Oli&Carol se diversifica tras revolucionar
los mordedores infantiles

Estas hermanas fundaron la compañía en 2014 cuando todavía estaban estudiando,
con 16 y 21 años, y han autofinanciado su crecimiento.

La historia de éxito de Oli&Carol nació de la voluntad de iniciativa empresarial de dos hermanas catalanas y la generosidad de sus contactos de negocios, y ha crecido de la mano de la sostenibilidad y la solidaridad. Todo ello financiado con los recursos que ha ido generando el propio negocio, sin recurrir a la banca ni inversores, y de momento así seguirá siendo pese a que la compañía ya vende en más de 85 países y está diversificando su portafolio de productos tras revolucionar el mercado de los mordedores para bebés.

Desde pequeñas, Carolina y Olimpia Román querían crear una empresa, pero no tenían una idea de producto predefinida, sino un cómo hacerlo: fuese lo que fuese, debía ser respetuoso con el medio ambiente y encajar en un nicho de mercado con potencial. Habían crecido en una familia empresaria dedicada a las alfombras infantiles, y conocían las ferias mayoristas sectoriales, por lo que cuando conocieron a un proveedor de caucho que les ofreció utilizar algunos de sus moldes fuera de uso lo vieron claro: podían fabricar mordedores para bebés con material natural y agradables a la vista y el tacto. Encontraron también un cliente dispuesto a pagar su pedido inicial por adelantado, y así se puso en marcha la compañía, solo con las dos hermanas como integrantes y los 3.000 euros necesarios para constituir la empresa.

Movidas por las ganas de innovar con moldes propios conforme subían las ventas, su producto estrella actual son los mordedores con forma de frutas y verduras, aunque también han ido añadiendo colecciones como la de flores, así como series solidarias en alianza con firmas como Ághata Ruiz de la Prada para la Asociación Española contra el Cáncer en favor de la investigación contra el cáncer infantil; Oceana para proteger los océanos, y Fundación Luzón de lucha contra la Esclerosis lateral amiotrófica (ELA).

También triunfan sus juguetes de baño, con colecciones que van desde patitos y nenúfares a animales acuáticos inspirados en la papiroflexia, sin olvidar el tradicional barquito de papel, pero elaborado en caucho.

Sin agujero

La aportación diferencial de Oli&Carol al segmento de los mordedores y juguetes de baño infantiles pasa más por lo que no tienen que por lo que tienen. No tienen componentes contaminantes, no tienen piezas que se puedan desprender, no usan envases plásticos, y sobre todo, no tienen agujero.

Esta particularidad evita la acumulación de humedad y suciedad en su interior, evitando la proliferación de bacterias y moho, que se convierte en una pesadilla para los padres en otros productos.

Su combinación de sostenibilidad, estética y funcionalidad ha impulsado la facturación de Oli&Carol pese a la pandemia, desde los 1,3 millones de euros de 2019 a 1,8 en 2020 y 2,8 en 2021. Este 2022 acabará mejor que 2021, pero Olimpia y Carolina prefieren no aventurar previsiones dado el contexto macroeconómico. El alza de costes del transporte ya las obligó a subir precios un 10% en 2021 y aun así sacrificar márgenes, y ven complicado evitar una nueva subida en 2023 por la inflación actual.

Pese a los mayores costes, a finales de este año han lanzado dos nuevas gamas de producto: doudous con mordedor y portachupetes. Los primeros mantienen la temática vegetal (zanahorias, rábanos, col kale y limón), son desmontables y permiten lavar la tela -que simula la parte de las hojas- cómodamente por separado del mordedor, y los segundos persiguen reducir las pérdidas de mordedores, que en los nuevos diseños incorporan un espacio para poder atarlos y que no se caigan si el bebé los suelta. Asimismo, están en preparación otras dos categorías de producto para 2023, siempre dirigidas a infantes y con la sostenibilidad como bandera, según han avanzado a elEconomista.es estas entusiastas emprendedoras. Se sumarán a un portafolio que también cuenta con varios productos textiles: desde juegos de mesa hasta manualidades, además de bolsas de tela.

También proseguirá el crecimiento territorial de la marca, que trabaja con una treintena de distribuidores, la mayoría con exclusividad por países. Estados Unidos y Francia figuran entre los mercados más exitosos hoy por hoy, mientras que los destinos a los que enfocan las nuevas ventas se sitúan en Asia y Latinoamérica, además de Europa. Entre las últimas incorporaciones figuran Perú, Canadá, Reino Unido, Polonia, Bélgica, Suecia y Noruega, mientras que se están ultimando Chile, Corea y Japón. Solo el 10% de la facturación de Oli&Carol llega de venta directa por Internet y se centra en España, por cuestiones logísticas y para no entrar en conflicto con las tiendas que tienen su propio e-commerce.