Un modelo aeroportuario de todos y para todos

El aeropuerto Josep Tarradellas-El Prat-Barcelona se ha convertido ya en el 12º aeropuerto europeo por volumen de tránsito y recuperará a finales de este año los niveles previos a la pandemia. La infraestructura catalana es ya un polo de actividad y un motor de crecimiento del país, pero estamos convencidos que hace falta consolidarla en el futuro.

Desde Pimec somos muy conscientes de la relevancia de estas infraestructuras para favorecer la atracción de talento, el crecimiento económico y la ocupación en el territorio. Precisamente, este es el aspecto que queremos destacar a la hora de plantear una propuesta de modelo aeroportuario, ya que tanto Barcelona como toda Catalunya necesitamos un aeropuerto de talla internacional que pueda desplegar un amplio abanico de conexiones con el resto del mundo. Vemos la necesidad de una mejor conexión transoceánica e internacional en el territorio para que el Aeropuerto Josep Tarradellas-Barcelona-El Prat se posicione como un hub internacional.

Tras un intenso proceso de reflexión y debate entre empresarios y expertos en infraestructuras con nuestros órganos de gobierno, Pimec ha planteado una serie de propuestas para superar las posturas enfrentadas y poner el acento en la consecución de un nuevo modelo aeroportuario para Catalunya, un modelo integral e integrado, de progreso, sostenible, responsable y resiliente.

Se trata de plantear un debate sobre los diversos elementos de competitividad del Aeropuerto y el modelo que lo enmarca, evitando así una discusión exclusiva y estéril sobre los centímetros de ampliación de una determinada pista. Pimec exige alcanzar consensos y acuerdos de mayoría por encima de los intereses particulares y las visiones sesgadas.

En primer lugar, cabe recordar que desde 2017 ningún aeropuerto español ha sido galardonado por eficiencia aeroportuaria (premios otorgados por Air Transport Research Society), dentro de los 100 aeropuertos analizados sólo en Europa, un dato que debería alarmarnos en cuanto a la eficiencia en la gestión de estas infraestructuras. Un futuro Aeropuerto de Barcelona-El Prat debería ser más eficiente en sus operaciones, como también el resto de los aeródromos españoles.

El reto de la sostenibilidad es también esencial para nuestro presente y futuro, habida cuenta de la emergencia climática en la que nos encontramos. Son imprescindibles medidas de compensación y ponderación en cuanto al impacto más inmediato del Aeropuerto. La Comisión Europa exige una reducción de las emisiones de CO2 del sector aeroportuario, de hasta el 90% en 2050. En esta línea, es crucial que el aeropuerto haga más sostenibles sus instalaciones y operaciones y también se convierta en pionero en el despliegue de biocombustibles.

En este contexto, a la hora de plantear una nueva terminal satélite debemos procurar que sea verdaderamente funcional, y, por tanto, garantizar tanto el pleno aprovechamiento de las instalaciones ya existentes como la aplicación de las más avanzadas medidas de eficiencia energética.

En cuanto al impacto que nos toca más de cerca, a la hora de plantear la ampliación del aeropuerto debemos tomar en especial consideración las posibles afectaciones sobre la Reserva Natural de La Ricarda-Ca l’Arana, espacio que se debe proteger particularmente. Teniendo en cuenta el reto que tenemos por delante, en la propuesta recalcamos la importancia de que haya un equilibrio entre los costes medioambientales y el retorno razonable que impliquen para que el progreso y la sostenibilidad puedan coexistir.

El debate que plantea Pimec debe alcanzar al modelo aeroportuario catalán, que se debe configurar como un sistema totalmente integral e integrado. Por un lado, integral en cuanto a la gestión única del espacio aéreo catalán y de todas sus capacidades dentro del mismo Aeropuerto Josep Tarradellas-Barcelona-El Prat. Por otro lado, integrado en cuanto a la relación directa entre este aeropuerto y el resto de los aeropuertos de Catalunya. Ésta es la clave para la eficiencia de este modelo aeroportuario: una gestión multiaeroportuaria que esté conectada y organizada, con diferentes especializaciones entre los aeropuertos repartidos en el territorio catalán, que aporte flexibilidad, eficacia y extraiga el máximo potencial de nuestro territorio y del conjunto del país.

Este modelo aeroportuario debe ir de la mano de una mejora en la gestión integral y operativa que vaya acorde con las mejoras tecnológicas que sean necesarias y poniendo en marcha todo tipo de prácticas internacionales que aprovechen al máximo tanto las pistas y aeródromos, como del conjunto de interconexiones posibles y del resto de infraestructuras de las que disponemos.

La gobernanza del sistema aeroportuario catalán debería ser público-privada, incorporando a los agentes del territorio, administraciones y agentes económicos y sociales, de forma distinta a la gestión operativa de las infraestructuras que puede recaer en el ámbito privado, como ya es el caso y ocurre en gran parte de Europa. Este debate de mayor calado que la mera longitud de una pista se debe desarrollar en el marco de una comisión de consenso, liderada por el departamento de Territorio de la Generalitat de Catalunya y por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, por los ayuntamientos de El Prat y Barcelona y por las organizaciones empresariales más representativas de nuestro territorio.

Presentamos pues un nuevo modelo aeroportuario que pivote sobre una mejora de la gestión operativa, una mayor consciencia medioambiental, pero también una gobernanza plural y compartida, con una visión amplia e integral del territorio catalán. La finalidad es garantizar al máximo el interés común y el aprovechamiento de recursos, las oportunidades y los valores que defendemos como sociedad mediante un marco legislativo adecuado y decisiones políticas valientes.