Grupo Sifu, 27 años luchando por las personas con discapacidad

El Grupo Sifu nació en 1993 con el objetivo de dar oportunidades laborales a personas con discapacidad. 27 años después, cuenta con una plantilla de 5.000 personas, la mayoría de los cuales tiene algún tipo de discapacidad, para llevar a cabo servicios de externalización para otras compañías.

El pasado 3 de diciembre fue el Día Internacional de la Discapacidad, una jornada especial en la que concienciarse sobre las dificultades que sufren las millones de personas que sufren algún tipo de discapacidad en todo el mundo. Establecido en 1992 para promover los derechos y el bienestar de las personas con discapacidades en todos los ámbitos de la sociedad y el desarrollo, este día busca facilitar el trabajo de empresas como el Grupo Sifu, que desde hace décadas luchan por los derechos de este colectivo y por facilitarles el acceso a la educación y el trabajo. El Grupo Sifu nació en 1993 de la mano de Alberto Campabadal con el objetivo de ampliar el campo de contratación laboral para este colectivo a través de la localización de conjuntos de viviendas que quisieran externalizar sus servicios para dedicarse al core de su negocio para ofrecerles su personal y su gestión. “Somos la empresa privada que contrata a más personas con discapacidad en España”, expone Cristian Rovira, vicepresidente del Grupo Sifu. El principal activo del grupo es el Centro Especial de Empleo (CEE), líder en la prestación de Facility Services. El CEE ha evolucionado desde su primer cometido a una solución completa para todas aquellas compañías que quieran externalizar sus servicios. “Tenemos casi 5.000 trabajadores, el 89% de los cuales tienen algún tipo de discapacidad. El 30% son personas con grandes discapacidades”, explica Rovira, que detalla que “no somos una ETT, hacemos servicios con personas con discapacidad para las empresas que quieran externalizar su servicio, ya sea jardinería, consejería, reposición... Nosotros asumimos estos trabajos con personas con discapacidad”.

El papel de empresas como el Grupo Sifu, o por ejemplo, La Fageda -ver número de noviembre-, es que no solo luchan por dar trabajo a personas con discapacidad, sino que velan por garantizar sus derechos. “Cuando se habla del concepto de discapacidad piensan en trabajos de poca calidad, pero nosotros reenfocamos el tema. No queremos que nos compren por servicios sociales, sino por la calidad, la profesionalidad y el precio. Enfocamos muy bien a estas personas porque hay cosas que pueden hacer y las hacen muy bien” dice Rovira. “La diferencia de lo que era hasta ahora el sector es que antes era muy social, enfocado en la discapacidad. Nosotros nos enfocamos en la capacidad de estas personas”, añade. Sifu trabaja con esta misión y tras superar como pudo la crisis de 2008 y tras unos años de mejora llegó el Covid-19. “Las personas con discapacidad tienen el doble de paro que las que no tienen discapacidad. Cuando llegó el Covid-19 el impacto fue duro”, recuerda Rovira. La diferencia en este caso es que las autoridades mandaron a los grupos de riesgo quedarse en casa y las personas con discapacidad debían quedarse en casa por lo que muchas perdieron su trabajo o, los trabajadores de Sifu, debían permanecer en sus hogares, algo fatal teniendo en cuenta que, como explica Rovira, “estas personas tienen necesidades de atención, seguimiento y de asistencia diaria”.

Esfuerzo, educación y evolución

Al Grupo Sifu el Covid-19 le afectó en forma de los Ertes que presentaban sus clientes, dejando en ocasiones de contratar sus servicios para poder subsistir. Aun así, Rovira quiere recordar y poner en valor que “muchas personas con discapacidad dieron la cara día a día durante la pandemia. Como externalizador de servicios realizamos tareas como la limpieza de hospitales o de reposición de productos y en los peores momentos estuvieron ahí reforzando hospitales y reponiendo en primer línea”. “Hay que protegerlos pero han dado la cara por todos, han demostrado que pueden trabajar y que lo pueden hacer muy bien”, recuerda.

Según Rovira, la perspectiva de futuro es moderadamente optimista. “En épocas de crisis hay más tendencia a la subcontratación porque las empresas son más proclives a externalizar. Esto nos puede ayudar”, reconoce. Para el directivo de Sifu, además, con el tiempo se ha evolucionado y las tareas llevadas a cabo por personas con discapacidad están cada vez más normalizadas y además hay una ley que obliga a las empresas de más de 50 empleados a que el 2% de su plantilla sean personas con discapacidad. Esta ley de los 80 es positiva para el colectivo, pero Rovira insta al Gobierno a “poner medios para cumplirla. Reclamamos que la administración que pone una ley también debe poner los medios para que se cumpla porque esta no se cumple”. Así como hay muchas empresas que sí lo hacen, otras muchas no. Sifu seguirá con su cometido cueste lo que cueste, aunque desde la compañía reclaman más facilidades para llevar a cabo su misión sin las trabas impuestas por lo legal y por lo moral. “Tenemos que tener más certificados de lo normal y solo por trabajar con personas con discapacidad tenemos una desventaja, porque siempre tenemos que demostrar que lo que decimos que podemos hacer, lo hacemos bien. Una vez superada esta barrera, es cierto que la posibilidad de que nos reclamen para otros trabajos sube”, dice Rovira, que se alegra de que “cada vez haya más empresas que cumplen sus obligaciones para con las personas con discapacidad por convicción, no por obligación”.

A este punto, en el que todavía queda mucho por avanzar, se ha llegado desde un pasado que ahora, contado, resulta aterrador. “Ahora son personas con discapacidad pero hace décadas los llamaba tullidos, inútiles, tarados... Después pasamos al minusválido y ahora al discapacitado. Esto quiere decir que ahora tienen una educación inclusiva, pero que antes no podían ir a la escuela, por lo que no podían formarse y hacer servicios con mayor capacidad, eran servicios de poco valor añadido”, reflexiona Rovira. “Nuestros trabajos son de bajo valor añadido porque muchos trabajadores no pudieron ir a la escuela por eso, pero cada vez avanzamos más y podemos acoger personas más capacitadas que desempeñas servicios valiosos y de calidad”. La sociedad avanza gracias a empresas como Sifu.