Dunia, un propósito para volver a unir el campo y las ciudades

El proyecto ofrece una plataforma en la que los habitantes de las ciudades pueden aportar cualquier cantidad de dinero a ganaderos y agricultores de proximidad a cambio de productos, cursos ‘online’ o visitas a las iniciativas, que además se deben centrar en la reducción de emisiones contaminantes

La agricultura y la ganadería, es decir, la producción de alimentos, son un mundo parcialmente o totalmente desconocido por los habitantes de las grandes urbes. Muchos de los problemas que sufren los trabajadores del campo son por culpa de las leyes del mercado, especialmente duras para las pequeñas explotaciones, que no pueden competir con las grandes productoras por sus precios, habitualmente más caros. Asimismo, cabe recordar que la producción de alimentos emite el 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo, por lo que actuar para optimizar procesos y reducir la huella ecológica de esta actividad se vuelve vital. En consecuencia, en las grandes ciudades, donde ya vive más del 50% de la población, se compra mirando el precio poniendo poca o ninguna atención en la producción local y ecológica de verdad. La cooperativa Tarpuna, para aportar su granito de arena y solventar este problema, ha ideado del proyecto Dunia (tierra en suajili), con el que busca promover la alimentación sostenible en las ciudades a través de la microfinanciación. “Es un intento de crear una comunidad de personas que se impliquen habitualmente en la microfinanciación de lo que denominamos agricultura sostenible, entendida como agricultura ecológica y de proximidad”, define Josep Maria Vallès, coordinador de Tarpuna. “Los agricultores, como muchos otros profesionales, han utilizado el crowdfunding para conseguir financiación. La idea es crear valor juntando a un número determinado de personas que vaya financiando a los agricultores”. matiza. Tarpuna propone una plataforma en la cual cualquiera puede aportar, desde particulares hasta empresas. No hay un mínimo para pagar y cualquier donación es bienvenida. A cambio, se reciben recompensas varias. “Una persona que aporte recibe dos cosas”, explica Vallès. “En primer lugar recibe una recompensa, que puede ser de muchos tipos. Como en todas las operaciones de este tipo, el beneficiario, en relación con la aportación, manda productos al donante. Asimismo, hay recompensas del tipo cursos online impartidos por la misma cooperativa Tarpuna, visitas al proyecto o incluso semillas de lo que produce el agricultor para que el donante las plante en un huerto urbano”, detalla. “Por otro lado, la aportación económica desgrava en la declaración de la renta. Dicha desgravación depende de la cantidad de la donación y del tipo de donante, si es persona física o empresa. De este modo, una parte de los impuestos los derivamos hacia la alimentación sostenible. No cuesta mucho así echar una mano, en este caso, a los agricultores de proximidad”, apunta.

Proyecto piloto en Barcelona

El proyecto Dunia se lanzó el pasado mes de junio y se encuentra en fase de proyecto piloto. Nacido gracias a una línea de subvenciones del Ayuntamiento de Barcelona, según Vallès ya se han financiado entre 10.000 y 12.000 euros a través de su plataforma y admite que les gustaría acabar el año con una aportación de alrededor de 20 o 30.000 euros para dar soporte a ocho o diez proyectos. No obstante, al cierre del año, Dunia tendrá que volar solo, sin el impulso del consistorio barcelonés, por lo que para el año que viene las previsiones son más conservadoras. “El proyecto no dejará de funcionar”, adelanta Vallès. “Pero puede ser que lo haga con menos intensidad”, admite. El coordinador de Tarpuna entiende que a partir de noviembre se tendrán que sacar conclusiones, definir cómo será el proyecto a partir de 2021 y estudiar su viabilidad. “No desaparecerá, pero tendremos que seguir trabajando y empujando. Además, mucho trabajo ya estará amortizado porque gracias a las subvenciones hemos creado la página web, la marca, etc., y toda una serie de trabajo que ya está hecho, por lo que el año que viene tendremos que seguir remando”, dice.

Las condiciones para optar a microfinanciación

Los agricultores o ganaderos que quieran optar a la microfinanciación del proyecto Dunia deben cumplir una serie de condiciones que garanticen que su filosofía y forma de trabajar se alinean con los objetivos del proyecto, que siempre pasan por reducir la huella ecológica de su trabajo y dar valor a la agricultura y ganadería de proximidad. En ese sentido, Vallès expone que “tenemos desarrollados unos criterios de sostenibilidad para aplicarlos a cualquier candidatura, aunque de entrada pedimos que sean proyectos de agricultura de proximidad o que destinen una parte significativa de su mercado a la venta directa o de proximidad. Asimismo, pedimos que utilicen la producción ecológica, aunque no necesariamente deben estar certificados como explotación ecológica. Finalmente, deben ser proyectos con cierto recorrido, de dos o tres años para arriba. No nos enfocamos en microfinanciar nuevos proyectos, sino en consolidar los existentes”. Una vez un proyecto pasa este corte, le llega el turno a la sostenibilidad. En este caso, las opciones son casi infinitas, pero todos deben acreditar que el agricultor o ganadero quiere ser más sostenible. “Nos pueden decir que quieren gastar menos agua, mejorar la gestión del agua, reducir el consumo de energía, etc. Son distintas propuestas que nos hacen y nosotros, entonces, debemos valorar y decidir si realmente lo que quiere hacer el proyecto es que su actividad sea más sostenible. Creemos que el hecho de hacer agricultura de proximidad no necesariamente implica ser más sostenible”, admite Vallès.

Una vez superado todo el proceso de valoración, el proyecto puede ser microfinanciado por Dunia, que también aporta un gran valor al donante y al profesional a través de una relación que puede beneficiar a ambas partes: al agricultor o ganadero por recibir dinero para seguir adelante y al ciudadano para reconectar con el campo. “El profesional nos abre la puerta a consumir de temporada, a ser más conscientes de lo que comemos, hechos simples que, ya de por sí, contribuyen a reducir la huella climática.