El ‘Black Friday’, ¿para grandes y pequeños?

Acabamos de cerrar noviembre, el mes en el que habitualmente el comercio daba el pistoletazo de salida a la campaña de Navidad, esa que a la mayoría de los establecimientos proporciona el 30% de sus ingresos anuales. Pero este año la pandemia se ha inmiscuido en sus negocios, los ha alterado, modificado y tensionado al límite. Y el retail ha tenido que acelerar su proceso de digitalización. La transformación hacia años que les apremiaba porque el consumidor ha modificado sus hábitos de compra. El online ya no es una opción más, para algunos es una necesidad que esperan encontrar en todo tipo de oferta.Y ahí las grandes cadenas lo han tenido más fácil y el pequeño comercio, un poco a remolque, se ha ido sumando al carro. Y se adhiere a lo que sea necesario, como el Black Friday. Pero con recelos que luego las cifras constatan: el consumidor no siempre busca en la tienda de barrio la mejor promoción, pero sí mejor oferta y servicio.

Antes del inicio de la campaña con aires americanos, los gremios de Barcelona advertían a los comerciantes que no ajustaran márgenes más allá de un 15% a la hora de planificar sus ofertas. ¡Qué gran acierto! Un estudio de la OCU analizó 28.000 precios de más de 1.200 productos desde la semana anterior al Black Friday y los repasó durante los días de la campaña -porque en España todo es a lo grande, las promociones no son un ‘viernes negro’, sino toda una semana-.El resultado: tres de cada diez productos había incrementado su precio una media del 2,6% antes de promocionarlos. Con aumentos de entre el 2% y el 6% en las grandes tiendas online. También daba nombres de los establecimientos que habían jugado limpio y sus descuentos eran reales y de aproximadamente un 6%. ¿Y saben a quiénes correspondían? Al comercio y cadenas de barrio, de pequeña y mediana dimensión. Las que, si se es un asiduo cliente, uno se dirige al dependiente por su nombre de pila, pero si se prefiere, también venden online.