Capital Cell levanta 14 millones de euros para el sector biomédico

La compañía fundada por Daniel Oliver, también director, superó la cifra de 2020, 13,9 millones de euros, el pasado mes de agosto y espera crecer entre el 30 y el 50% este año. Capital Cell se dedica a buscar financiación privada para empresas emergentes en fases iniciales

En una ronda de inversión intervienen dos partes: la empresa que busca levantar capital, ya sea para ampliar equipo, financiar la comercialización de un producto o el desarrollo de nuevos, y el inversor, sea público o privado, que aporta su dinero para contribuir y entrar en el accionariado de la misma, buscando un retorno bien sea revendiendo su participación en un futuro o recibiendo dinero como parte de futuros beneficios. En estas páginas suelen aparecer empresas que pertenecen al primer grupo, por lo que es interesante fijarse en el otro, donde compañías como Capital Cell no solo se mueven y ganan dinero, sino que además hacen crecer a otras compañías que, sin su ayuda, no accederían a financiación. “Capital Cell es una empresa que se dedica a ayudar a compañías del sector biomédico en fases iniciales”, dice su director Daniel Oliver. “En un porcentaje muy alto suelen ser derivadas de universidades o centros de investigación”, detalla. “Nuestra misión es buscar financiación privada para que quien quiera pueda invertir a cambio de acciones de la compañía”, acaba.

Capital Cell opera bajo la única licencia disponible para empresas que permitan la inversión no profesional, es decir, personas ajenas a fondos de inversión o grandes bancos. Esta licencia es la del crowdfunding, fórmula utilizada por empresas como Kickstarter. “Cada empresa que financiamos tiene su objetivo de capital y un tiempo limitado y el inversor interesado solo tiene que acceder e invertir. Es totalmente gratis”, dice Oliver. Su modelo de negocio, entonces, se basa en el cobro que le hacen a la empresa por montar la ronda y en los beneficios que obtienen de sus propias inversiones. “No anunciamos empresas en las que no invertimos”, admite Oliver.

Arriesgado, pero muy rentable

Oliver, biólogo de formación, explica que el sector de la biotecnología “es el más rentable del mundo”. Es por eso que, apenas dos años después de crear la compañía, decidió virar y financiar únicamente proyectos en este sector. “Daba mucha pena que las empresas pequeñas no levantaran ni un euro cuando entonces, hace ya seis años, era el sector más rentable”, añade. Oliver admite que son proyectos “difíciles de entender” por su naturaleza, pero por eso se propuso facilitar el contenido de las compañías biotecnológicas. “Hemos hecho mucha divulgación”, explica, y los resultados han dado sus frutos. “Crecimos poco a poco hasta 2018, pero después ha acelerado. En 2019 triplicamos la captación y en 2020 lo hicimos en otro 70%. Este año superamos la cifra del pasado en agosto -en 2020 fueron 13,9 millones y en tres trimestres de 2021 se alcanzaron los 14,04 millones- así que creceremos entre el 30 y el 50%. Somos la plataforma de inversión colectiva más grande de España”, zanja Oliver.

Con todo, hay que tener en cuenta que es un método de inversión bastante arriesgado. “El riesgo es muy alto. Es el tipo de producto financiero en el que el inversor tradicional no entra. Por dar una cifra diría que cada proyecto tiene el 50% de probabilidades de fallar, pero cuando salen bien los beneficios son muy altos. Puedes llegar a ganar 10, 20 o hasta 150 veces más de lo que pagaste. Es como el concepto de ser el primer inversor en Facebook”, argumenta antes de detallar que “lo que se suele hacer es invertir en varias empresas. De media cada inversión ronda los 2.500 euros, pero la mayoría de los inversores hacen siete operaciones a la vez”.