El sector servicios prevé una lenta y dolorosa recuperación

El Gremio de Restauración, el Gremio de Hoteles y Barcelona Oberta valoran la conyuntura de sus sectores y analizan cómo será la recuperación y su futuro tras la crisis.

Con la entrada de Barcelona en la fase 1 de la desescalada, toda Catalunya se encuentra ahora en este proceso de paulatina vuelta a la normalidad que el Gobierno central va modelando conforme avanza para, en principio, adaptarse a las condiciones que impone la pandemia. El virus todavía sigue entre la sociedad, pero tras dos meses de confinamiento, parece que todos los sectores empiezan a trabajar con la esperanza de recuperar la normalidad lo más rápido posible. No obstante, no todos lo conseguirán pronto, porque dependen de las condiciones que deje el Covid-19 y de cómo evolucione la pandemia. Entre los sectores más afectados, hay tres muy importantes por su contribución económica y nivel de empleo: la restauración, el hotelero y el comercio.

Después de que la Ciudad Condal alcanzara la primera fase de la desescalada bajo ciertas condiciones, ya hay establecimientos de los tres sectores que pueden abrir. Sin embargo, el contexto actual dista mucho de ser ideal. “Nos encontramos aún con un sector mayoritariamente cerrado”, lamenta Roger Pallarols, presidente del Gremio de Restauración de Barcelona, que no ve todavía motivos para el optimismo. “Tendremos que esperar a la fase 2 para esperar una apertura generalizada de establecimientos. Piensa que Barcelona tiene un parque de terrazas pobre, con un 72% de los locales con cuatro mesas o menos. “Con la reducción de espacio marcado por la fase 1 no se consiguen unos ingresos mínimos para abrir”, añade. Peor es el escenario del sector hotelero. “Estamos mal ahora. Hemos podido empezar a abrir hoteles, pero estas semanas solo abrirán unos 40 de los aproximadamente 430 de Barcelona. Hasta que no haya movilidad total en España y las fronteras abran en julio no tendremos la posibilidad de alojar gente”, admite Manel Casals, director general del Gremio de Hoteles de Barcelona. “Después faltará la confianza. Hasta septiembre u octubre no empezaremos a notar los primeros turistas”, apunta. Tampoco es halagüeña la situación de los comercios. “La gran mayoría del retail sigue cerrado y los ejes comerciales también. Estamos en un nivel de actividad bajísimo en todo lo que es el comercio de centro ciudad”, explica Gabriel Jené, presidente de Barcelona Oberta.

La restauración fija el objetivo en Semana Santa

Según cifras aportadas por el Gremio de Restauración, durante la fase 1 solo pretenden abrir uno de cada tres locales con terraza, lo que provoca que apenas reanude la actividad el 20% del sector. “Han puesto la terraza los que hacían take away, que esas dos o tres mesas les puede suponer un incremento de ingresos, y luego los pocos locales con terrazas más generosas”, detalla Pallarols, que apunta que solo 107 locales de Barcelona, de casi 6.000, cuentan con terrazas de 12 mesas o más. Pallarols considera que la apertura total no se producirá, como mínimo, hasta la fase 3, “cuando el aforo interior aumente”, aunque confía que se dará “una apertura generalizada” en la fase 2. Con todo, cree que la recuperación será lenta. “La temporada de verano no se salvará. Es positivo el mensaje de Sánchez de invitar a venir a los turistas, pero la crisis va más allá. Dependemos mucho del consumo exterior. Creemos que las cifras no serán las correctas hasta la Semana Santa de 2021”, dice. Aunque el presidente del gremio confirma, esperanzado, que “se empieza a ver la luz al final del túnel” y recuerda que “hay muchos locales que están en riesgo de desaparecer”. En ese sentido, Pallarols cifra en uno de cada cuatro locales los que no abrirán nunca más y lamenta que se trata de “un cálculo haciéndolo bien”. El presidente del gremio se refiere a “hacerlo bien” a que Barcelona otorgue la mayoría de licencias pedidas para extender el espacio de las terrazas, y mantenga esta medida conforme avance la desescalada; y a que el Gobierno central resuelva problemas como el de los Ertes o los alquileres. Pallarols considera que “no puede ser que el Estado obligue en mayo a asumir parte de las cuotas de la Seguridad Social”. Además, cree que “los Ertes finalicen el 30 de junio no responde a las necesidades reales de la restauración”. En cuanto a los alquileres, considera el decreto del Estado “surrealista” y afirma que el Gobierno “ha decidido proteger los intereses del sector inmobiliario y no hacerlo partícipe de la parte de responsabilidad que también tiene”. “Este 25% de locales que ya no abrirán es arreglándolo todo. Si no, este porcentaje será mucho más dramático”.

