Las telecomunicaciones salen airosas del impacto del Covid-19

Si un sector ha salido airoso del impacto del Covid-19 ha sido el de las telecomunicaciones. No únicamente porque su negocio ha ido al alza por el incremento de la demanda sino porque se han consolidado como un nuevo servicio esencial. La sociedad ha entendido -aquellos que aún no lo habían hecho- que estar conectado, disponer de una buena red de comunicaciones, es valioso, imprescindible en el siglo XXI. Hasta los más reacios se han sumado al uso de cualquier tipo de dispositivo y de conexión para trabajar, comunicarse con la familia, relacionarse con los amigos, para hacer sus compras o para disfrutar de la oferta de ocio y entretenimiento. Aunque pueda sonar inapropiado, el coronavirus ha sido su mejor campaña de difusión.

Las compañías de telecomunicaciones y el nuevo tejido empresarial basado en la conectividad inteligente han sido el salvavidas para que la economía en todos sus ámbitos pudiera desarrollarse durante el confinamiento por el estado de alarma. Las operadoras, en constante reconversión de sus modelos de negocio, deberán sacar rédito de esta revalorización social que han conseguido y tendrán que aportar más valor y más personalizado a sus usuarios. Será así y con la ayuda de una buena gestión de los datos como seguirán siendo relevantes.

No obstante, las Administraciones siguen dando traspiés en esta materia. Ha tenido que ser la irrupción del Covid-19 la que determine a la Generalitat a declarar como obras de emergencia diez proyectos de desarrollo de la red de fibra óptica para que el 84% de la población de Cataluña, 6,4 millones de personas dispongan de una cobertura de calidad, mientras va anunciando que Cataluña forma parte de un proyecto internacional para la construcción de un cable submarino de fibra óptica que interconectará Europa, Asia, Oriente Próximo y África.