La energía geotérmica profunda en el proceso de la transición energética

La urgencia de alcanzar lo antes posible la descarbonización total de la energía mediante energías renovables es uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta Europa en la actualidad. La apuesta por estas energías no está tan solo favoreciendo la innovación y el desarrollo, sino que también facilita la creación de nuevas oportunidades de empleo y negocio. De hecho, tanto el Consejo Europeo como el Parlamento Europeo reconocen abiertamente el rol estratégico de la energía geotérmica en la transición energética europea, tanto la de tipo superficial como la de origen profundo.

La energía geotérmica es un recurso geológico y al mismo tiempo una fuente de energía renovable y autóctona. A diferencia de otras no depende de la disponibilidad de sol o de viento y por tanto tiene un factor de uso muy superior. La geotermia superficial (<30ºC) aprovecha la inercia térmica del terreno para generar frío, calor y/o agua caliente sanitaria. Especialmente se aprovecha en el sector de la edificación, pero también en la industria. Por otro lado, la geotermia profunda es una energía que aprovecha el uso directo del calor contenido en las formaciones geológicas situadas a diferentes profundidades.

La geotermia profunda como recurso energético mantiene una línea de inversión y de crecimiento muy importante con muchos actores involucrados en buena parte de Europa. La transición energética ha favorecido que se esté produciendo desde hace unos años un boom en proyectos, especialmente en la construcción de nuevas redes de distrito o reconversión de antiguas instalaciones alimentadas hasta ahora con fuel o gas, en la industria de la alimentación, y también en la generación eléctrica. Francia, Alemania, Hungría, Países Bajos, y Bélgica están entre los países que más han apostado y más se han beneficiado de los proyectos financiados por la UE de este tipo de proyectos. Dada la necesidad de cumplir con los objetivos de reducción de las emisiones de los gases de efecto invernadero en el año 2030 y 2050, hay quién pronostica que los próximos diez años, serán la “década de la energía geotérmica” en Europa.

Pero en España el mercado de la geotermia profunda aún sigue sin despegar. Según las estadísticas del informe del EGEC (2019), el país se encuentra hoy día a la cola en redes de climatización de distrito equipadas con geotermia profunda y es literalmente inexistente en las estadísticas de generación eléctrica. ¿Y por qué este atraso respecto lo que ocurre en Europa si estamos en el mismo camino de la descarbonización? La respuesta no es sencilla y existen múltiples causas y explicaciones para explicarlo, pero un factor clave es la falta de inversión estatal en exploración e investigación geotérmica desde hace más 40 años, a diferencia de otros países que a lo largo de estos años avanzaron en la investigación geotérmica del subsuelo como el caso de Francia o Alemania entre otros. Otro aspecto importante es la inexistencia de incentivos, regulación del mercado o medidas de apoyo al desarrollo en I+D+i.

Para la redacción del PER 2011-2020, en el año 2009 el IDEA (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía) elaboró un magnifico estudio técnico llamado Evaluación del Potencial de Energía Geotérmica, donde se realizó una estimación global de los recursos. Diez años más tarde, el conocimiento y las evaluaciones están en el mismo punto, mientras Europa sigue avanzando con proyectos e inversiones y promoviendo ayudas a proyectos que favorecen los proyectos de geotermia profunda. Ahora con el pacto verde europeo (Green Deal) y con el lanzamiento del nuevo Programa Marco de Investigación e Innovación de la UE (Horizonte Europa, 2021-2027) se esperan nuevos proyectos e inversiones en los cuales los actores mejor posicionados vuelvan a ser los mismos países vecinos anteriormente citados.

En Cataluña, a través del Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña (ICGC), en colaboración con la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), se ha dado un impulso al sector de la energía geotérmica profunda desarrollando una nueva aplicación innovadora llamada “3DHIP-Calculator” que ha sido presentada al conjunto de servicios geológicos europeos. La herramienta tiene por objetivo precisamente facilitar a los entes públicos la evaluación del potencial geotérmico de acuíferos profundos a partir de modelos geológicos y térmicos preliminares en 3D. Los resultados pueden ser exportados para generar mapas que visualizan las zonas con mayor potencial geotérmico, facilitando la difusión del conocimiento de los recursos geotérmicos disponibles e impulsando el aprovechamiento del recurso.

En línea a las acciones de difusión del potencial geotérmico, y las posibilidades de utilización de esta energía, el ICGC junto al Clúster de la Energía Eficiente de Cataluña (CEEC) y el Instituto Catalán de la Energía (ICAEN) han organizado este año 2020 la segunda edición de las “Jornadas GeoEnergia” para los próximos 6 y 13 de noviembre. Este año el debate se centrará en la aplicación de la energía geotérmica en las ciudades.

Llegados a este punto, parece obvio concluir que ha llegado el momento después de 40 años de parálisis en este sector, de poner recursos y lanzar un Plan o Programa a cinco años para realizar los estudios e investigaciones necesarios encaminados a la mejora del conocimiento geotérmico del subsuelo con nuevas exploraciones e investigaciones, y con el objetivo de modelizar y mapear al completo el potencial geotérmico profundo del país. El objetivo final es llevar a la práctica, aunque sea con mucho retraso, los aspectos previstos en el PER 2011-2020 sobre la mejora del conocimiento geotérmico.

Ello debería ser el catalizador de inversiones que hagan posible el despegue inicial de este tipo de proyectos como ya alcanzaron los principales países europeos, y que posteriormente las empresas puedan tomar la iniciativa del desarrollo de este tipo de energía. Este impulso a la vez favorecería que el país pueda alcanzar la madurez y el suficiente conocimiento tecnológico como para participar de forma más directa e incluso liderando los proyectos de investigación e innovación financiados por la UE, aspecto que hasta el momento no se ha logrado de forma clara.