El independentismo da forma a la república catalana digital

Mientras el independentismo pierde fuelle en el mundo real, iniciativas como el Catvers, Amazcat, Xategem o la banca digital 11Onze, buscan crear un entorno digital catalán que siente las bases de un ecosistema en el que se prioricen los productos catalanes y se reniegue del resto del Estado.

Aunque el independentismo sigue activo y tenga la mayoría en el Govern, parece que el punto álgido del desafío por la independencia de Catalunya ha pasado, de momento. El Gobierno de Sánchez y la crisis del Covid-19, junto con una postura más moderada del ejecutivo catalán, gobernado ahora por Esquerra Repúblicana (ERC), han reducido al independentismo a un puñado de reclamaciones en favor del uso de la lengua en determinados contextos, como el educativo. No obstante, en el mundo real el independentismo está lejos de conseguir su ansiado objetivo de una república catalana fuera de España, aunque eso no quiere decir que en un mundo virtual, cada vez más presente en la vida de la sociedad, no pueda existir todo un ecosistema digital independentista dominado por sus compañías más representativas, como pueden ser Parlem Telecom, que está detrás o apoya muchas iniciativas tecnológicas, Catgas Energía, Mussap, Solarprofit, Mutuacat o Petrolis Independents. Estas compañías forman parte de la plataforma Fes el Canvi (Haz el cambio) para promover los productos catalanes.

Como ofensiva digital no hay que entender únicamente los habituales anuncios publicados en las redes sociales, como el último de Parlem Telecom que reivindica que el catalán “está en peligro de extinción” y que arremete contra las políticas de los partidos nacionalistas “que intentan acabar con él” y contra la obligatoriedad en Catalunya de impartir el 25% de sus clases en castellano. O al anuncio, emitido en horas de máxima audiencia en TV3, que la misma Parlem firmó junto a sus socios de Fes el Canvi reclamando consumir en compañías que apoyen el estado independiente de Catalunya. “Si no coges el AVE para ir a la peluquería”, rezaba el espot. “Si no sales del país para comprar ropa. ¿Por qué lo hacemos para llenar el depósito, contratar la luz, los seguros o la telefonía?”, añadía. El ecosistema digital catalán se compone de un amplio abanico de propuestas que van desde la criptomoneda catalana, un banco digital independentista, un ecommerce de productos catalanes o hasta un metaverso de habla catalana.

El metaverso catalán

De todas las propuestas que se están trabajando, es quizá la más difusa, pero podría ser también la que más potencial esconde por las cartacterísticas del proyecto. Es el Catvers, así lo han bautizado, que se encuentra en sus primeros momentos de vida. Esta iniciativa, promovida por el Centro de Blockchain de Catalunya (CBCat), fruto de la colaboración entre el Govern y la Cámara de Comercio de Barcelona, nace con la voluntad, según sus creadores, de “promover la cultura catalana” permitiendo a sus usuarios acceder a espacios y salas personalizadas. Según se explicó en la presentación del proyecto, en el Catvers todo aquel que forme parte “tendrá su voz y voto”, con una gobernanza descentralizada que se desarrollará durante todo el año 2022. “El Catvers está pensado para que sea autosostenible mediante los propios ingresos que genere”, dijo el presidente del CBCat, Quirze Salomó. Su alcance es una incógnita todavía por la juventud del proyecto.

El CBCat cuenta con un presupuesto de la Generalitat para 2022 de hasta 400.000 euros, más del doble que para 2021. Para el Catvers, según declaraciones de la Generalitat a elEconomista, se destinaron entre 10.000 y 20.000 euros y la dedicación a tiempo completo del CBCat durante un mes y medio. Según la información aportada, el coste anual del proyecto será variable según el uso y las entidades que participen, aunque al final debería autogestionarse. De momento, ya han anunciado su participación instituciones como la Diputación de Lleida y la de Girona, centros educativos como la Universidad Autónoma de Barcelona y entidades como el Festival Cruïlla, el Centro Tecnológico de Catalunya (Eurecat), km0 energy y Cellers Blanch, entre muchas otras. Los usuarios que se registren, pueden crear su propia sala e invitar a amigos y conocidos. La plataforma es compatible con dispositivos como las gafas de realidad virtual. Se espera que en el futuro se lleven a cabo incluso eventos multitudinarios, como conciertos. “Todo en catalán”, como dice Parlem Telecom en su web. “Puesto que la supervivencia de nuestra lengua pasa por su uso en un entorno digital”.

