Realidades concretas para impulsar la economía mediterránea

El 18 de noviembre se cerró la 16ª edición de MedaWeek. Hablamos del gran encuentro mediterráneo del sector privado que ha sido capaz de reunir durante tres días a los principales líderes económicos de Europa, África y Oriente Medio. En total 1.520 participantes presenciales y otros 24.500 online, procedentes de 44 países y 2.200 encuentros empresariales. Tras esta cumbre empresarial de multieventos, se encuentra la Asociación de Cámaras de Comercio del Mediterráneo (ASCAME), que reúne a más de 300 cámaras de comercio de 23 países y que representan un total 120 millones de empresas.

Esta gran representatividad es lo que permite que MedaWeek Barcelona deje tras su celebración realidades concretas. Como ha sido en esta ocasión el Tribunal de Mediación del Mediterráneo, que tendrá su sede en Barcelona, cuya finalidad es fortalecer la seguridad jurídica en los pactos entre las empresas de la cuenca mediterránea. Se trata de un nuevo instrumento al servicio de empresas y comerciantes para poder solventar sus conflictos, sean de ámbito nacional o internacional, sin necesidad de recurrir a procesos judiciales y recuperando, en cierta manera, el espíritu del Consulado de Mar de la Barcelona medieval. Otra realidad que ha dejado la presente edición de MedaWeek es la creación en la ciudad egipcia de Alejandría de un Centro de Investigación para la Economía Verde y Azul, que refleja el compromiso de impulsar un nuevo modelo de cámaras de comercio capaz de dar respuesta a la transición del modelo económico actual hacia una economía en la que cobrarán un protagonismo creciente a nuevos sectores de la economía global, y muy especialmente al digital, al verde y al azul.

La tercera gran realidad que ha dejado MedaWeek es el embrión de una futura Agencia Mediterránea del Turismo, cuyo cometido será crear una marca única de promoción turística de toda la cuenca del Mediterráneo con la participación de representantes tanto del sector público como del sector privado. Una agencia que es una necesidad para un sector económico que representa el 13% de las exportaciones de la cuenca mediterránea, el 23% de la actividad en el sector servicios y da empleo a más de 20 millones de personas. Además, la región concentra el 20% de la capacidad mundial de alojamiento hotelero. Otra apuesta es crear, en el marco de Medaweek, una plataforma económica especifica para los jóvenes Mediterráneos que potencie su empoderamiento, impulse sus ideas y facilite la financiación de sus proyectos, en esta edición se logró la financiación a 30 proyectos de jóvenes emprendedores de la región

El objetivo que persigue ASCAME a través de MedaWeek es impulsar grandes acuerdos que faciliten la aproximación entre las diferentes naciones que lindan con el Mediterráneo, al mismo tiempo que se consolida este mar como un espacio económico capaz de desarrollar el espíritu empresarial de una región que tiene la capacidad necesaria como para ampliar su PIB en un 30% en los próximos 10 años y en la cual Europa puede encontrar alternativas para consolidar su futuro económico en una situación de complejidad económica creciente, muy especialmente en el campo energético. Así, los países del norte de África tienen la capacidad necesaria de convertirse en suministradores de energía limpia de origen solar para los países europeos, mientras que el reciente hallazgo de una bolsa de gas en el Mediterráneo oriental ya ha propiciado los acuerdos entre países tradicionalmente enfrentados, como Líbano e Israel, imprescindibles para explotar un yacimiento capaz de satisfacer las necesidades gasísticas de Europa por un período de cincuenta años. Estos dos elementos pueden ser los motores para impulsar en un futuro próximo un espacio de cooperación energética capaz de evitar la dependencia energética de Rusia.

Gracias a estos logros, MedaWeek se ha convertido en una voz influyente, capaz de abrir la puerta a los proyectos regionales más ambiciosos para las empresas, al mismo tiempo que ofrece a sus participantes la oportunidad de conocer de primera mano y comprender las tendencias cambiantes en todos los sectores económicos, así como descubrir los nichos emergentes en la industria y la economía. Algo de gran utilidad para las pymes, que representan el 90% del tejido empresarial existente en la región, el 60% de su PIB y el 70% del empleo. Estas pequeñas y medianas empresas sustentan el espíritu empresarial del mediterráneo y canalizan las energías de sus emprendedores. De hecho suponen una salida para una fuerza laboral joven en una región donde más de 60% de la población tiene menos de 25 años. Una fuerza joven que se concentra en la orilla sur, mientras que la zona europea envejece. Sólo en España, desde hoy y hasta el 2050, serán necesarios 240.000 inmigrantes anuales para poder mantener la actividad económica. Por otra parte, la pandemia ha puesto de relieve la necesidad de los estados de tener sus centros de producción, o al menos parte de ellos, cerca de su territorio para evitar algunas situaciones no deseadas, como la escasez de mascarillas durante las primeras semanas de la Covid.

El mediterráneo del norte y del sur deben reencontrarse. El aumento de las disparidades económicas entre las dos orillas reclama más que nunca que se consolide la creación de un espacio euromediterráneo con un peso específico en la economía mundial. Este ha sido desde el primer momento el espíritu de MedaWeek, que desde un primer momento, cuando nació hace ya dieciséis años, se ha esforzado para constituir una agenda de cooperación económica a escala regional que permita avanzar hacia una convergencia progresiva en el plano económico y social mediante el impulso de políticas sectoriales comunes. Hay que llevar a cabo una reflexión seria sobre la necesidad de intensificar el diálogo entre las dos orillas del mar que compartimos, que debe transformarse en la creación de estructuras comunes que lo faciliten, como sería el caso de la Unión por el Mediterráneo o de ASCAME.

Las Cámaras de Comercio del Mediterráneo quieren contribuir a fomentar este diálogo que debe conducir al pleno desarrollo económico de la región. Y lo hace dando ejemplo a la hora de promover el diálogo, facilitar los intercambios e impulsar instituciones que nos acerquen. El Tribunal de Mediación del Mediterráneo de Barcelona o el Centro de Investigación de las Economías Verde y Azul de Alejandría de los que hablábamos al principio de este artículo son una prueba.