La domótica, la revolución que diseña nuestro futuro
Cuando era niño y soñaba con construir casas que pudieran hacer realidad los sueños de las personas imaginaba cómo la misma casa podría hacernos la vida más fácil e impresionar a cualquier visitante. Cuando ya estaba estudiando para ser arquitecto, entendí que todo esto ya existía y se llamaba “domótica”.
En los primeros años trabajando como arquitecto tuve la oportunidad de aplicar sistemas inteligentes en viviendas, entendiendo el gran costo que suponían y lo complicado que podría llegar a ser su instalación. Hoy me complace ver lo fácil que es tener un hogar inteligente y sobre todo, lo económico que puede llegar a ser. Muchos arquitectos nos hemos comprometido en demostrar que la domótica o tener una casa inteligente ya está al alcance de todos. Debemos entender que estas estrategias tecnológicas se aplican a través de pequeños dispositivos conectados de manera inalámbrica que permiten digitalizar o automatizar acciones cotidianas. Ya no es necesario conectarlas entre sí por cables o hacer reformas. Digitalizar el hogar para convertirlo en un espacio inteligente es un avance irrefrenable. En el caso de reformas en la actualidad tenemos dos opciones para modificar o adecuar una vivienda. La primera sería la más invasiva y se haría de manera convencional, tumbando tabiques, cambiando materiales e involucrando un equipo de obra correspondiente a la magnitud del proyecto. Por otro lado, tenemos una reforma silenciosa, sin mucho polvo ni ruido y lograda en unos cuantos días gracias a la domótica que modificaría toda la iluminación, la climatización, la forma de vivir los espacios y ampliaría el uso de los mismos haciendo un cambio de ambientes, etc. Hay muchas familias e individuos que llevan esperando poder reformar el lugar donde viven durante años y no han podido por razones económicas. Ahora la tecnología les brinda la posibilidad de cambiar por completo su vivienda rápidamente y a un bajo coste.
Si revisamos un poco la historia podemos observar que la tecnología ha sido siempre uno de los principales indicadores de estatus social. Actualmente estamos en la era del smartphone, la inteligencia artificial y el rápido crecimiento de la domótica donde grandes marcas como Amazon, Apple y Google han empezado una cuarta revolución industrial sacando al mercado dispositivos pequeños y muy económicos que son capaces de controlar todo tu hogar aunque la mayoría de la población los utilice solamente como altavoces y para preguntarles la fecha y la hora y como mucho, el pronóstico del tiempo.
Las nuevas casas inteligentes son capaces de proporcionarnos servicios casi infinitos. Es la base del concepto “Smart Home” que se está convirtiendo progresivamente en el nuevo símbolo de estatus de nuestra era ya que los usuarios están descubriendo rápidamente que los beneficios derivados de estas tecnologías superan con mucha diferencia los costes que suponen.
La nueva generación de estos dispositivos actúan como sensores, recogen datos y por medio del “big data” ofrecen soluciones o servicios a las situaciones y necesidades existentes. Si alguien duerme, entonces se apagan las luces y cuando es hora de levantarse las enciende suavemente. Si hay mucho sol se extienden los toldos o se mueven las cortinas, si llueve se recogen los toldos, etc. La oferta actual permite gestionar prácticamente toda la casa desde un smartphone o tableta.
Convertir nuestra casa en un hogar inteligente tiene un beneficio incalculable y es el poder personalizar los espacios de acuerdo a nuestros gustos. Ya no tenemos que amoldarnos a un piso o una casa nueva, ahora podemos hacer que se amolden a nosotros, indicando a los dispositivos lo que nos gusta.
Esta revolución tecnológica también ha sido impulsada por la pandemia que estamos apenas aprendiendo a manejar. La mayoría de los trabajos se han derivado a los hogares cuando la mayor parte de la población no estaba preparada para teletrabajar. El uso de la domótica residencial puede ser una gran herramienta para poder crear estos espacios laborales en casa, favoreciendo una mejor iluminación, un aire más limpio, controlando la temperatura de la luz y transformando los espacios para que sean más versátiles. Así durante el día un espacio de trabajo puede convertirse en la noche en uno de relajación o para ver películas pero con otra sensación totalmente distinta.
Otro de los grandes beneficios es el ahorro energético ya que las luces sólo se encienden cuando se necesiten y se activan por sensores de movimiento. Cuando haces la transición de un hogar convencional a un hogar inteligente estás apostando también por la eficiencia energética a nivel social, por la sostenibilidad del planeta, aportando un granito de arena para un mejor futuro. La sociedad está cada vez más concientizada con la eficiencia energética, siendo, de hecho, el principal beneficio de las “smart homes”. Según CEDOM (Asociacion Española de Domótica e Inmótica) los hogares inteligentes permiten alcanzar entre el 25% y el 30% de ahorro en el consumo energético.
Nuestro país se presenta como un mercado en expansión. Se calcula que el 20% de las casas para 2024 tengan por lo menos un dispositivo conectado. Esto supone un crecimiento del 300% respecto a las cifras de 2018 y un mercado de más de mil millones dentro de tres años. Pensaríamos por lógica que el interés por tener casas domotizadas estaría en personas jóvenes pero curiosamente la realidad también nos demuestra que despierta un interés entre las personas mayores ya que al levantarse de la cama se pueden encender luces guías en el suelo para no tener que buscar interruptores y evitar accidentes, entre otras ventajas.
La domótica es quizás la mayor revolución desde la aparición de Internet, es la fuente que alimenta este prometedor mercado entorno a la “smart home”. Por ahora se trata de una casa inteligente pero que todavía no piensa por sí misma. Es un paso que daremos muy pronto que sólo se producirá cuando los distintos aparatos, dispositivos, servicios, plataformas, redes y objetos virtuales que ofrecen digitalizar acciones cotidianas sean capaces de comunicarse entre sí.