Manuel Martos, director general de Nextil: “La fábrica de Guatemala nos permitirá crecer en el segmento deportivo y médico”

Nextil prevé acabar el año con su nueva planta de producción de Guatemala en marcha y a pleno rendimiento. Será la mayor de este grupo textil multinacional de origen catalán, que también quiere ser referente global en tintura sostenible a través de su tecnología propia Greendyes, sin dejar de desarrollar tejidos innovadores

Nextil tiene planes ambiciosos, pese al golpe que supuso la pandemia y el posterior aumento de costes y crisis de suministros. Para abordarlos, su consejo de administración aprobó en marzo una ampliación de capital de hasta 12,57 millones de euros para fortalecer la estructura de capital y financiera en el marco de su crecimiento. Tras reducir un 85% sus pérdidas netas en 2021 hasta 3,6 millones de euros, frente a los números rojos de 24,3 millones de euros de 2020, y recuperar los números negros en el resultado neto de explotación (ebit), que fue de casi un millón de euros, frente a las pérdidas de 22 millones registradas en el ejercicio precedente, la compañía prevé multiplicar el resultado bruto de explotación (ebitda) en los próximos años. Así, prevé pasar de un ebitda de 4,7 millones de euros en 2021 a otro superior a los 12 millones entre 2023 y 2024 para una cifra de ventas consolidada similar a la del 2021.

Nextil ha acometido grandes cambios en 2021: nueva organización por divisiones de producto, unificación de las plantas de Barcelona, planes para producir en Guatemala, una compra en Portugal que también incluye fabricación... ¿Qué depara 2022?

Los dos proyectos más significativos son Guatemala, con la nueva fábrica en la que llevamos trabajando dos años y medio y ya empezará la producción este año, para la que hay mucha demanda, y la otra novedad destacada de 2022 es el lanzamiento de la tecnología de teñido Greendyes con grandes marcas, ya que hasta ahora nos habíamos centrado en los segmentos de lujo y premium.

¿Qué inversiones se prevén para este año?

La fábrica de Guatemala supone para nosotros una inversión de 20 millones, y los otros 20 los aporta el dueño de las instalaciones. Además, tenemos proyectado un centro de formación e investigación en Galicia para Greendyes a tres o cuatro años vista con 30 millones de inversión y que empleará a 35 personas cuando esté a pleno rendimiento.

¿Dónde se realiza ahora la I+D del grupo y qué recursos se destinan?

La I+D está ahora repartida entre Barcelona y Portugal con una decena de personas, y destinamos a investigación y desarrollo más de dos millones de euros anuales, aunque depende de los proyectos y necesidades de cada momento, no tenemos estipulada una cantidad fija. En marzo hemos solicitado tres patentes nuevas de estructuras de tejido especiales que hasta ahora nadie había conseguido desarrollar: de características no newtonianas. Eso quiere decir que el tejido se comporta de manera diferente a la que lo suele hacer. Por ejemplo, se ensancha y se cierra por la parte central cuando lo expandes y lo presionas, en vez de estrecharse y abrirse. Esto puede tener uso en deportes al aire libre y motociclismo porque ofrece resistencia añadida con mayor comodidad, y también para policía y defensa, o para cinturones de seguridad. También apostamos por todo lo referente a la sostenibilidad, como hilos reciclados o biodegradables, e hilos de segundo uso, resultado de reaprovechar los hilos de una prenda usada, entre otros.

¿Qué planes hay para la tecnología Greendyes?

Greendyes permite reducir el consumo de agua y energía en más de un 50% e incluso el 75%, algo muy relevante a nivel económico y medioambiental, más todavía si se tiene en cuenta que la industria textil es la segunda más contaminante del mundo. Y lo conseguimos a través de un proceso de teñido con ingredientes naturales, no tóxicos, y residuos compostables.

¿Qué parte de producción actual de Nextil utiliza Greendyes?

En producción propia estamos todavía en un porcentaje muy reducido, alrededor del 2%, pero tenemos licenciatarios de Greendyes. Hemos ido mejorando la tecnología en varias etapas que siguen avanzando. Por ejemplo, a nivel industrial estamos ahora en la quinta versión, pero ya vamos por la séptima en laboratorio, en la que hemos resuelto cómo teñir telas tejanas de manera sostenible, aunque eso todavía tardará un tiempo en llegar al mercado. Llevamos casi diez años con este proyecto, con varios millones de euros dedicados.

¿Seguirán buscando comprar más empresas?

Siempre estamos atentos a las oportunidades que puedan surgir. La operación de Keupe en Portugal fue para ganar capacidad de producción, y ahora estamos también mirando opciones de otras compañías con las que incorporar soluciones técnicas o nueva oferta de producto para los clientes, por ejemplo.

¿En qué ámbito territorial buscan?

Fuera de España.

¿Y contemplan desinversiones?

No, tenemos la estrategia fijada con la estructura actual, después de haber unificado la producción de Barcelona en una sola planta -en El Masnou, sede histórica de Dogi, germen de la actual Nextil- y con la nueva organización comercial en cinco divisiones de negocio en vez de por centros productivos: lujo, deporte, baño, íntima y tejidos médicos.

¿Cómo se reparte el peso de los negocios actuales?

Lujo aporta el 40%, intima el 30%, y el resto se reparte. De cara al futuro, Deporte y Medical son las que tienen más capacidad de crecimiento.

¿Medical se ha visto impulsado por la pandemia?

Con la explosión del Covid-19 dejamos de vender tejidos para postquirúrgico, que era nuestro negocio principal en el segmento, para hacer mascarillas y batas. Una vez pasado lo peor de la pandemia, ahora volvemos a lo anterior, pero con más alcance geográfico: antes nos centrábamos exclusivamente en Estados Unidos, mientras que ahora estamos extendiendo este negocio a Europa y Latinoamérica.

¿Pueden volver los beneficios en 2022?

Esperamos que 2022 sea mejor que 2021, pero hay muchos condicionantes externos. La guerra de Ucrania no nos impacta directamente, pero tiene efecto sobre los transportes y materias primas, aunque no creo que sea ni más ni menos que lo que hubo en 2021.

¿Persisten los problemas de suministros?

Ha ido mejorando la situación; era peor hace un año, pero en Estados Unidos todavía hay escasez de materia prima. Además, los costes siguen subiendo, porque el hilo sintético utiliza mucha energía y productos derivados del petróleo.

¿Cómo se reparte la fabricación?

Elaboramos prendas en Portugal y tejidos en Estados Unidos, y Guatemala también producirá tejidos, con unos costes que permitirán acceder a mercados de Deporte y Medical que ahora son complicados. Guatemala será la planta más grande del grupo, con alrededor de 6.000 toneladas de tejido al año.

¿Cómo ha afectado la pandemia a los distintos tipos de producto?

En prenda, la demanda fue adaptándose, pero en tejidos coincidieron dos problemas: cortes de producción por el cierre de las fábricas durante los confinamientos, y una falta de material espectacular. En materiales de hilo no habrá mejora, si es que la hay, hasta la segunda mitad de 2022.

¿Qué perspectivas hay de crecimiento internacional?

Nosotros vendemos a marcas, y éstas nos prescriben para sus subcontratistas. Así, vendemos a marcas de América y Europa, pero acabamos vendiendo en Asia porque confeccionan allí. En la división de Lujo pretendemos crecer en Europa; en Deporte en Estados Unidos y norte de Europa; Medical en Latinoamérica, e Íntima en Europa y Estados Unidos. En Baño prevemos estabilidad.