Digitalización: nueva oportunidad para la asistencia primaria

Gracias a los fondos aprobados por la Unión Europea para superar el impacto del Covid-19, el Gobierno Central ha anunciado que destinará 12.000 millones de euros a reforzar la sanidad pública, la ciencia y la innovación. El acceso universal a la asistencia sanitaria es un derecho fundamental en nuestro país y, en consecuencia, las actuaciones públicas se orientan a la defensa acérrima de este pilar esencial de protección social.

El Covid-19 ha puesto en jaque el sistema sanitario y ha evidenciado la necesidad de reforzarlo. En particular, los esfuerzos deben orientarse a la asistencia primaria, ya que constituye el primer punto de contacto de la ciudadanía con el sistema de salud. En la asistencia primaria, la actuación de los profesionales se orienta principalmente a medicina preventiva y promoción de la salud. Ahora, además de las atribuciones mencionadas, parece que la asistencia primaria también asumirá la atención permanente de las residencias para gente mayor y la asistencia domiciliaría. La sociedad se encuentra inmersa en un cambio demográfico sostenido, con un paciente que avanza hacia una mayor cronicidad, pluripatología o aumento de la esperanza de vida. La asistencia primaria se convierte en esencial para atender estas nuevas necesidades del sistema sanitario y del propio paciente. En consecuencia, la anunciada dotación de fondos europeos pueden ser una oportunidad para actualizar nuestra salud pública el nuevo envite que la pandemia representa. A la espera de que se concreten las partidas a las cuales se destinarán los fondos, no cabe duda de que la digitalización seguirá siendo uno de los pilares del refuerzo del sistema sanitario y, en consecuencia, una de las principales receptoras de fondos.

Hay que recordar que la transformación digital no es ni un proceso reciente ni tampoco una solución exclusivamente motivada por las estrecheces presupuestarias de los últimos años. Al contrario, desde una perspectiva de incorporación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y de digitalización del sistema, durante los últimos 30 años, la digitalización ha seguido un crecimiento exponencial.

La digitalización arrancó con procesos de carácter eminentemente estructural, como la digitalización de las consultas. Posteriormente, la ciudadanía ha sido testigo de esta digitalización con tres avances de gran calado: la tarjeta sanitaria individual, la historia clínica compartida del paciente y, en última instancia, la receta electrónica. Se trata de tres impactos tangibles que prueban el progreso digital del sistema sanitario de nuestro país. Además de las indudables ventajas de los mencionados avances para profesionales de la salud y pacientes, figuran otras muchas muy llamativas asociadas a la automatización de múltiples actividades y procedimientos- como el control de la tensión arterial, la glucemia o la coagulación, entre otros-, los cuales han encontrado métodos tecnológicos efectivos y generalizables. A pesar de todos estos avances, la necesidad de garantizar la sostenibilidad del conjunto del sistema sociosanitario ha comportado un sesgo importante de la digitalización en favor de los ámbitos de la gestión sanitaria.

En este sentido, existe un alto consenso sobre el papel que los profesionales deben tener en la evolución de las TIC y de la introducción de mejoras, como evitar que los profesionales continúen como meros receptores de una tecnología que determina su trabajo diario y condiciona la información necesaria para la toma de sus decisiones clínicas. Digitalización y desarrollo tecnológico se han erigido en sostén indispensable del sistema sanitario y, en cierta medida, el factor tecnológico ha actuado como catalizador de la modernización de estructuras obsoletas. Desde la perspectiva de la gestión, las aportaciones y ventajas de la digitalización son innumerables y la han convertido en pieza angular de la modernización, eficacia y sostenibilidad del sistema. La transformación digital ha favorecido soluciones para aumentar la eficiencia de los procesos del sistema y la eliminación de procesos de escaso valor añadido.

Es evidente, por lo tanto, que el desarrollo de la sanidad electrónica ha tenido un impacto positivo que ha contribuido a hacer compatible una asistencia pública universal de calidad y la viabilidad económica de la misma. Cabe señalar, por ejemplo, el caso de Cataluña, donde, en marzo de este 2020, La Meva Salut triplicó el ritmo de personas dadas de alta y superó el medio millón de accesos en un solo mes. La transformación digital aparece como una vía para reforzar la capacidad de esta primera línea asistencial. Es más, los profesionales médicos y de enfermería de la asistencia primaria aparecen como los más necesitados de nuevas y mejores herramientas. De esta forma, se lograría una integración efectiva de la tecnología en la relación profesional-paciente.

Los profesionales de la asistencia primaria deben pasar a ser agentes activos, y no meros receptores, de forma que su perspectiva debe ser valorada por las administraciones públicas, los informáticos y los gestores para desarrollar un sistema capaz de introducir la innovación y ofrecer a los ciudadanos servicios acorde con sus expectativas. Así, la innovación contribuirá a reforzar la capacidad de la asistencia primaria.

Los fondos europeos son, por tanto, una oportunidad para incluir a los profesionales de la primera línea sanitaria en el proceso de transformación digital. Los profesionales médicos y de enfermería, pasarían a tener un rol activo en el proceso de digitalización. En este sentido, que una mayoría de profesionales de la asistencia primaria no hayan participado en la transformación digital desde sus inicios y la falta de una formación suficiente en el ámbito de las tecnologías digitales podría explicar, en cierta medida, la pasividad y posibles situaciones de resistencia al cambio en la primera línea asistencial. La pandemia, paradójicamente, puede ser el acicate para que la modernización de nuestro sistema sanitario de un nuevo salto hacia adelante. Si los profesionales de la asistencia primaria, usuarios finales de los avances tecnológicos, pasan a ser un componente activo en la transformación digital, una vez más habrá sido cierta la máxima de que, con cada crisis, hay una nueva oportunidad. Aprovechémosla.