2021 arranca con el Covid-19 apretando
y unas elecciones en el horizonte

Por fin terminó 2020, el año del Covid-19, el ejercicio más extraño en generaciones. Llega en su lugar un 2021 que ha empezado con el coronavirus apretando fuerte en gran parte de Europa, también en España y Catalunya, y que arranca con un panorama que resultará familiar a muchos catalanes, con unas elecciones en un horizonte cercano. El día de los enamorados, 14 de febrero, es la fecha elegida para unos nuevos comicios de los que salrá un nuevo presidente de la Generalitat. Los políticos de la región intentarán reconquistar a un electorado agotado por la pandemia, que ha dejado el conflicto independentista a un lado por la grave situación global.

El frente de la gestión de la pandemia, o lo que queda de ella, porque según el ministro Salvador Illa estará bajo control a finales de verano, será, o debería ser, el gran punto de debate de estas elecciones, y deberían seguir cuestiones vitales como el trabajo, el gasto público y demás. No obstante, no es complicado entrever una campaña marcada, de nuevo,´por el independentismo, porque ni siquiera en tiempos de pandemia se ha conseguido ya no pasar página, sino aparcar el asunto en pos de combatir la mayor crisis vivida en décadas. Carles Puigdemont, como suele ocurrir en cada fecha electoral, sale de su casa en Bélgica para reivindicar la república y que, para conseguir su cometido, se deben hacer sacrificios. Sacrificios como los que hacen los políticos presos, que han sacrificado su libertad por una idea y un objetivo. La división de las dos principales fuerzas independentistas dominará el debate y la gestión de la pandemia seguramente se colará en segundo plano. El problema aquí es que la política, de nuevo, será la gran olvidada en las semanas previas a la fiesta de la democracia. El votante unionista, dividido por colores, se lo mirará todo con recelo y meterá la papeleta en la urna sabiendo que mucho debe cambiar todo para no repetir una suerte de ejecutivo independentista con consejeros de ambos bandos haciendo un pulso contínuo por el poder de la Generalitat. Todo, mientras Madrid sigue siendo el malo de la película y “si hubieramos gestionado nosotros la pandemia desde el principio todo habría ido mejor”.

Todo esto, por supuesto, si la Navidad no provoca una nueva oleada de contagios que haga insostenibles unos comicios seguros. De momento, el plan es que todo el mundo pueda votar, incluso las personas contagiadas o en cuarentena, en una jornada que se dividirá por horas para que todos puedan acudir sin riesgo. Mal año para entrar la urna del sorteo de la mesa electoral. Cabrá esperar que el Govern actuará adecuadamente y garantizará la vacunación de los miembros de las mesas de toda la comunidad si estos la solicitan con la suficiente antelación como para poder recibir las dos dosis antes del 14 de febrero. Queda poco más de un mes y el espacio entre dosis es de 28 días. Bonito día para reenamorarse de la política aunque, por desgracia, el panorama sigue siendo desalentador.