Juan Ramón Moreno, Director General de Grandvalira: “Con la unión de todas las pistas andorranas podemos ser la quinta o sexta estación mundial”

Juan Ramón Moreno accedió al cargo el año pasado, en plena pandemia. Madrileño y con una trayectoria profesional hasta ahora en sectores como el de la gran distribución, el financiero y el de los parques temáticos, e incluso la emprendeduría, aceptó el desafío por su amor al esquí.

Hablamos con el director general del mayor complejo de esquí del sur de Europa a la mañana siguiente del anuncio, a finales de septiembre, de un preacuerdo para integrar Vallnord-Pal-Arinsal en el conglomerado comercial de Grandvalira, de forma que, si sale adelante el proyecto, en la temporada 2022-2023 puede ser posible esquiar en todas las pistas andorranas con un único forfait, situando el dominio esquiable de Grandvalira Resorts entre los cinco o seis mayores del mundo, con unos 300 kilómetros de pistas.

¿Qué supone el preacuerdo para unificar bajo un mismo ‘forfait’ todas las pistas de esquí de Andorra, con la adhesión de Vallnord-Pal Arinsal a Soldeu El Tarter y por tanto a Grandvalira Resorts?

Se trata de un preacuerdo entre los comunes (denominación andorrana de los ayuntamientos) de la Massana y Canillo y Crèdit Andorrà para solucionar la inyección de capital que necesitaba Vallnord-Pal Arinsal, pero Grandvalira está formada por varias sociedades para sus diferentes sectores y estaciones, y hace falta saber la postura de los dueños de Pas de la Casa-Grau Roig, con los que deberán negociar. Estamos a la espera, hasta que los accionistas lleguen a acuerdos. Estaremos preparados para cualquier decisión que se tome, pero esto va a llevar tiempo.

Si sale adelante ¿cuándo se podrá comprar un único ‘forfait’?

Este año seguro que no. Ya sería para la temporada que viene, porque además hay un plan de inversiones a ejecutar para 2022 por parte de la nueva sociedad: 36,4 millones para unir Pal y Arinsal con dos nuevas pistas.

¿Qué supondría para Grandvalira Resorts?

Es un salto de tamaño extraordinario, para situarnos entre la quinta y sexta estación del mundo, mientras que ahora estamos en la posición decimotercera. Nos pondríamos al nivel de las estaciones de los Alpes, con unos 300 kilómetros esquiables.

¿Estarían todas las pistas conectadas?

La estación de Ordino Arcalís está en el valle del oeste y es imposible de conectar con el resto. Son 30 kilómetros esquiables pero muy atractivos para competiciones deportivas y para familias, según el tipo de pistas. El resto de dominios de Grandvalira están en el eje montañoso España-Francia.

Llegó al cargo hace un año, en la peor temporada de la historia...

Sí que fue la peor temporada, un año desastroso en resultados, con pérdidas de 30 millones de euros en la temporada y una caída de ingresos del 91% respecto a la temporada anterior. La gente de fuera de Andorra no podía venir y había más gastos por los protocolos Covid. Además, invertimos en octubre y noviembre en nieve de cultivo para preparar las pistas pero no pudimos abrir hasta enero ni operar como nos hubiese gustado. El anuncio de libre circulación el 31 de marzo nos llegó muy tarde a nosotros, la temporada ya estaba a punto de acabar y la gente pensaba ya más en playa que en esquí.

¿Hasta qué punto cayó la afluencia?

El día de mayor afluencia tuvimos 6.258 visitantes, el 20 de febrero de 2021, cuando un año normal el pico es de 28.000 personas. Las cartas eran feas pero había que jugar la partida. Estuvimos abiertos para el público local con forfaits a 20 euros, porque solo se produjeron algunas ventanas de posibilidad de acceso a Andorra en algunas autonomías españolas, como Madrid y la comarca catalana del Alt Urgell, pero se pueden contar con los dedos de las manos, y los franceses no pudieron venir porque tuvieron prohibido el esquí toda la temporada. Las pistas francesas no llegaron a abrir, pero recibieron ayudas públicas por su cierre obligado. El Gobierno de Andorra nos dio ayudas para pagar la electricidad, que es un gasto importante por los cañones de nieve.

¿De dónde vienen sus clientes?

Tenemos un peso de cliente internacional muy alto en relación a nuestro entorno competitivo, y eso nos permite una ocupación más estable, sin tantos picos como en el pirineo español. Más de la mitad de los visitantes proceden de España, con Cataluña como origen más relevante por proximidad, y le sigue Francia por el mismo motivo. Los españoles y franceses suponen alrededor del 67% del total, pero también vienen británicos, rusos, escandinavos e israelís, entre otros. Tenemos un mix muy amplio.

¿Trabajan para llegar a nuevos mercados?

Por supuesto. En España, Madrid nos interesa mucho. Vamos a invertir en el mercado madrileño porque piensan que Andorra está muy lejos, quizás por el hecho de que es otro país, pero en realidad se tarda lo mismo que en ir a Baqueira, a seis horas máximo de coche, y contamos con una oferta más amplia en dominio esquiable y en actividades más allá del esquí. Los madrileños que pudieron venir en pandemia no se esperaban lo que se encontraron y se sorprendieron en positivo. Eso es bueno, pero también demuestra que hemos de darnos a conocer mejor. En Europa, queremos captar público alemán, con el reclamo de número de días de sol que no se pueden ofrecer en los Alpes.

En los últimos diez años han invertido más de 120 millones de euros ¿qué se ha hecho y qué queda por hacer?