‘Ecommerce’ y criptomonedas

Tras Catvers, quizá la idea más disruptiva por su naturaleza, hay una amplia variedad de propuestas para impulsar el independentismo a través de la economía digital. En ese sentido, otro de los proyectos más populares es Amazcat, que, como sugiere su nombre, es una plataforma de comercio electrónico a lo Amazon pero de productos catalanes. Andreu Mas, su confudador y consejero delegado, define a este portal, impulsado por Parlem Telecom, como una solución para “fomentar y promocionar los productos de Catalunya, además de para ayudar al pequeño comercio catalán”. Dede la compañía anuncian que ya hay más de 500 negocios asociados, 34.000 productos disponibles y ya se han superado los 300.000 usuarios en la página web. Como Amazon, Amazcat ofrece una suscripción premium, con ventajas similares, a partir de 36 euros al año, el mismo importe que reclama el gigante estadounidense. Las similitudes no son por casualidad. Amazcat nace con la ambición de luchar contra Amazon y evitar “la concentración tecnológica”.

Más dificultades están teniendo las iniciativas independentistas relacionadas con las finanzas, como pueden ser bancos digitales o las criptomonedas. Empezando por la banca, la propuesta más conocida es la fintech 11Onze que se marcó como objetivo empezar a trabajar el 1 de octubre con un volumen de 5.000 cuentas. Pese a tener antes más de 10.000 inscritos a su comunidad bajo suscripción gratuita, la fecha de su lanzamiento oficial el número de peticiones no alcanzaba ni el 50% del objetivo. Concretamente, había 2.050 peticiones. Tras el fracaso en su lanzamiento, el banco ha seguido trabajando en un perfil bajo, cerrando recientemente acuerdos con Mastercard para lanzar este año nuevos servicios financieros. El banco digital independentista 11Onze tiene su sede social en Luxemburgo para escapar del control del Banco de España.

En cuanto a las criptomonedas, el primer flirteo del independentismo con el mundo de las divisas virtuales fue el Diner, “una criptomoneda abierta, justa y descentralizada para convertirse en un medio de pago alternativo, anónimo, digital para la sociedad catalana, fuera del alcance de cualquier banco o estado. Del pueblo y para el pueblo”. El Diner nació en 2018 desarrollada para operar sobre el blockchain de Ethereum con la esperanza de convertirse en la criptodivisa del estado catalán independentista, pero finalmente fracasó sin acercarse a la relevancia que pretendía.

Sin embargo, el Diner no es la única criptomoneda catalana. Desde su caída, el protagonismo lo ha reclamado el Croat, que también llegó en 2018 bajo el nombre de una moneda de plata creada en 1.285 y emitida desde Barcelona y Perpiñan. Durante sus primeros años en circulación, en los que se pusieron en circulación algo más de 100 millones de Croat, esta criptodivisa tampoco tuvo una gran aceptación. Sin embargo, lejos de pasar al olvido, como el Diner, sus promotores crearon en 2020 una fundación en Estonia, llamada Fiecat, para promover el Croat como una divisa virtual equivalente al Bitcoin o el Ethereum. Pese a posicionarse claramente como criptomoneda catalana, el Croat no ha recibido apoyo público de ningún político catalán, ni asociación independentista, como tampoco lo recibió el Diner. Tras cuatro años de vida, el valor del Croat apenas alcanza los 0,0023 euros, con lo que su relevancia es relativa.