La educación financiera es cosa de todos

La necesidad de educación financiera, definida como la capacidad de las personas para entender y tomar conciencia de cómo funciona el dinero y las finanzas a nivel personal y familiar, está cada vez más aceptada. Organismos internacionales y nacionales insisten desde hace ya más de una década en la importancia de hacer llegar estos conocimientos a toda la sociedad. Pese a ello, el grado de cultura financiera de los ciudadanos sigue siendo bajo.

La Comisión Europea (quien ya incluyó medidas dirigidas a mejorar la cultura financiera de los ciudadanos en el plan de acción para una Unión de los Mercados de Capitales en 2020) y la Red Internacional de Educación Financiera de la OCDE (OCDE-INFE) han publicado, reciente y conjuntamente, el marco de competencias financieras para adultos. Este marco tiene como objetivo mejorar los conocimientos financieros para que las personas puedan tomar mejores decisiones sobre sus finanzas personales que les permitan conseguir un bienestar financiero personal.

El marco, dado a conocer el pasado mes de enero, adapta las competencias básicas definidas por el G20 y OCDE-INFE al contexto europeo. Desde el Instituto de Estudios Financieros, como miembros de OCDE-INFE, tuvimos la oportunidad de hacer nuestras aportaciones al documento, basadas en nuestra experiencia en el desarrollo de programas de educación financiera para adultos. En concreto, el marco presentado ha dividido los conocimientos, habilidades y actitudes en cuatro grandes bloques; el primero denominado Dinero y transacciones dedicado a las diferentes formas del dinero y las divisas, ingresos, precios, pagos y compras, y plantea la importancia de los registros financieros y los contratos. El segundo bloque Planificación y gestión de las finanzas aborda la elaboración de un presupuesto, gestión de los ingresos y los gastos, ahorro e inversión, planificación a más largo plazo, jubilación, créditos, y gestión de las deudas. El tercero que lleva el nombre de Riesgos y beneficios trata la identificación de los riesgos, de seguridad financiera, seguros, y el equilibrio entre riesgos y beneficios. Entorno financiero, es el cuarto bloque, que hace una aproximación a la regulación y protección del consumidor, derechos y responsabilidades de los consumidores, el fomento de la educación financiera: la información financiera y el asesoramiento financiero, productos y servicios financieros, estafas y fraudes, comprensión de los impuestos y el gasto público, e influencias externas sobre las decisiones financieras. Además, las competencias tratadas en este marco han incorporado los conocimientos financieros digitales, así como las finanzas sostenibles, dos aspectos muy necesarios hoy en día y muy alineados con las prioridades de la Unión Europea.

Desde las instituciones promotoras del documento se insta a los Estados miembros, las instituciones educativas y al propio sector a fomentar políticas públicas, programas de educación financiera y materiales para los ciudadanos. En España, con el impulso de la CNMV y el Banco de España, se creó el Plan de Educación Financiera en 2008 con el objetivo de mejorar la cultura financiera de los españoles. El Plan coordina a una red de colaboradores: instituciones comprometidas en el desarrollo de iniciativas de la educación financiera. Actualmente está en vigor el Plan 2022-2025 dirigido a toda la población.

El marco de competencias puede ser una buena herramienta para mejorar los programas de educación financiera dirigidos a las personas adultas. En España existen algunas buenas prácticas en esta materia, programas que tras muchas ediciones siguen demostrando la necesidad de hacer llegar la cultura financiera a todos los estratos de la sociedad, dos ejemplos de ello son el programa de Educación Financiera y Emprendedora de Cataluña (EFEC) y el programa EFPA de educación financiera.

EFEC, continuación de un proyecto europeo dirigido por el Instituto de Estudios Financieros en el que voluntarios del sector financiero impartían talleres de finanzas básicas a adolescentes, se lleva a cabo desde hace diez años en más de 550 centros catalanes, 100 de ellos donde los alumnos son personas adultas, ya sean centros de formación profesional, centros de formación de adultos o aulas de los centros penitenciarios. Este programa computa, entre alumnos de 4º de ESO y adultos, 156.000 personas formadas. Los asistentes a estos talleres aprenden conceptos de educación financiera muy próximos a los definidos en el marco de competencias que hemos ido mencionando (gestión del dinero mediante un presupuesto personal, la planificación financiera, el binomio entre riesgo y rentabilidad, los peligros que conlleva el sobreendeudamiento o la importancia de los impuestos) y que podrán mejorarse incorporando los contenidos propuestos en los cuatro bloques descritos.

Por otro lado, el programa EFPA de educación financiera, promovido por la asociación de asesores y planificadores financieros EFPA-España, lleva 7 años acercando las finanzas personales a colectivos profesionales (gremios, colegios profesionales, asociaciones de empresarios, ayuntamientos, etc.) a través de sus talleres impartidos de forma voluntaria por su asociados se ha conseguido formar a más 25.000 profesionales españoles con el objetivo de que puedan tomar mejores decisiones financieras personales. En los talleres, anticipándose al marco de competencias, ya se están tratando la digitalización y la sostenibilidad como dos de las tendencias financieras más relevantes del momento.

Estos dos ejemplos nos ayudan a poner de relieve que la combinación de iniciativas públicas y privadas en el ámbito de la educación financiera debe garantizar que todos los ciudadanos tengan unas mínimas competencias financieras que, como ya hemos dicho, les permitan tomar mejores decisiones que acaben conllevando un mayor bienestar financiero. La salud financiera debe ser un objetivo de todos, después de la crisis causada por la pandemia del coronavirus se han alineado los objetivos de las instituciones nacionales e internacionales que parece que por fin están afrontando este tema con determinación, aprovechemos esta oportunidad para dar el gran paso adelante que nos convierta en una sociedad con mejor cultura financiera, más digitalizada y más sostenible.