Heura consolida su carne vegetal bajo el paraguas de una propuesta de valor humilde y ambiciosa

El cofundador de Heura explica en qué punto se encuentra su joven empresa, que en solo tres años se posiciona como el motor del cambio de paradigma de la industria cárnica

En la sociedad actual la competitivi dad es la norma. En el ámbito industrial cada vez es más complicado crear una empresa y establecerse antes de que un gigante la engulla o reinterprete su idea para hacerla insignificante. Sobre todo en el sector tecnológico, aunque ocurre con todos, solo aquellos proyectos diferenciales con una propuesta de valor sólida y ambiciosa centrada en cubrir las nuevas necesidades de la población sobreviven. Heura, en el sector de la alimentación, aunque con un alto componente tecnológico, trabaja con la misión de sacar a los animales de la ecuación de la producción de carne y lo hace con una filosofía que reniega de los beneficios en favor de la cooperación y de la humanidad. Bernat Añaños, cofundador de Heura, explica que “la compañía es una misión convertida en empresa. No nos gustan las consecuencias que tienen los animales en la salud, en los propios animales ni en el planeta, pero no queremos dejar de disfrutar de una buena barbacoa”. Heura busca no renegar de la carne, sino evolucionar hacia la carne a partir de proteína vegetal, una solución más sana, más respetuosa con el medioambiente y con los animales. Añaños lo compara con la movilidad. “Hace años se pasó del caballo al coche cuando el automóvil bajó de precio y se posicionó como una mejor solución. En el futuro, los coches eléctricos sustituirán a los coches para resolver el problema ambiental”, dice antes de admitir que “no nos gusta decir que somos un sustituto, sino un sucesor. Queremos llegar al punto en que tenemos todo lo bueno de la carne, su saber, sus nutrientes, las proteínas... pero sin la repercusión negativa que tiene la carne. Cuando lo consigamos y lo pongamos a un precio similar o más barato que la carne seremos un sucesor”.

Heura se presentó al mercado en 2017, aunque Marc Coloma y Bernat Añaños hacía ya dos años que desarrollaban su producto y recorrían carnicerías para probarlo. “Al principio mi socio y yo íbamos a carnicerías a venderles nuestro producto fingiendo que era pollo. En el momento en que nos dijeron que era muy bueno, decidimos que era el momento de vender el producto”, recuerda Añaños. Así llegó abril de 2017, su llegada al mercado, donde Heura encontró una incipiente interés en sus productos y una demanda que supera la oferta. “Desde entonces hemos crecido y hemos pasado de ser nosotros dos a ser 38 personas y con la perspectiva de multiplicar la plantilla los próximos meses”, dice el cofundador de Heura. Según Bernat Añaños, una de las claves de su éxito es que “las proteínas vegetales que habían entonces no conectaban con la gente. El tofu, el seitán no conseguían entrar en muchas cocinas. Nosotros pusimos en escena un producto que se cocina y se parece a la carne animal y eso ha provocado nuestro crecimiento”. El directivo atribuye a la expansión de la compañía las contrataciones que llevarán a cabo próximamente. En ese sentido, Heura ya está presente en Holanda, Portugal, Andorra, Singapur, Hong Kong, Inlgaterra y Chile, además de en toda España. “Queremos pasar de ser una marca española a ser un marca europea de carne vegetal”, apunta Añaños, que ve en su actividad “una gran oportunidad de cambio” que en un momento u otro deberá dar toda la industria. Heura, que antes del Covid-19 esperaba multiplicar por cuatro sus ingresos este año, aunque finalmente se quedará ligeramente por debajo de este objetivo, ambiciona un futuro donde la proteína vegetal sustituya la animal.

Objetivos antes que beneficios

“No somos una empresa pensada para tener beneficios”, advierte Añaños. “Nosotros queremos reinvertir todo lo que vamos generando para acelerar el cambio y ser un jugador a nivel mundial. En 30 años queremos poder decir orgullosos que fuimos parte del cambio”, añade. En este cambio, defiende Heura, es vital el papel de las grandes empresas cárnicas. “Hasta ahora, y no es ninguna crítica, la industria cárnica ha sido una institución a nivel español y europeo, que recibe ayudas importantes y subvenciones. No queremos que ahora pasen a darnos a nosotros estas ayudas, sino crear una herramienta para las grandes cárnicas para que cambien su modelo de negocio hacia la protenia vegetal y hacer de España un modelo pionero, una potencia mundial. España produce carne de calidad, ahora toca cambiar y que esta transformación no nos coja desprevenidos”, argumenta antes de admitir que, pese a que “hay cambios que parecen imposibles, al final se producen”. “Tenemos que apostar todos para ser los líderes del futuro”. En ese sentido, Añaños sueña que en un futuro a medio plazo Heura “esté rodeada de empresas que tienen esta misma visión, uniendo esfuerzos para acelerar el cambio desde la empatía. La industria tradicional de la carne debe ser parte del cambio en un sistema que no deje a nadie atrás”. Puede parece utópico en la hipercompetitividad reinante, pero Añaños confía en que “haya una nueva ola de líderes y empresas que no se fijen en el yo, sino en el mundo. Tenemos que ser la solución”.-