Las inversiones realizadas nos han permitido contar con dos tercios de las pistas con nieve garantizada por cañones, y tener los remontadores al día, además de ofrecer servicios complementarios de referencia, como la escuela de esquí y espacios de ocio y restauración emblemáticos por su oferta y por su ubicación. Tener unas instalaciones modernas hace que el esquiador disfrute más, y ahora estamos potenciando los servicios y la innovación tecnológica.

¿Por ejemplo?

El año pasado hicimos pruebas para llevar el forfait en el móvil, lo que no tardará en llegar, y tenemos una app puntera que permite mapear tu recorrido por las pistas y tu velocidad. También trabajamos para, con la cámara del móvil, identificar las montañas y poder ver las características de las pistas. La tecnología también se aplica en los restaurantes, y ofrecemos wifi gratuito en casi toda la estación, excepto algunas zonas de sombra por la orografía, algo muy importante porque no hay roaming en Andorra.

¿Cómo se prevé esta temporada?

El verano ha sido maravilloso en Andorra para todo el turismo, con un agosto especialmente bueno, y nosotros hemos registrado cifras récord de visitantes. Si todo sigue igual y llegamos a diciembre con cifras de vacunación elevada, no esperamos que sea una temporada normal, pero sí que se aproxime bastante, si no hay restricciones de movilidad o cuarentenas. Este año esperamos que la nieve acompañe, ya que se augura un invierno frío y húmedo. Además, será una temporada más larga por cómo cae Semana Santa. Queremos abrir el 3 de diciembre, para el puente de la Purísima, y acabar la tercera semana de abril. La gente tiene muchas ganas de venir. Los hoteleros están viendo cifras de ocupación elevadas hasta febrero. Ahora la gente planifica con más tiempo que antes.

También abrirá la nueva versión de un establecimiento emblemático del ocio invernal andorrano, el Abarset...

Eso nos va a posicionar a nivel europeo. El Abarset volverá a ser un referente del ocio après ski. Ha sido una apuesta arquitectónica y de interiorismo cerca de la ubicación original -clausurada para dar paso a una promoción inmobiliaria de lujo-, pensada para que opere todo el día y todo el año, y de mayor tamaño que el edificio anterior. Tendremos el ambiente anterior del Abarset para tomar una copa y bailar con botas de nieve, pero también habrá conciertos, restaurante a la carta con mesas al aire libre en verano, etcétera.

¿Y cómo serán los precios de Grandvalira esta temporada?

Ya no tenemos un precio de referencia, sino que empezamos con precios dinámicos. Seremos la primera estación del Pirineo y de la Península en hacerlo. El precio base de taquilla será de 56 euros, al mismo nivel que Baqueira, pero queremos potenciar los canales online, que ahora tienen muy poco peso, y por eso será más barato comprar en nuestra web.

¿Cuánto se puede ahorrar?

El ahorro puede llegar al 15% respecto a la compra en taquilla, pero a cambio no hay garantía de devolución, y el precio del forfait variará dependiendo del nivel de demanda. Las líneas aéreas y los hoteles lo hacen desde hace mucho tiempo, pero en el esquí sorprende, aunque en los Alpes ya llevan cuatro o cinco temporadas haciéndolo. En Estados Unidos, algunas estaciones incluso varían el precio según si hace sol o mal tiempo. Eso de momento no lo haremos. Se premia la anticipación porque nos ayuda a planificar, y el objetivo es que, igual que no compras un billete de avión en el aeropuerto, tampoco compres el forfait en la estación de esquí. A mayor demanda, más precio; cuanta más gente haya en la estación, más caro será entrar.

¿Y cómo serán los protocolos Covid?

El año pasado fuimos muy estrictos, porque queríamos que, quien viniese, solo se preocupase por el esquí, y disfrutase con total tranquilidad, y la baja afluencia de visitantes lo facilitó. Tenemos la suerte de que el esquí es un deporte que se realiza al aire libre, y fuimos muy cuidadosos en los espacios cerrados, con medidas para evitar la proximidad entre las personas. Al ser un dominio esquiable grande, no hubo aglomeraciones y colas como se vieron en otras estaciones. Este año todavía se debe concretar, según el estado de la pandemia, pero hemos creado un grupo de trabajo multidisciplinar para presentar una propuesta al Govern de Antorra. Exigiremos certificado de vacunación en determinadas cosas, pero todavía estamos trabajando en ello.

¿Volverán también las competiciones deportivas?

Sí. Este 2022 tendrán lugar las finales de la Copa de Europa de esquí alpino en Soldeu El Tarter, que ya ha sido anfitriona en muchas ediciones anteriores, y acogeremos las finales de la Copa del Mundo de esquí en 2023, repitiendo la experiencia de 2019. Además, la estación de Ordino Arcalís acaba de firmar tres años más como parada del Freeride World Tour, y mantiene el Trofeo Borrufa para jóvenes, que también es internacional.

¿Se plantean candidatura para unos Juegos Olímpicos de Invierno o alguna colaboración con la propuesta española para 2030?

Somos candidatos a los Campeonatos del Mundo de esquí de 2027. Competimos con otras tres estaciones de Noruega, Alemania y Suiza, y la Federación Internacional de Esquí (FIS) tomará una decisión el próximo mes de mayo en Portugal.

A parte de la pandemia, hay otro enemigo que tiene efectos a largo plazo para el negocio de la nieve, el cambio climático. ¿Cómo afecta en Andorra?

Nuestras partes bajas son más altas que otros dominios del Pirineo y eso hace más fácil que se mantenga la nieve. La mayoría de nuestras cotas inferiores están por encima de los 1.700 metros, pero el cambio climático también nos afecta. Hay inviernos más fríos y otros menos, es un elemento aleatorio que determina la temporada de esquí. Por ejemplo, hace dos años nevó en momentos oportunos, pero no mucha cantidad, y el uso de los cañones fue imprescindible. Somos optimistas con las previsiones meteorológicas para este año.