificultades superaron el 20% y, con un parón de aperturas de hoteles que apenas alcanzó el 25%.

El segundo bloque, comprendido entre mayo y septiembre, se contextualiza con la creciente evolución del proceso de vacunación que propició la relajación del conjunto de medidas y restricciones sanitarias y, un grado más destacado de dinamismo en la movilidad de las personas. Sin embargo, pese a esta circunstancia positiva, las ocupaciones hoteleras siguieron siendo muy bajas, con una mala campaña estival en Barcelona que apenas alcanzó el 50% de ocupación con tan solo la mitad de los hoteles de la ciudad en activo.

Por último, el tercer bloque correspondería al comprendido entre octubre y diciembre, en que las ocupaciones hoteleras fueron en descenso, afectadas especialmente por la falta de visitante internacional y de negocio, como consecuencia de la consabida sexta ola, la aparición de la variante ómicron y, la aplicación de severas restricciones a la movilidad, especialmente a nivel internacional, que golpearon duramente el sector turístico en nuestra ciudad, culminando con una campaña navideña realmente floja, con ocupaciones hoteleras que estuvieron entre el 20% y el 30%, con la excepción de Nochevieja que llegaría a rozar el 60%.

En cuanto al número de hoteles abiertos durante el año 2021, no se cumplieron nuestras expectativas de llegar a finales de año con el 85% de establecimientos abiertos. La cifra finalmente se quedó en el 73% de hoteles abiertos.

Cabe no olvidar cifras especialmente relevantes que van consolidándose a lo largo de los dos años de pandemia que llevamos vividos y que, son fiel reflejo de la magnitud de la trágica situación económica y social que vive nuestra industria. Por un lado, por ejemplo, los 2.500 millones de euros que el sector hotelero de Barcelona ha dejado de ingresar en este periodo. O el 40% de trabajadores del sector que, aún en estos momentos, se encuentra en ERTE. Las primeras semanas del año 2022 han sido, como lamentablemente cabía esperar dadas las circunstancias, una continuación negativa en cuanto al ritmo de actividad turística se refiere. De hecho, ha dado comienzo con ocupaciones realmente bajas, que oscilan entre el 8% y el 15%, como consecuencia de la falta de visitante internacional, el cual para nuestra destinación representa el 85% del total de visitantes que llegan a pasar por nuestra ciudad.

En cualquier caso, frente a esta situación desde el sector hotelero tenemos toda nuestra confianza depositada en una sólida reactivación del turismo de negocios en Barcelona durante 2022. No en vano, tenemos por delante un calendario de eventos muy potente e ilusionante para este año, con sus organizadores trabajando a pleno rendimiento con el completo apoyo de todos los agentes implicados, con el objetivo y el convencimiento de que todos podrán celebrarse, con éxito y con total seguridad sanitaria.

En este punto cabe destacar que el turismo de negocios es, sin duda, un segmento vital para la ciudad de Barcelona en su conjunto y no tan sólo para la industria turística. Según el Barcelona Convention Bureau, el impacto del turismo de reuniones en la ciudad de Barcelona fue de más de 1.900 millones en el año 2019. Tiene, además, derivaciones muy positivas sobre ámbitos muy diversos: llegada de nuevas empresas, desarrollo de centros de investigación y formación, captación de talento empresarial y generación de empleo entre otras. En este sentido, resulta indispensable poner en valor el trabajo que viene haciendo Turisme de Barcelona y, con especial relevancia, la gestión que lleva a cabo del programa “Barcelona MICE Destination Support Programme” que, con el apoyo del consistorio municipal y de entidades como Fira de Barcelona i el Gremi d’Hotels, pretende dar un impulso a la captación y fidelización de congresos y eventos en la ciudad, contribuyendo así a la reactivación de la economía de la ciudad.

Pero para seguir cultivando y creciendo en este segmento estratégico y cualitativo para nuestro destino es del todo necesario insistir en que debemos recuperar la Barcelona propositiva. La Barcelona del sí. Debemos apelar al entusiasmo de nuestra sociedad para preservar la imagen y el atractivo de nuestra ciudad, trabajando entre todos para fomentar una actividad social y económica de calidad y sostenible. Debemos alentar el prestigio, el posicionamiento e influencia de Barcelona en el mundo. No debemos dejar pasar las oportunidades claras y consistentes que tenemos para poder hacerlo, como fue el malogrado proyecto de ampliación del Aeropuerto. O como lo serían proyectos como el museo del Hermitage o el de la Isla de los Museos. Por otro lado, civismo, valentía por asumir retos, conectividad, cultura, ciudad ordenada, proyección y gestión turística son algunas de las principales claves que debemos tener presentes para mantener la senda de la calidad, el reconocimiento y la vitalidad de Barcelona.

En los últimos meses han sido muchas las voces que desde la sociedad civil se han sumado y manifestado también en esta línea, reclamando para Barcelona un modelo de futuro que apueste por el crecimiento sostenible; con una administración facilitadora que se libere de burocracia innecesaria que frena la llegada de talento; que tenga entre sus prioridades la cultura y el valor creativo y artístico; que apueste por la conectividad internacional de la ciudad; que aplique políticas de movilidad claras y consensuadas con los diferentes agentes implicados; que ponga en valor el ecosistema formativo; que se muestre plenamente implicada con aquellos que apuestan por la ciudad.