‘Mujeres con hogar’, el proyecto más especial de Assís

La Fundación Assís ayuda a personas necesitadas con servicios tan básicos como la comida o la higiene y trabaja para garantizar servicios básicos como tener un techo

Ayudar a los que más lo necesitan es una de las acciones más generosas y a la vez reconfortantes en la vida. En un mundo cada vez más digitalizado y, por ende, individualizado e hipercompetitivo, con las nuevas generaciones buscando el modo de construirse una carrera rentable que les permita vivir cómodamente, existen entidades, como la Fundación Assís, que dedican su existencia a intentar que muchas personas, a las que se le ha negado un futuro, tengan no ya un futuro, sino un presente. Como concreta escuetamente Jesús Ruíz, presidente de la fundación, Assís “es un centro de acogida de atención de personas en situación sin hogar, formado por voluntarios y voluntarias en 2001 con el objetivo de unirse para crear recursos y actividades y ayudar a otras personas”. Sin embargo, Assís es mucho más. Assís presta una atención individualizada e integral con proyectos que van desde garantizar los servicios más básicos, como la alimentación o la higiene personal, hasta programas de atención social con voluntarios que acompañan a cada persona durante todo el proceso, ya sea a corto plazo o a largo plazo. La misma fundación se define en su web como un “centro de acogida que busca mejorar el bienestar y la calidad de vida de las personas”. Ruíz detalla que entre sus propuestas destacan “un programa ocupacional, con cursos no reglados y reglados con extensión universitaria con la Universidad de Barcelona, uno de vivienda, con 23 pisos para 51 plazas para personas sin hogar que vienen al centro de acogida, y otro de salud, al que destinamos 10.000 euros anuales para dar soluciones, invitando a las personas a ir al médico y cubriendo sus necesidades”. “Intentamos dar respuesta con cerca de 250 voluntarios, dando mucha importancia a una relación positiva, saludable y de confianza”, explica.

‘Dones amb llar’

Uno de los programas en los que la fundación más se ha volcado es el de Dones amb llar. “Desde que empezamos, muchos profesionales vimos que las mujeres, aunque son un porcentaje inferior en el centro, un 15% del total, presentaban altos grados de vulnerabilidad, expuestas en muchos casos a violencia física o sexual, con adicciones o con problemas de salud mental. Dones amb llar pretende acompañar a estas mujeres en sus procesos para que sean lo más autónomas posible”, apunta Ruíz. Este proyecto intenta dar un servicio integral, pasando desde la atención específica desde una perspectiva de género, hasta la vivienda, con la construcción del edificio Rosario Endrinal, que dispondrá de 10 apartamentos y de zonas comunes donde realizar distintas actividades, o el centro abierto, donde ofrecerán servicios básicos tales como duchas, ropero, desayunos y alimentos.

El proyecto arrancó en 2017 con un estudio de la situación. “Vimos que había recursos pero no especializados en mujeres sin hogar en una perspectiva amplia. Entonces contratamos a una profesional, Elena Sala, para poner en marcha el proyecto. Una vez puesto en marcha, cada vez han ido llegando más mujeres y se quedan con nosotros más tiempo. Esto nos permite poder acompañar más a la mujer y hacer una atención especializada, así como acompañarlas en el proceso de empoderamiento y autonomía. Esto es muy importante, intentar que sean lo más autónomas posible”, narra Ruíz. Desde su puesta en marcha, el presidente de Assís admite que el perfil de mujer que acude al centro de acogida es el de “un perfil joven con problemáticas añadidas y largos procesos de sinhogarismo, con rentas muy bajas con las que decidir si pagar techo o comida”. No obstante, el Covid-19, disruptivo en todos los sectores, también ha cambiado el perfil de persona que acude Assís, y no solo entre las mujeres, sino también en los hombres. Centrados en las mujeres, Ruíz expone que la pandemia ha provocado que “muchas llamadas procedan de personas que trabajaban en el sector de las curas, servicios domiciliarios, atención a la gente mayor..., que debido al confinamiento perdieron el trabajo. Tenían pequeños ahorros, pero al terminar el confinamiento no les quedaba dinero para pagar el piso. También familias monoparentales de mujeres con niños, etc”.

Al final, Assís ha evolucionado hasta un centro en el que intentan cubrir todas las necesidades de las personas que acuden. Ruíz, sin embargo, tiene claro que el mejor futuro posible para la fundación sería que no tuvieran que trabajar. “Somos una entidad que sabemos que sumamos. No queremos ser una seta en el sector y establecemos alianzas con la administración y otras entidades. Nos ponemos a su disposición para complementar los servicios que ellos tendrían que prestar”, dice. Preguntado por si se sienten arropados por las administraciones, el presidente de la entidad afirma que sí, pero que, en realidad, “es evidente que la respuesta que los necesitados reciben a nivel de administraciones no es el adecuado”. “Es importante que nos apoyen, pero sería más importante que apoyaran a las personas para que no caer en el pozo de la pobreza y del sinhogarismo. Ruíz imagina un escenario casi ideal, porque el ideal sería que no hubiera pobreza, en el que la fundación “asistiría a la gente que no tiene familia o dispone de ayuda familiar o a las personas con dificultad por culpa de adicciones o enfermedades” y no a “perfiles que nunca nos hubiéramos imaginado que recibiríamos”. En ese sentido, el Covid-19 contribuye a la llegada de estos nuevos perfiles, el de personas que trabajan pero aun así no tienen suficiente para comer, pagar un techo o alimentar a sus hijos. “No es lo que tendríamos que hacer, no es la respuesta como país que tendríamos que darle a nuestros ciudadanos”, admite Ruíz, que concluye que “el apoyo a las entidades está bien, pero hay que apoyar a las personas. Sería preferible que las personas pudieran tener ingresos para que paguen comida en la tienda del barrio o de debajo de su casa, que a su vez está a punto de cerrar por la pandemia, en vez de que las administraciones nos paguen a nosotros”.