ZeCardio finaliza con éxito una ronda de 800.000 euros

La compañía usará los fondos para demostrar la eficacia de las moléculas que han identificado del pez cebra para luchar contra enfermedades cardiovasculares

ZeClinics Therapeutics es una empresa que da servicio a la industria farmacéutica mediante un modelo animal que usa larvas de pez cebra para desarrollar fármacos que puedan curar o tratar enfermedades humanas. Sus directivos vieron interesante crear una nueva compañía ZeCardio para centrarse exclusivamente en luchar contra las enfermedades cardiovasculares. Hace seis meses, esta compañía nacía y, ahora, cierra con éxito su primera ronda, de 800.000 euros, que les permitirá encarar sus objetivos más inmediatos. “Pensamos en crear una empresa independiente porque tenemos otras necesidades de financiación, tenemos otros ritmos y necesitamos tener una dirección única”, explica Javier Terriente, director científico de ZeClinics y promotor del proyecto ZeCardio. “Podríamos decir que hemos finalizado la ronda con éxito, pero no finalizado porque todavía quedan unos días para cerrarla y todavía se puede invertir porque se puede llegar al 125% del objetivo”, puntualiza Terriente. ZeCardio ha conseguido los 800.000 euros que buscaba y probablemente cierre la ronda con más capital. “Estamos en conversaciones con varios fondos. Cuanto más consigamos, más probabilidades de éxito tenemos”, añade. Los objetivos de esta ronda, según concreta el directivo, son “demostrar la eficacia in vivo de alguna de las moléculas que hemos identificado en el pez cebra y así darnos a conocer entre los inversores y emprender la fase preclínica regulada, que cuesta entre tres y cinco millones”. Asimismo, la compañía hará cinco contrataciones laborales, que se ampliarán cuando, próximamente, hagan otra ronda de financiación.

El objetivo más inmediato de ZeCardio es desarrollar sus tres líneas de investigación en medicina cardiovascular. La primera, según detalla Terriente, es “identificar fármacos que puedan proteger frente a la toxicidad provocada por antitumorales, es decir, soporte oncológico”, mientras que la segunda se centra en “identificar moléculas que ayuden a proteger enfermos con cardiomiopatías genéticas”. La tercera, todavía en estado es muy ambiciosa. “Es muy prometedora, pero hay más riesgo”, admite el directivo. “Queremos usar la capacidad del pez cebra de regenerar tejido cardíaco para identificar moléculas que pudieran tener el mismo efecto en los humanos. Hemos identificado dianas terapéuticas y estamos estudiando qué fármacos actúan ahí”, desgrana Terriente. “Es nuestro niño pequeño”, describe. A partir de ahí, la compañía gana dinero con las licencias de moléculas una vez llegan a la fase clínica dos. “No las llevamos al mercado, sino que hacemos outlicence cuando llegamos al último ciclo y comenzamos otros desarrollos. La empresa gana dinero a través de la licencia de productos”, explica Terriente. “Hemos hecho un estudio muy detallado y vemos que hay una ganancia potencial de 400 millones de euros una vez identificas una molécula. Con nuestras tres líneas de investigación podríamos ganar 1.200 millones de euros”, añade. El proceso consta de un front payment cuando se licencia una molécula, una cifra que ronda los 40 millones, y luego de más pagos si la molécula licenciada pasa fases hasta llegar hasta, aproximadamente, los citados 400 millones. Todo basado en investigaciones sobre las larvas del pez cebra, que permite investigar en animales vertebrados, de homología genética parecida a la humana, y en muchos individuos, pudiendo testar miles de cosas a la vez.