Eliminar la brecha digital es esencial para la economía

Iniciamos 2021 inmersos aún en la incertidumbre de cómo va a evolucionar la pandemia del coronavirus, pese al inicio de la vacunación masiva, y de cómo seguirá impactando en la economía y la sociedad. Abrimos el año con algunos sectores económicos aún a medio gas para limitar la socialización para controlar el contagio del virus y empresas y autónomos ya han alertado de que de mantenerse esta situación, muchos negocios y actividades profesionales se quedarán por el camino.

La situación que se ha generado ha reafirmado que territorios como Cataluña dependen aún excesivamente del turismo y que hay sectores en plena transformación como el comercio, pero también ha demostrado que el tejido industrial y de servicios puede generar nuevas oportunidades que no hay que dejarlas escapar. Pero para ello se necesitará un esfuerzo colectivo y, sobre todo, unas políticas públicas que den respuesta a los nuevos retos y una de las más prioritarias es la educación. Hay que formar a los jóvenes para las profesiones del futuro, que no tendrán porqué ser nuevos perfiles sino que tendrán que estar preparados para ejercerlos de manera y con herramientas distintas. Y eso requiere inversión pública en los centros educativos y el refuerzo de docentes.

Es inconcebible que haya tenido que irrumpir la pandemia para visualizar que los centros escolares públicos no disponen de las tecnologías necesarias para garantizar la enseñanza a distancia, y más aún que, por ejemplo, los equipos informáticos no se hayan podido suministrar hasta el pasado mes de diciembre. La existencia de una profunda brecha digital -especialmente entre escuelas públicas y privadas- es una grave situación que hay que subsanar con celeridad, porque de lo contrario se profundizará en la discriminación no solo social, sino también laboral, de las generaciones más jóvenes.