Hoteles y comercio, necesidades parecidas

Aunque cada sector tiene sus necesidades particulares, todas van en la misma línea. La coyuntura actual de la actividad hotelera es de incertidumbre total. Manel Casals apunta a otoño como un momento en el que se empezará a recuperar la situación cuando los turistas vengan en más número. “Damos por perdida la campaña de verano. Nuestro punto de mira es a partir del otoño con la esperanza de tenerlo todo abierto a finales de año”, expone. Pese a que a partir de julio, según Pedro Sánchez, ya podrán entrar turistas extranjeros, desde el Gremio de Hoteles tienen claro que el viajero deberá recuperar primero la confianza y se asegurará de que, cuando venga, disfrute de las mismas experiencias que hubiese encontrado antes del Covid-19.

Como en el caso de la restauración, desde el gremio agradecen las medidas de apoyo tomadas desde las distintas administraciones, pero consideran que se podría hacer más. “Estamos reclamando desde hace tiempo la extensión de los Ertes por fuerza mayor. Esto es muy importante. Sabemos que no tendremos actividad turística, como mínimo, hasta otoño y por tanto nos deberían garantizar que mientras no haya actividad podremos mantener los Ertes por fuerza mayor”, argumenta el director general del gremio. Asimismo, Casals reclama “ayudas en el marco de los alquileres y las hipotecas y un plan de rescate para el sector”. En cuanto al Consistorio barcelonés, su petición más importante es la condonación de los pagos del IAE y el IBI. “Este último sobre todo”, dice Casals. En cuanto a posibles cierres, sus previsiones parecen más optimistas, aunque reconoce que “habrá alguna compañía que no podrá afrontar la situación”.

Por último, desde el comercio, el presidente de Barcelona Oberta, Gabriel Jené se muestra contundente respecto a las medidas que necesita el sector: “Es muy sencillo. No se puede solucionar todo con deuda. La única medida que ha dado el Estado es laboral, con el tema de los Ertes, que es correcta”, pero insuficiente. “La capacidad de los bancos para dar créditos es limitada y tampoco se los dan a las empresas que estén en situaciones difíciles”, añade. No obstante, el problema principal de los créditos es otro. “Es que lo tienes que devolver. Solucionar problemas endeudándote es peor”, explica. Jené considera que la deuda funciona si luego puedes recuperarte, pero tiene claro que “el futuro es incierto y el endeudamiento es perpetuar la situación de crisis de muchas empresas”. ¿Cuál es, entonces, la solución? Jené optaría por “un paquete de medidas reales de ayuda a sectores en peligro de extinción y que antes del coronavirus eran eficientes”. “Si en 2008 salvamos a la banca, que no tengo nada que decir al respecto, creemos que ahora es muy importante rescatar a sectores como el nuestro, el de la restauración y el hotelero. Necesitamos ayudas reales, subsidios..., empezando por los alquileres. Como ha hecho Alemania: dar dinero a cambio de nada”, puntualiza.

Con todo, Jené no se atreve a poner fechas al retorno a la normalidad del comercio en Barcelona. “Hasta que no nos desconfinen más y nos dejen abrir más no podremos. Dependemos de lo que nos dejen hacer y de lo que les dejen hacer a los otros”, argumenta. Además, tiene claro que la ausencia de turistas será una consecuencia “demoledora” del coronavirus. “Tendrá un impacto importante porque gran parte de la riqueza viene de los turistas”, asegura. Para terminar, lanza una cifra demoledora. “Hicimos una encuesta y salía que el 35% de los establecimientos valoraban la posibilidad de no abrir. La situación es muy dramática y pienso que el gobierno no es consciente de ello”, lamenta.