La sinergia empresarial como clave en el emprendimiento femenino

Es indudable que el emprendimiento femenino está de moda, solo hay que echar un vistazo a la proliferación de proyectos que lo abanderan y como, especialmente a nivel comunicativo, las organizaciones lo utilizan como tema recurrente... pero, ¿cuánto hay de verdad y cuánto de apariencia en el sector empresarial femenino catalán?

El 19 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Mujer Emprendedora, una fecha para dar visibilidad al empoderamiento femenino en el mundo, así como para evidenciar la desigualdad de género todavía latente en el ámbito corporativo.

El emprendimiento femenino tiende a reunir algunos aspectos en común: es menos competitivo, más horizontal y con más ganas de tejer redes entre proyectos. Otro punto clave es que nosotras solemos emprender en servicios y en hostelería y uno de los objetivos principales es no limitar el crecimiento profesional mejorando nuestra capacidad de conciliación, tal y como recogen diferentes informes de Salesforce.

Desde mi experiencia como directora de Las Cosmonautas, agencia de marketing especializada en herramientas digitales, quiero compartir mi visión sobre el ecosistema de las empresas dirigidas por mujeres en Catalunya. Si hay un tipo de emprendimiento que se ha acelerado en los últimos cinco años ha sido el del negocio digital basado en vender habilidades, conocimientos y servicios en el mercado online. En Catalunya tenemos grandes referentes de emprendedoras con proyectos de impacto a nivel mundial como Txell Costa, Gloria Carrión (Lagloriavegana), Geni Ramos o Maïté Issa. Es obvio que el emprendimiento digital catalán tiene nombre de mujer.

Es cierto que, desde mi punto de vista, las empresas creadas por mujeres crecen de forma exponencial, aunque no en todos los sectores por igual. Por ejemplo, la famosa metáfora que el New York Times hizo célebre: “hay más consejeros delegados en startups llamados John que mujeres”, deja patente una verdad que desgraciadamente sigue siendo realidad, de hecho, el Mapa del Emprendimiento 2020 de South Summit así lo confirma: solo el 18% de las personas que impulsan startups a nivel mundial son mujeres.

Afortunadamente en nuestra región proliferan fundadoras y directivas que aceleran hacia el cambio real. Entre ellas, Carlota Pi (Co-founder y Executive President de Holaluz) o Claudia de la Riva (consejera delegada de Nanify), lideresas que han roto el techo de cristal inspirando a otras mujeres.

Y, seguramente, de referentes consiste el cocktail para impulsar el papel de las emprendedoras en Catalunya, de ofrecer espejos más grandes donde mirarnos, ya que el emprendimiento femenino suele ir vinculado a proyectos de bajo valor añadido y, por tanto, con menores márgenes y peores tasas de reinversión generando mayoría de micro pymes o actividades de autoempleo.

Otro aspecto limitante es la “autopercepción” por la que nos sentimos peor preparadas o con menos aptitudes para emprender, y eso se refleja en más pesimismo y miedo al fracaso. Lidiamos con el “síndrome de la impostora” que diversos proyectos tratan de solventar con formación y trabajo personal como, por ejemplo, Las Impostoras de Gina Vidal y Esther Blázquez.

Para ello, diferentes instituciones, como Acció de la Generalitat o Barcelona Activa del Ayuntamiento, ofrecen programas específicos para apoyar y formar a emprendedoras. También destacan los cursos dirigidos a creadoras y tiendas físicas que está impulsando la Diputació de Barcelona a través de su programa Digiemprèn, conjuntos de acciones que las instituciones públicas ofrecen para apoyar y formar a las mujeres a la hora de iniciar y liderar sus negocios.

Un proyecto a subrayar en el ecosistema catalán es WeRock Capital, cofundado por Ana Rebollo y Helena Torras, que tiene como objetivo visibilizar la presencia de las emprendedoras e inversoras a la vez que incrementar sinergias entre empresas y startups. Actualmente se compone de una red de 60 mujeres que actúan como Business Angels en proyectos con presencia femenina y que hasta la fecha hayan invertido en 3 startups dirigidas por compañeras.

Pero, ¿qué sucede con las emprendedoras sin base tecnológica o que su crecimiento no depende de una startup? En Barcelona han nacido varios proyectos, especialmente destacable es Extraordinaria que colabora con instituciones públicas y privadas, para hacer visible este emprendimiento cada vez más consciente de sí mismo y que, entre otras actividades, prepara anualmente el Observatorio del emprendimiento femenino.

Dirigido por Gemma Fillol, este año ha logrado congregar a más de 700 mujeres de todo el mundo y volverá a poner en común sus experiencias presenciales en apenas unas semanas. También lo es allWomen, escuela de habilidades tecnológicas pensada para mujeres, liderada por Laura Fernández, que está dispuesta a revertir el fatídico dato del INE (solo el 17,4% de los trabajadores del sector tecnológico son mujeres) y que pretende incorporarlas a través de la formación especializada.

Nunca he sentido que me cierren puertas por mi género, pero la falta de referentes y la poca formación empresarial de las carreras universitarias que he cursado generaron escasa confianza en mí misma. Por suerte, en esta última década he gestionado un proyecto que ha ido pivotando y mutando positivamente gracias, en parte, a sinergias con otras empresarias.

Y si hay alguna diferencia entre los negocios liderados por mujeres es, sin duda, la capacidad que tenemos de elaborar una red potente en la que la palabra colaborar sustituye a la de competir.