Arch Max se consolida poniendo en valor sus productos producidos en Barcelona

El fundador y director general de Arch Max explica cómo funciona su modelo de negocio, basado en la producción local y las materias sostenibles y de proximidad

Estamos inmersos en un momento complicado. En muchos sectores, la dependencia de las materias primas o de los productos fabricados casi en su totalidad en mercados muy concretos, como ocurre con los microchips para coches y electrónica, producidos mayoritariamente en Taiwán, está llevando a la escasez de productos y al alza de precios. Durante mucho tiempo, las compañías han buscado la máxima rentabilidad y los costes fijos mínimos para ganar el máximo de dinero. Países como China o Taiwán han aprovechado para acumular la producción de muchísimos productos y cuando hay problemas o, por simples razones estratégicas, se corta el suministro y llegan los problemas. El mundo está tan globalizado que es imposible salvarse.

No obstante, hay empresas como Arch Max, que apuestan por un modelo de proximidad y de calidad, renunciando a la mirada del mínimo coste. No solo lo hace para evitar problemas como el antes citado, sino también para poner en valor la industria local y crear empleo aquí. Arch Max es una empresa que, como cuenta Jordi Martí, director general y fundador, “se dedica al diseño y fabricación de material deportivo en Barcelona con proveedores de proximidad”. De este modelo han derivado más valores, como el de la sostenibilidad. “Trabajamos ahora con materiales reciclados y producidos aquí”, añade Martí.

Los orígenes de Arch Max datan de 2016, por lo que es una empresa relativamente joven. Inicialmente se dedicaba a la producción de calcetines para corredores, aunque rápidamente evolucionaron y desarrollaron más productos. “La gente aprecia nuestro producto. Vimos que iba bien y comenzamos a hacer otros productos de corte deportivo fabricados en Barcelona”, dice Martí antes de afirmar con rotundidad que “no hace falta ir a Asia para ser competitivo. Todo lo hemos hecho en Barcelona. Lo trabajamos todo con material reciclado y proveedores de proximidad”.

Arch Max vende directamente sus productos a través de su página web, mientras que físicamente están disponible a través de distribuidores. “Estamos en 20 países a nivel mundial y estamos creciendo bastante”, dice Martí. Además, la compañía se ha hecho popular en el sector a través de su laboratorio textil. “Desarrollamos productos para varias marcas. Somos socios de Adidas, Leki o Brooks. Ellos tienen una necesidad cambiante cada año y, en las grandes empresas, desde que tienen la idea hasta que lo lanzan han pasado años. Con nosotros lo tienen en un mes y eso es una ventaja competitiva también no solo para el comercio, sino para sus equipos profesionales porque cada deportista tiene sus necesidades”, añade. Martí defiende que las marcas valoran su trabajo, su modelo de proximidad y el uso de materiales sostenibles. “El ejemplo es Leki. Ellos están especializados en bastones para montaña y esquí, pero si quieren algún complemento como chaquetas, por ejemplo, que no es su nicho, nos lo piden a nosotros. Ir a Asia para ellos sale más caro porque no necesitan muchas unidades y además valoran nuestra rapidez y modelo. Con Adidas igual, todo lo que no es su actividad principal es sinónimo de inversión en diseñadores, producción, etc. Eso es tiempo que nosotros ahorramos. Y el tiempo es dinero”, argumenta el directivo.

El empujón del Covid-19

Arch Max es de esas empresas que pudieron crecer con el Covid. “La pandemia nos abrió mercado”, dice Martí. “Antes de la pandemia teníamos un plan de división que se llamaba Healthcare y aceleramos con la llegada del virus. Tenemos licencia sanitaria y empezamos a hacer mascarillas para el Ayuntamiento de Barcelona, empresas, hospitales, etc. También hacíamos pijamas, gorros sanitarios. Llegamos a hacer 1,4 millones de mascarillas”, añade. En vez de Ertes, Arch Max tuvo que contratar gente y acelerar el plan de negocio de esta nueva división de tres años, como estaba estipulado originalmente, a tres meses.

El objetivo de Arch Max, en palabras de su fundador y director general, es a medio plazo tener “una marca posicionada por sus valores. Que sea internacional y que esté en todos los mercados donde se practican los deportes a los que apuntamos”. “También queremos seguir trabajando con las grandes marcas para que nos hagan crecer y seguir siendo un socio importante para ellas siguiendo siempre nuestro ADN, la parte ética de la fabricación local”, continúa. Martí explica que la compañía ha creado un departamento internacional con personal joven y potente con nuevas ideas. “Estamos viendo que la marca gusta, que hay posibilidades de traccionar en países que valoran mucho nuestra filosofía”, dice. La compañía apunta ahora a países estratégicos. “Cuando un producto entra en ciertos países, hay otros que te valoran más”, acaba Martí.