Ánima Design cumple 20 años y aspira a seguir creciendo de la mano de grandes empresas

El consejero delegado y fundador de Ánima Design explica la historia de una compañía que se ha consolidado tras superar una crisis económica y crecer en el año de la pandemia.

Uno de los consejos que más se ofrece a jóvenes profesionales es que encuentren su pasión y se hagan expertos en ella, especialistas en un tema, una materia o una disciplina y explotarla. Así es más fácil destacar y acceder al cliente objetivo de esa especialidad, concentrándose en ella evitando gastos innecesarios. Aunque muchos la han seguido, compañías como Ánima Design han conseguido destacar echando por tierra ese consejo porque, aunque sí, esta empresa es especialista en el diseño, no se centran en diseñar en un solo producto o sector, sino que son capaces de diseñar cualquier cosa. “Ánima Design es un estudio de diseño de producto”, empieza a definir Diego Quiroga, consejero delegado y fundador de la compañía. “No hacemos diseño gráfico, lo que la gente entiende como diseño, sino que hacemos productos que van desde bicicletas, hasta motos, auriculares y hasta juguetes sexuales”, añade. No contentos con imaginar los productos que millones de personas utilizarán en el mundo, en este estudio acompañan a sus clientes desde el dibujo del producto hasta que está en la caja listo para vender, contribuyendo en el diseño de las piezas, en la ingeniería, en la creación de prototipos, la fabricación y hasta el packaging.

Ánima Design es un estudio que en 2022 cumplirá 20 años tras superar la gran crisis económica de 2008, una pandemia y la inflación y la guerra actuales. Su historia es muy particular, con Quiroga procediendo del sector del diseño y con la motivación de montar su propio estudio. Empezaron tres personas y, en sus inicios, su principal cliente eran agencias de publicidad. “Las agencias tenían muchas ideas, pero no sabían cómo materializarlas. Aunque era un mundo complicado porque las agencias quieren ir muy rápido y el diseño necesita tiempo, conseguimos ir creciendo”, recuerda Quiroga.

El golpe de suerte, explica el directivo, llegó a los dos años de arrancar, cuando Ánima Design empezó a trabajar en proyectos para la marca de herramientas Casals, que tienen sede en Ripoll pero producían en China. A raíz de su participación con Casals, un fabricante chino muy importante, que además de producir las herramientas de Casals ensamblaba productos para firmas como Bosch o Black and Decker, se quedó sin el trabajo de la marca catalana. “Cuando eso ocurrió, el fabricante chino nos llamó para trabajar con ellos. Ahí me ves con 27 años yendo a China a conocer al cliente, que trabajaba con algunas de las firmas más grandes del mudo. Fuimos una de las primeras empresas de diseño españolas en llegar a China”, confiesa Quiroga antes de añadir que “entonces empezamos a abrir mercado en China”. Para 2007, el 75% de la facturación de la firma catalana procedía de China, donde todavía trabajan con aquel cliente. Tras explotar en Asia, tocaba asaltar España y Europa, algo que la compañía quería para dejar de depender tanto del mercado asiático.

El punto de inflexión

La oportunidad llegó en 2012, cuando les surgió el proyecto de la motocicleta eléctrica Volta. “Nos permitió entrar en el mundo de la movilidad y trabajar con grandes marcas como Peugeot. Hay que pensar que estas empresas, como la misma Peugeot, Audi, Voklswagen... tienen sus centros de diseño y es muy difícil entrar”, expone Quiroga. “Como Volta fue un éxito, nos empezaron a llamar para temas relacionados con la movilidad, con más proyectos de motos eléctricas, productos como bicicletas eléctricas, como la bici sin radios en el neumático (ver imagen principal del reportaje), bicicletas para niños... Hemos ido evolucionando”, añade el consejero delegado de Ánima Design. Con todo, la firma catalana fue consiguiendo su objetivo, reduciendo la dependencia del mercado asiático. Actualmente, tras facturar 1,2 millones de euros en 2021, el reparto quedó con el 60% procedente de Europa, el 30% de Asia y el 10% de América. La exportación representa el 70% de la facturación de la compañía.

Ánima Design viaja a velocidad de crucero, adaptándose al contexto actual para conseguir sus objetivos. “Queremos para el futuro trabajar en proyectos muy innovadores y para grandes corporaciones. Hemos trabajado con ellas, pero la mayoría de nuestros clientes son startups y ahora empezamos con grandes nombres como Bosch o Repsol. La suerte que tenemos es que podemos elegir qué proyectos aceptamos y eso es muy interesante”, dice Quiroga. La prueba de que el estudio catalán, que cuenta con 27 empleados y sedes en Barcelona, San Sebastián y Shenzen, se ha consolidado es su capacidad para capear crisis. Por ejemplo, durante la pandemia crecieron un 9% en 2020 y un 49% en 2021 gracias a su irrupción en el segmento médico y ahora han aprovechado la inflación y el encarecimiento del transporte para relocalizar la producción de muchos productos asesorando a las marcas y diseñando nuevos productos.