¿Por qué Belbin es relevante en momentos de cambio?

Cada vez más las organizaciones ponen foco en potenciar el trabajo en equipo. Y es que aporta múltiples ventajas, pues de esta colaboración nacen las sinergias que potencian la eficiencia de sus integrantes. La situación actual que estamos viviendo a causa del Covid-19 hace aumentar, aún más si cabe, esta forma de trabajar. Estamos sumergidos en un cambio constante, inesperado y del que carecemos de referentes en los que basarnos. Esta situación genera, como mínimo, un aumento importante del estrés y de la inseguridad. Por ello, es imprescindible que las empresas y sus directivos/as, estén muy focalizados, con estrategias claras y bien definidas. Es justo en este punto donde toma relevancia la teoría de Meredith Belbin -académico y psicólogo industrial que, a finales de los 60, llevó a cabo una de las investigaciones pioneras sobre el funcionamiento de los equipos-. Entre sus principales conclusiones, observó que los comportamientos de las personas eran diferentes ante una misma situación. Así pues, cuando más diferencias había, más enriquecedora resultaba la experiencia para el equipo.

La teoría concluyó con la aparición de nueve roles agrupados en tres áreas: La mental, formada por Cerebro, Monitor evaluador y Especialista; la social: formada por Investigador de recursos, Cohesionador y Coordinador; y la acción: formada por Implementador, Impulsor y Finalizador.

Con esta teoría lo importante es identificar el rol o roles que cada persona tiene más desarrollados y con los que se siente más cómoda ejecutando, para, a partir de aquí, poder obtener la máxima eficiencia -mínimo esfuerzo, máximo resultado-. De entre las utilidades de conocer los roles, coge especial relevancia la de compensar los equipos. El momento que vivimos en la actualidad ha provocado que existan muchos cambios. En la mayoría de las empresas, por desgracia, este cambio se ha traducido en una reducción de la plantilla y en consecuencia de los equipos, aunque también hay sectores que se han visto reforzados. En cualquier caso, ha supuesto y sigue suponiendo que las organizaciones deban adaptarse a una nueva realidad. La pregunta clave es: ¿Cómo adapto a mi equipo?

El primer paso es detectar qué roles tengo en este momento. Para ello existen diferentes fórmulas a seguir: la observación de conductas, preferencias y virtudes de cada uno y la realización de un test analítico ya sea individual, grupal o por puesto de trabajo.

Una vez tenemos claro qué roles son los más habituales en nuestro equipo, debemos fijarnos en si tenemos uno destacado en cada una de las tres áreas. Es normal que en equipos pequeños no se cuente con nueve personas con roles diferentes. En ese caso se deberá buscar compensaciones de roles en una misma persona y podremos hacerlo gracias a los resultados del análisis. Aunque a priori pueda parecer complicado, a lo largo de mi experiencia he podido aplicar en diversas ocasiones esta teoría, obteniendo resultados muy positivos.

A modo de ejemplo me gustaría destacar la intervención que realicé en dos empresas muy diferentes entre sí. La primera es una multinacional del sector industrial. La empresa creció y sufrió muchos cambios en poco tiempo, los cuales afectaban también al Comité de Dirección, que pasó de seis a diez integrantes no llegando a cohesionarse y creando rivalidades internas. Después de trabajar con ellos sus roles, se empezaron a observar los cambios. Se logró un equipo mucho más cohesionado, focalizado y motivado. La segunda empresa es de origen catalán, del sector servicios. En este caso, las dificultades venían por el equipo comercial. Habían bajado las ventas y esto generaba malestar entre sus componentes. Trabajamos la compensación de equipos y otorgamos a cada integrante aquellos roles con los que se sentía más cómodo/a y más motivado/a. Esta actuación se tradujo en una mejora del clima y de las ventas. Lo esencial es conocer la aportación que cada rol puede dar en cada momento.

Si empezamos a definir los roles de Belbin, la característica principal del Investigador de recursos, por ejemplo, es su gran capacidad para generar nuevos contactos. Esto nos vendrá muy bien en un momento como el actual para abrir nuevas vías de negocio y ampliar la cartera de clientes. Una vez abierta esta vía, es básica la figura del Cerebro. Es el rol creativo por excelencia. Se encargará de generar nuevas ideas de productos o servicios. Aun así, como buen creativo, no todas las ideas serán las más idóneas para nuestra organización, y es en este momento en el que entrará en juego el Monitor evaluador, cuya función será analizar cuáles de estas ideas son las más viables para nuestra estrategia post Covid. El rol del Especialista es para la persona que posee un alto nivel de conocimientos técnicos y le gusta estar siempre a la última en su campo. Así pues, irá actualizando y adaptando sus conocimientos a la nueva situación, lo que nos permitirá poder ir un paso por delante.

En un equipo también necesitamos a la persona que se encargará de ejecutar todas estas ideas. Ahí obtiene protagonismo el papel del Implementador, que será quien ponga en marcha todo el engranaje. Es el papel que baja más a la operativa diaria. De ahí surgirá el Finalizador, que invertirá sus esfuerzos en velar por que todo se vaya cumpliendo según lo planeado. En momentos como los actuales rentabilizar al máximo el tiempo es un objetivo imprescindible. De hecho, de gestionar el tiempo y supervisar que todo siga su curso se encargará la figura del Coordinador. Todo ello no tendría sentido sin aquellos papeles enfocados al equipo propiamente dicho. Me refiero al rol del Cohesionador, que ayudará a que las aguas vuelvan a su cauce cuando surjan tensiones y transmitirá calma al equipo. Por último, pero igual de necesario, está el rol del Impulsor, que cargará las pilas del equipo con su energía innata. Este rol, además, es el que mejor aguanta la presión, por lo que se convierte en fundamental en los momentos de incertidumbre.

Así pues, el momento cambiante y desconcertante que estamos viviendo, requiere tener el foco muy claro y optimizar al máximo el tiempo y los recursos. Saber cómo funcionan los equipos, conocer sus habilidades e intereses es clave.